Flor de Daphne

CAPÍTULO 30

Ethan se dirigía al lugar acordado por Daphne para encontrarse, se sentía raro estar afuera en su día libre, no tenía muchos días libre era unos dos o tres días al mes, un domingo cada dos semanas. No se quejaba de ello, el trabajo lo mantenía ocupado, además recibía un buen sueldo, no era una fortuna, pero tampoco era poco.

No le agradaban esos domingos en que el restaurante estaba cerrado, en esos días sólo se quedaba encerrado en su departamento. Sin embargo, en este día había acordado con Daphne salir; ella lo había citado, le había dicho que la esperara en este lugar.

Hacía más de una semana que habían comenzado esta relación, no habían salido mucho como la chica esperaba, después del funeral del hermano de Gina sólo habían salido tres veces. En una ocasión a cenar, otra tarde sólo habían ido al cine y en otra noche se habían reunido en una cafetería para comer postres, en otros días hablaban un poco cuando ella iba al restaurante y por teléfono más tarde, como solía ser, ella era la que más hablaba, sin embargo, sin importar lo que ella tuviese para contarle, ya fuera sobre un accidente con el tinte en el salón, un niño problemático al que tuvo que cortarle el pelo o una clienta muy molesta, él la escuchaba con todo gusto, le agradaba demasiado escuchar su voz.

En este momento se hallaba cerca del centro de la ciudad, esperaba recargado junto a la entrada de una tienda de zapatos, dos locales más adelante se hallaba el salón en el que Daphne trabajaba, sin embargo, la chica no se hallaba ahí, al parecer ella también tenía este día libre. Daphne le había dicho que la esperara fuera del salón, sin embargo, él se había mantenido un poco alejado, no sabía si Jannette y Alice también tenían este día libre, pero de no ser así y ellas lo vieran, se vería forzado a hablar con ellas, no era que le desagradaran, simplemente le resultaría raro hablar con ellas sin tener a Daphne como intermediaria, definitivamente no era bueno para hablar con gente a la que conocía muy poco.

—Ethan —escuchó de pronto la voz de Daphne, la chica se acercó a él con una sonrisa, él también sonrió al verla—. Disculpa la tardanza, mi abuela me pidió esmaltarle las uñas, y no puedo negarle nada.

—Descuida —le restó importancia el chico—. ¿Qué tenías planeado para hoy?

La chica se acercó a él para enganchar sus brazos como solía hacer.

—Quería llevarte a un lugar especial, pero primero tenemos que hacer una parada —tiró de él y caminaron entre las calles hasta llegar a una panadería.

—¿Esta es la panadería de tu abuela? —preguntó el chico, recordando que habían mencionado algo sobre este negocio en aquella cena a la que lo habían invitado.

—Es una, la otra está al otro lado de la ciudad.

Entraron al lugar, había una chica detrás del mostrador de la tienda.

—Buenos días, Wendy —saludó Daphne a la chica al acercarse al mostrador.

—Buenos días, Daphne —saludó amablemente la chica.

—Tienes lo que te pedí —preguntó Daphne.

—Sí —dijo la chica buscando algo detrás debajo del mostrador, de este sacó una caja. Ethan la reconoció inmediatamente, en una de esas Daphne le había entregado los cupcakes en aquella ocasión.

—Gracias —Daphne tomó la caja, pagó los postres y ambos salieron del lugar.

—¿Cupcakes? —dijo el chico.

—Sí, sólo un pequeño aperitivo.

—¿Tienes que pagar por los productos de la panadería aunque tu abuela y tu tía sean las dueñas? —inquirió Ethan un poco extrañado.

—Sí, o bueno... no realmente. Mi tía dijo que si deseaba algo de la panadería podía simplemente ir y tomarlo, pero me sentiría rara de ir y tomar lo que quiera como si nada, así que prefiero pagar.

—El dinero va hacia ellas y tú vives con ellas, así que va también hacia ti. No me hace mucho sentido —insistió el chico.

—Manejo mi propio dinero, y prefiero pagar, más que porque deba hacerlo porque quiero hacerlo; por comodidad para mí —replicó Daphne.

Ethan sonrió por esa pequeña discusión, Daphne también sonrió. Caminaron hasta la calle principal y tomaron el autobús hasta un lugar cerca de los límites de la ciudad, Daphne aún no le había dicho a dónde quería que fueran, sólo decía que quería mostrarle un lugar. Caminaron hacia una zona un poco boscosa.

—¿Es aquí? —preguntó extrañado Ethan.

—Sí, por allá arriba —señaló hacia un camino que dirigía más arriba hacia las rocas en donde aún más arriba sólo veía árboles.

A pesar de lo irregular del terreno no tuvieron mucho problema para subir. Al estar finalmente arriba, Ethan pudo ver lo que Daphne quería mostrarle, en sí, este límite de la ciudad se hallaba en una zona elevada, pero desde aquí podía tener la vista completa de la ciudad. No había comparación con la vista que tenía desde la azotea de su departamento, debía ser un gran espectáculo de noche.

—Es una gran vista ¿no? —dijo Daphne admirando la expresión en el rostro de Ethan.

—Sí, realmente lo es —admitió el chico sin despegar sus ojos del panorama.

Daphne se acercó al pequeño acantilado por el que habían subido y se sentó a la sombra del árbol que estaba casi al borde, Ethan fue junto a ella.

—No conocía este lugar —dijo Ethan observando como Daphne abría la caja de cupcakes para después ofrecerle uno.

Todas sus citas habían sido en lugares escogidos por Daphne, él era quien había vivido en esta ciudad por cuatro años, pero Daphne con sólo un par de meses parecía ya conocer mejor esta ciudad.

—¿Cómo descubriste este lugar? —preguntó Ethan antes de dar una mordida a su cupcake.

—Bueno... Alice quiso emparejarme con un amigo de Danny cuando recién comenzaba en el salón —Ethan escucho atentamente eso—, me llevó cenar y después me trajo aquí.

—¿Ah sí?... —expresó Ethan un poco incómodo al imaginarse a Daphne en una cita con otro chico.

—No fue muy romántico en realidad —agregó la chica—, cuando subimos ya había aquí una pareja en “asuntos” románticos, así que nos fuimos casi de inmediato —rio divertida por eso—. No congeniamos mucho, así que no salimos otra vez.




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