Los cuatro regresaron a la sala de espera, ninguno deseaba salir de la habitación de Ethan, pero no les permitieron quedarse mucho tiempo más, así que después de dar a la doctora los datos personales que necesitaba sobre el paciente, tuvieron que volver a la sala.
—No entiendo qué ocurrió —dijo Daphne.
—Vino a buscarlo —aseguró Gina, aún con lágrimas en sus ojos—, ¿qué más podría ser?
—¿En qué estaba pensando? —dijo esta vez Brandon.
—Ese hombre... —habló Ben—, estaba con él en el auto. ¿Acaso murió?
—Disculpen —escucharon a un policía que se acercaba a ellos—. Ustedes son amigos del chico que estuvo en el accidente ¿no? —todos asintieron—. Quisiera hacerles algunas preguntas.
Todos se sintieron nerviosos. Sabían que Ethan tenía sus razones para hacerle daño a ese tipo, pero había incurrido en un delito.
—¿Cuál es el nombre del chico? —cuestionó.
—Ethan Rain —contestó Gina.
—¿Qué relación tenían con él?
—Somos amigos suyos, y compañeros de trabajo —contestó Ben.
—Su exnovia —contestó Daphne. Llamando la atención de los demás chicos. No estaban seguros de en qué términos estaba la relación de esos dos.
—¿Qué relación tenían ustedes o él con Mark Burnett?
—Ninguna —contestó de inmediato Gina—. No lo conocíamos —no era una mentira.
—Mark Burnett asegura que este chico, Ethan Rain, lo amenazó con un cuchillo, lo golpeó y lo secuestró con el propósito de matarlo —explicó. Todos intercambiaron miradas, sorprendidos. Habían hablado con Mark Burnett.
—¿Qué? —expresó Daphne.
—El taxi en el que cayeron al barranco era de Mark, pero el chico estaba en el asiento del conduc...
—¡¿Mark Burnett está vivo?! —gritó Daphne, no pudo ocultar su molestia. Su reacción llamó la atención del oficial— ¿Y está consciente? —preguntó indignada.
—Resultó mucho más librado en el accidente, pudo ponerse el cinturón de seguridad y tuvo mucha suerte —explicó el hombre—. Veo que usted sí lo conocía. Habla como si deseara que hubiera muerto.
—Sé quién es. Merecía eso —masculló.
—Daphne —la reprendió Gina. No debería decir cosas así frente a un oficial de policía. Daphne miró a la chica, dolida y furiosa.
—Ese hombre está vivo; está consciente, incluso puede hablar. Mientras que Ethan... —su voz se cortó, las lágrimas volvieron a desbordarse. Ethan había hecho esto para dañar a ese hombre, pero él, aparentemente, estaba bien, mientras que Ethan estaba luchando por su vida.
—¿Por qué cree que Mark merecía morir?, ¿justifica las acciones de su exnovio?
—Entiendo por qué lo hizo —afirmó la chica—. Mark Burnett es un criminal, es un violador; un pedófilo.
—Daphne —Gina se acercó a ella colocando una mano sobre su hombro, tratando de tranquilizarla.
—Quisiera hablar con usted a solas —dijo el policía—, ¿podría acompañarnos a la comisaría?
—No pienso moverme de aquí —se negó la chica, tratando de calmarse y limpiando sus lágrimas.
—Bien, sólo acompáñeme al pasillo —pidió. A Daphne no le quedó más que aceptar.
—¿De dónde viene la idea de que Mark Burnett es un violador? —Daphne tomó aire para hablar.
—Hace unos años Ethan salió con una chica, Ellie Burnett, creo que antes fue Ellie Flint, hasta que su madre se casó con Mark. Él abuso de ella cuando tenía trece años. Ella terminó huyendo de casa —explicó. El oficial se vio analítico.
—Y esta chica, Ellie, ¿cree que quiera hablar con nosotros sobre esto?
—Eh... no. Ella falleció hace dos años.
—¿Usted la conoció? —cuestionó.
—No... Ethan la conoció. Ella le confesó esto —admitió.
—¿Y tiene pruebas de que eso pasó? —cuestionó, se notaba incrédulo. Daphne sólo negó—. ¿No cree que hay posibilidad de que la chica haya mentido?
—Ella no tenía razones para mentir —replicó de inmediato.
—Pero usted no la conoció, no puede estar segura de ello —Daphne no supo qué decir—. La única certeza aquí es que hay testimonios y pruebas de que el chico fue quien agredió a Mark.
—¿Y ese hombre quiere acusar a Ethan? —expresó indignada.
—El chico está inconsciente y según entiendo está muy delicado. No se tomarán las acciones debidas contra él a menos que logre sobrevivir —escuchar eso, hizo que se le helara de nuevo la sangre—, entonces sería interrogado.
—Él no es un criminal. Mark lo es —insistió la chica.
—Eso es todo por ahora. Probablemente hablemos con usted después —el policía se apartó. Daphne se recargó un momento contra la pared del pasillo.
Todo era demasiado abrumador, se sentía asustada, preocupada. Había una gran pesadez en su pecho. Escuchaba sus latidos resonar en sus oídos, finalmente regresó a la sala con los demás. Se acercaron a ella al verla.
—¿Qué ocurrió? —preguntó Brandon.
—Me preguntó sobre lo que dije de que Mark era un violador. Por supuesto no me creyeron, no tengo pruebas. Están tratando a Ethan como a un criminal; como si Mark fuera la víctima.
Fueron de nuevo a sentarse.
—¿Qué hacemos ahora? —dijo Ben.
—Esperar —habló Brandon.
—¿Esperar qué? —cuestionó Gina.
—A que algo ocurra... sea lo que sea —dijo mostrando un gesto acomplejado—. No podemos hacer más.
Las horas en el hospital pasaron lentamente. No tenían más que quedarse sentados esperando por noticias sobre el estado de Ethan. Cada cierto tiempo no aguantaban la angustia e iban a preguntar sobre el chico, pero la respuesta siempre era la misma. No había cambios.
Mientras la noche avanzaba a mitad de la madrugada cada uno iba cediendo ante el sueño. Daphne trataba de mantenerse dormida, no obstante, terminó también quedándose dormida, siendo la última de ellos.
Unas horas después despertó, vio a los chicos dormidos junto a ella. Gina estaba recargada contra Brandon y este a su vez contra ella, Ben estaba con la cabeza hacia atrás. Vio la hora en su teléfono, eran casi las seis de la mañana. Habían preguntado por Ethan por última vez hace casi cuatro horas y media. Se sintió inquieta, no vio a ninguna enfermera cerca.
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Editado: 02.11.2023