Flor roja
A medida que nos vamos alejando de la capital se va sintiendo el cambio de ambiente, el frío se intensifica y el cielo a azul cálido cambia por un grisáceo, los pinos se empiezan a volver más constantes y una pequeña brisa nos recibe al llegar al pueblo.
Pasamos por la plaza central donde se ubican la alcaldía, el museo, algunas tiendas de ropa y cafeterías. Ha cambiado mucho desde la última vez que vine, tenía unos ocho años o tal vez seis, la verdad no recuerdo mucho de esa vez, solo que ha cambiado. Dejamos la plaza atrás para volver adentrarnos en el bosque, quince minutos de camino por una vía solitaria hasta llegar al hospital psiquiátrico.
Una primera barrera de seguridad nos recibe, piden los respectivos documentos de trabajador, no obstante yo soy nueva, así que solo entrego mi documento de identificación. Pasamos la segunda reja de seguridad, sin ninguna novedad.
La rubia se detiene en la entrada.
-La directora te espera en su oficina - su mirada está fija en algún lado del bosque que cubre al hospital, como si estuviera viendo a alguien - Tus maletas serán dejadas en tu habitación.
Me bajo del auto cuando voltea a verme fatigada por mi presencia.
El auto arranca tomando un camino en la parte de atrás del psiquiátrico que quien sabe a dónde lleve.
Ni se despidió de la muy grosera, acaso no le han enseñado modales.
-Doctora Hall - un hombre con traje de oficial extiende la mano - Acompáñeme por favor.
-Buenas noches- me limito a decir.
El oficial me lleva hasta el tercer piso donde nos detenemos en una amplia sala de muebles verdes y detalles dorados con una amplia pecera que deja ver a otro lado una oficina con una biblioteca muy amplia. El oficial se va dejándome completamente sola. No veo a ningún personal del psiquiátrico, y no es para más, el reloj de la pared ya marca las diez de la noche.
-Mi cielo - la voz cantarina me saca de mis pensamientos.
-Tía clara, nunca cambias, siempre tan hermosa- nos damos el típico abrazo de oso. Muy parecida a mi madre.
-Y cada día más bella. Cómo está mi hermana y sobrina.
-Bien, algo tristes por mi partida - comenzamos a caminar por el desolado pasillo- Pero ellas saben que lo hago para el bienestar de nosotras. Además es una forma de demostrar todo lo aprendido.
-Lo sé mi niña, es difícil que te separes de tu madre y hermana - se detiene para mirarme - cuando me dijeron que necesitaba una psiquiatra para este caso, no dude ni un segundo de ti, ni de tus habilidades mi niña linda. Por eso se que no me voy a arrepentir de haber tomado esta decisión.
Espera un momento, fue mi tía la que me escogió para el trabajo. Ahora sí entiendo por qué eligieron a una novata, fue ella. Mirándole el lado bueno, me adelanté al periodo de prueba.
Mi tía ríe al ver mi cara de asombró por su confección.
Seguimos camino a la salida donde está un hombre de cabello rubio oscuro, lleva puesto un uniforme de policía creería yo, no es de la policía local ese uniforme y mucho menos del país.
-Al fin llegas
-Lo siento mi demora, el día estaba algo movido - habla con acento extranjero, que deduzco sea de gran, aunque maneja el inglés muy bien - Madeimoselle Dalia. Un gusto.
-El gusto es mío - digo Cortez .
-Doctora hall, él es el teniente Leroy, el encargado del caso y de paciente Smith - Conque este es el hombre del que tanto mamá hablaba.
-Y ahora velador se su seguridad hasta que él termine su trabajo.
-Él te va a llevar hasta tu nueva habitación.
Mi tía se despide de nosotros, para volver a tomar su trabajo.
El teniente Leroy, me habla de las medidas que se toman con Simón, y de las reglas del psiquiátrico.
Nada de tutear al personal del psiquiátrico por más confianza que se tengan.
Nada de relaciones amorosas en horario de trabajo.
No comentar nada de lo que pasa dentro del hospital.
Cada encuentro tengo que estar acompañada por un agente.
Las otras reglas son mínimas. Luego de que termina de decir las reglas me lleva por la parte de atrás de la plata A donde otros edificios de cinco pisos cada uno, nos reciben. Llegamos a la torre que se identifica como la A2.
-Estas son tus llaves. Piso cuatro, habitación 222.
-Gracias eres muy amable - soy formal, como siempre me han enseñado.
-Tus maletas ya se encuentran arriba, te puedo acompañar si así lo deseas.
-No se preocupe. Yo puedo llegar sola.
Llegó a la habitación destinada, es pequeña, tiene un pequeño cuarto de baño y un escritorio. Enciendo la luz para que dé más claridad a lo que veo. Mis maletas están a un lado del armario, la cama está recién tendida, hasta un pequeño detalle dejaron en ella. Una flor roja algo peculiar reposa en ella junto a una nota.
"Bienvenida al infierno"
-L-
Mi mano tiembla por la nota, sin duda esto no es un detalle de bienvenida. Mis ojos regresan aquella flor que se me hace conocida, en alguna parte la vi, pero no recuerdo dónde.
Debe ser una broma.
Debe ser una de esas típicas bromas de bienvenida. Le restó importancia a eso y mejor me concentro en lo importante.
En mi regazo reposa la carpeta con toda la información de Simón, sus antecedentes e historia criminal.
Simón Smith
Nacido el 26/julio/ 1995 en París Francia. Sus padres, no identificados, fallecieron en un ataque con explosivos en 1997, creció con su tía la cual era una drogadicta que lo hacía trabajar para que ella pudiera pagar la droga que consumía.
A los ocho años salía a delinquir en pequeños supermercados donde robaba tanto dinero como comida. Luego inició a vender drogas en uno de los barrios bajos de francés.
A los diez años lo detuvieron en una correccional de menores donde duró tres años.
No se tiene más información de él, hasta septiembre del 2023 donde fue detenido en Hamitcht- Washington. Se le acusa de haber asesinado a Violetta Evans, el 23 de septiembre de 2023. Estaba en la escena del crimen, lleno se sangre, estaba desorientado, no respondió a ninguna de las preguntas hechas por los agentes, hasta el día de hoy