Flor de Daphne

CAPÍTULO 36

—Entonces —habló Gina mientras aún caminaban—, ¿lo harás? Se te irá el tiempo si no te movilizas rápido.

Ethan suspiró con un dejo de fastidio.

—Lo pensaré —aseguró para dar por terminada la conversación. Sin embargo, su respuesta sólo hizo que Gina tuviera la impresión de que al final no lo haría.

—Si no quieres escucharme a mí, al menos escucha a tu novia —insistió la chica.

Escucharla nombrar a Daphne como su novia con tanta ligereza, le dio a Ethan la sensación de que ella estaba aceptando esa relación, o al menos se esforzaba en hacerlo.

—¿Lo apruebas? —cuestionó el chico—, mi relación con Daphne —aclaró.

Gina sonrió ligeramente, significaba algo para ella que su opinión al respecto de esa relación le fuera importante.

—¿Te importa mi aprobación? —lo provocó, él no dijo nada—. No lo apruebo, pero no es como quiera prohibirte que salgas con ella, o que pueda prohibírtelo, o como si quiera fueras a escucharme.

Gina tenía una ligera idea de que no fuera necesariamente su aprobación lo que necesitara, tal vez sólo necesitaba que alguien que supiera de Ellie lo aprobara, para tener la constancia o la validación de que no estaba haciendo algo incorrecto al estar con Daphne. Si fuera así, con más razón no le daría su aprobación, tal vez en algún momento por sí mismo aceptaría que no era correcto y terminaría la relación. Por ahora, prefería sólo dejarlo fluir.

—Ella... —habló Ethan la cabo de unos segundos— me hizo donar las cosas de Ellie.

Gina detuvo el paso, Ethan la miró, ella se veía sorprendida, casi atónita.

—¿Sabe de Ellie? —cuestionó Gina.

—Sabe que tuve una novia llamada Ellie, y que vivía conmigo.

Gina se sintió muy sorprendida de que él hubiese tocado mínimamente el tema de Ellie con Daphne, y se sorprendió aún más al caer en cuenta de que Ethan se había deshecho de las cosas de Ellie por petición de Daphne.

—¿Te deshiciste de las cosas de Ellie? —Ethan asintió— ¿Porque ella te lo pidió?

—Algo así —contestó dudoso el chico.

—¿Cómo es que eso pasó?

—Ella... vio las cosas de Ellie en mi armario. Me pidió explicaciones y... después sugirió que debía hacerlo —Gina lo observó aún sorprendido. ¿Tanto era su deseo por complacer a Daphne?

—Y tú la obedeciste —susurró Gina de manera casi inaudible.

—Me da algo de... pesar haber sacado casi todas sus cosas, pero no creo que haya hecho algo malo —murmuró Ethan.

Gina vio el pesar en su mirada. Prácticamente habían pasado ya dos años desde la muerte de Ellie, pero claramente él aún no estaba listo para deshacerse de sus cosas, y en su opinión no tenía por qué estarlo algún día, no tenía por qué deshacerse de ninguno de sus objetos personales si no quería hacerlo. Tal vez ella lo creyera de esta manera porque ella aún conservaba todo lo que su hermano había dejado antes de irse, desde ropa hasta juguetes de su infancia, todo estaba en un almacén que había visitado por última vez el día después del funeral, y realmente por su mente jamás había pasado la idea de deshacerse de cualquiera de sus cosas.

—No —habló Gina, Ethan la miró, ella sonrió conciliadoramente—, por supuesto que no hiciste nada malo.

—¿Qué hacía ella hurgando tu armario? —preguntó extrañada.

—Ella quiso organizar mi ropa ahí, mientras limpiábamos el departamento. Básicamente ella me obligó a limpiar el departamento.

—¿En serio? —sonrió divertida, tratando de aligerar el ambiente— Ya era hora de que hicieras aseo en ese lugar.

Él sonrió ligeramente y se dio la vuelta para continuar caminando. Gina también avanzó.

—Me gustaría ver qué tal quedó el lugar —dijo la chica—. ¿Puedo echar un vistazo?

—No —negó de inmediato Ethan.

—Oh, vamos. Sólo quiero ver que tan decente quedó el lugar —insistió—. Déjame echar un vistazo y te invitaré a cenar, es más cocinaré para ti —rogó—. ¿Puedo?

Al llegar al cruce en el que sus caminos se separaban, Ethan habló:

—¿En serio quieres ver eso? —renegó el chico. Gina asintió, Ethan suspiró fastidiado— Bien.

En cuanto lo dijo Gina pasó la calle y siguió el camino hacia el edificio del chico.

Notó la diferencia en cuanto Ethan abrió la puerta, la sala se veía más limpia, no había basura en el suelo y se notaba que habían sacudido. Su pequeña cocina estaba bien ordenada.

—Se nota el cambio —comentó Gina dejando su bolso sobre el sofá para con toda libertad dirigirse a su habitación. Ethan la siguió—. Pero tu ropa aún sigue ahí —comentó mirando hacia la esquina.

—Oye... —la llamó Ethan al verla abrir el armario, dio apenas un paso a ella antes de detenerse y desviar la mirada para no ver ese lugar vacío.

—Ya no están... —murmuró Gina observando el lugar prácticamente vacío. Se inclinó a tomar la caja en una esquina del armario y se sentó en el borde de la cama, la abrió y observó las alhajas de Ellie—. Yo le regalé esto.

Al escuchar eso Ethan dirigió la mirada hacia ella, la vio con la caja abierta sobre sus piernas y tomando de ésta un collar que seguía en la pequeña caja forrada con terciopelo en que ella se lo había entregado.

—Fue en su primer cumpleaños después de conocerla —comentó Gina con una ligera sonrisa—. Supongo que no le gustó, se nota que jamás lo sacó del estuche.

—Nunca usó ninguna de esas cosas, si acaso las usaba unas horas desde que se las compraba y después las guardaba. Le encantaban las alhajas, aunque sólo fueran cristal cortado y metales bañados. Creo que amaba más mirarlas que usarlas —comentó Ethan con una nostálgica sonrisa—. Usó un día ese collar, justo después de su cumpleaños, y después lo guardó cuidadosamente.

Gina seguía observando el collar lo dejó en su lugar y siguió hurgando. Ethan no quería molestarse con Gina, pero no le agradó mucho la confianza con que hurgaba en ese joyero.

—Esto es lindo —dijo elevando un curioso anillo plateado que tenía una flor de cuatro pétalos también plateada con unas pequeñas piedras en medio.




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