Flor de Daphne

CAPÍTULO 35

No quería que su tía viera el golpe en su mejilla, así que evitaría encontrarse cara a cara con ella hasta que pudiera cubrirse el moretón, no había tenido tiempo de hacerlo antes de partir al salón debido a que ya era algo tarde, se había cambiado rápido de ropa en casa y había ido a trabajar, sabía que ninguna de los dos estaría en esas horas, ya que durante el día solían salir a caminar, así que no había tenido que preocuparse porque lo vieran. Ya había tenido que enfrentarse a el interrogatorio de sus amigas por el golpe, algo le decía que si su tía lo viera, pasaría lo mismo.

Alice y Jannette no estaban enteradas de la situación por la que había pasado con su anterior novio, y aun así, habían relacionado el golpe con Ethan, su tía sí estaba al tanto de todo, Daphne estaba segura de que si ella veía el golpe inmediatamente imaginaría lo mismo que sus amigas.

Sigilosamente, entró en casa, sin avisar en voz alta que había llegado como le era costumbre. Sintió el olor que provenía de la cocina, su tía ya debía estar preparando la cena. Daphne cruzo la entrada y la sala, queriendo llegar rápidamente a su habitación, sin embargo, al llegar al primer segundo escalón de las escaleras que llevaban al segundo piso, la voz de su tía la hizo detenerse abruptamente, maldijo por lo bajo, en verdad que no quería que viera el golpe.

—Al fin te veo —le reprendió su tía. Daphne se dio ligeramente la vuelta para que no pudiera ver su mejilla, de esta manera apenas Angelique podía ver su rostro—. Si querías quedarte toda la noche con Ethan, no tenías que mentirme diciendo que sólo le llevarías medicamentos y comida, prefiero que me digas la verdad. No era como que fuera a prohibírtelo; o como que pudiera prohibírtelo.

—No tenía planeado quedarme —replicó inmediatamente la chica—, sólo lo hice porque sentí que su fiebre no bajaba y no quería dejarlo sólo—, aseguró. No quería perder el tiempo así que se apresuró a subir, sin embargo, su tía volvió a detenerla.

—Insisto, no tienes por qué mentirme. Prefiero que tengas la confianza de contarme las cosas —la mujer se acercó a ella—. No soy tan conservadora como Meredith. A diferencia de tu madre, entiendo que ya no eres una niña.

—No pasó nada anoch... —quería replicar, pero por el momento, prefirió ceder—. Está bien, no te mentiré.

Satisfecha con la respuesta Angelique se marchó hacia la cocina.

Subió unos cuantos escalones más cuando de pronto de entre los pasillos su abuela surgió. Al verla ralentizó su paso y rogó mentalmente que no se fijara en su rostro, pero, por supuesto inmediatamente notó el moretón.

—Mary —la llamó inquieta al notarlo—, ¿qué te pasó?

Al escuchar esto su tía regresó inmediatamente. Al escucharla subir las escaleras hacia ella, Daphne se sintió acorralada.

—No es nada, abuela —trató de restarle importancia cuando tuvo también Angelique al frente—, sólo un pequeño accidente.

—¿Cómo te hiciste eso? —cuestionó su tía, dándose cuenta de que ella había evitado darle la cara mientras hablaban.

—Me golpeé con... una puerta —la chica cayó en que Alice tenía razón, eso se oía como una mala justificación—. No fue nada.

—Te golpeaste con una puerta... —repitió Angelique mirándola poco convencida y con un atisbo de preocupación.

—Sí, con la puerta del armario de Ethan —insistió.

—¿Estás segura de que eso no te lo hizo alguien? —justo lo que Daphne temía. Angelique no quería decir el nombre, pero era claro a quién se refería.

—¿Qué te ocurrió, Mary? —preguntó de nuevo su abuela, observándola con escrutinio.

—¿Ethan lo hizo? —finalmente dijo Angelique— ¿Te golpeó?

—¡No! —lo negó de inmediato, sintiéndose furiosa por tener que enfrentarse de nuevo a esto—. Ya se los dije, me golpeé yo por accidente.

No iba admitir que Ethan sí lo había causado, prefería no darle a su tía más material.

—Daphne —le habló Angelique, la miró preocupada y tal vez algo decepcionada—, ¿después de lo que pasaste vas a volver a encubrir una situación así?

Cuando su tía dijo eso, la chica volteó alarmada hacia su abuela, no quería que ella se enterara de todo lo que había pasado con su anterior novio. Sin embargo, la extrañó ver que la mujer no se había inmutado por lo que su hija había dicho.

—Mamá está enterada de lo de tu exnovio, Daphne —dijo Angelique al notar su actitud.

La chica se sintió avergonzada, no quería que su abuela supiera eso, se sintió muy tonta por creer que su madre no les habría contado a ambas, o incluso aunque sólo le hubiera contado a su tía, claro que ella se lo habría comunicado a su abuela.

—Dinos la verdad, Mary —suplicó Giselle. Daphne bajó la mirada llenándose de una mezcla de vergüenza y fastidio.

—Esa es la verdad —masculló volviendo la mirada a su tía—. Ethan no me hizo daño —claramente ella no estaba convencida.

—Daphne...  —escuchar el reprobatorio tono de voz de Angelique la hizo hartarse.

—¡¿Por qué nadie puede creer en mí?! —gritó de pronto.

—Sólo nos preocupamos por ti, Mary —dijo su abuela, un poco sorprendida por su reacción, nunca habían tenido nada parecido a una discusión con ella.

—¡No tienen que preocuparse por eso! ¡No necesito que...! —se detuvo abruptamente, no quería continuar con eso; no deseaba arruinar la paz de este hogar—. No, no voy a discutir con ustedes.

Sin decir una palabra más, se abrió paso entre ellas y se dirigió a su habitación. Se dejó caer en su cama, sintiéndose muy acomplejada, un pequeño incidente como este, y tanto su tía como su abuela ya estaban creyendo que estaba cometiendo los mismos errores del pasado. Tal vez no debió huir de la discusión, y debió tratar de convencerlas de que nada malo había pasado con Ethan, pero al sentir esa furia creciendo en su pecho mientras escuchaba sus insistencias, vinieron a su mente aquellas discusiones con su madre, no quería pasar por lo mismo con ellas.




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