Flor roja
-¿maman?
- Ma petite fille, ce qui s'est passé
(Mi pequeña niña, que pasó)
- Il y a un monstre dans le placard - abrazo muy fuerte mi ranita - J'ai très peur
(Hay un monstruo en el armario )(Tengo mucho miedo)
- Il n'y a rien à craindre ma douce fille, maman est avec vous et ne laissera rien de mal vous arriver- la abrazo muy fuerte, no quiero que me suelte.
(No hay nada que temer mi dulce niña, mama esta contigo y no permitirá que nada malo te pase)
La voz de mami me termina por arrullar, esta vez no tengo miedo, porque ya no estoy en mi habitación, sola, ahora mamá me llevó a la habitación que comparte con papá, estoy segura con ellos, se que me van a proteger.
Abro mis ojos después de un largo sueño, estoy en la misma habitación en la que me acosté, veo fotografías de las personas que viven en esta casa, nunca los he visto pero sus rostros se me hacen tan familiares, como si los conociera de toda una vida, en algunos retratos aparece una niña de ojos azules, iguales a los míos, debe tener unos tres años.
Trato de bajarme de la cama, pero es más alta de lo que pensé, de igual forma lo logró. Una vez en el suelo veo todo a mi alrededor demasiado grande.
Sigo caminando hasta la puerta, pero me detengo cuando me veo en el reflejo del espejo, una niñita con un peluche de rana se refleja en el, soy yo, el reflejo, mi versión pequeña me mira con una sonrisa dulce, lleva puesto un pijama de gatitos, el mismo que traigo puesto.
Salgo de la habitación corriendo hasta que llegó al primer piso y chocó con un hombre muy musculoso, cayendo de culo al piso.
- Miren quien se levantó - aquel hombre me carga hasta que quedo a su altura - Te tengo una sorpresa en la cocina.
El hombre musculoso me lleva en sus brazos hasta la cocina, donde está una mujer de melena oscura preparando el desayuno.
- Mira hermosa, tus flores favoritas - Me baja de sus brazos para entregar el ramo de flores.
- Papa las compro con mucho cariño para ti - ahora noto que la mujer tiene el mismo color de ojos que los míos, tal vez me equivoque, en el espejo no vi mi reflejo si no el de ella - Para nuestra princesita.
- Gracias, me gustan mucho - Ellos dos sonríen al verme tan feliz .
¿Quienes son?
¿En dónde estoy?
Ellos no son mis padres, no se quienes son ¿Pero... Porque me siento tan segura estando con ellos?
- Dalia, mi amor - Saben mi nombre - Ya es hora de que despiertes.
- Pero antes - el hombre toma mi rostro con sus manos - Recuerda que siempre vamos a estar contigo, somos parte de ti.
- Te amamos mi pequeña, no tengas miedo, se valiente. Deja que la verdadera Dalia salga a la superficie, ya te ocultaste por mucho tiempo.
El piso comienza a llenarse de un líquido color carmesí , el fuerte olor a hierro me hace darme cuenta que se trata de sangre, es extraño que me sienta tan en calma.
- No me quiero ir - admito
- Debes hacerlo mi pequeña- dejó de abrazar al hombre y pasó a abrazar a la mujer.
- No quiero olvidarlos - no quiero es la verdad, aunque no los conozco, ni sus nombres, pero esa paz y calma que me dan, la necesito. Los necesito.
- Mi flor de infierno - habla con voz tan dulce que me hace sentir en casa, sensación que no he sentido con mi verdadera familia - Siempre vamos a estar cuando nos necesites, lo único que debes hacer, es dejar salir a la verdadera Dalia y hacer a un lado a esa niña que te hicieron creer que en realidad eres.
- Te amamos Dalia.
Dalia Ross...
La luz de la bombilla me molesta a la hora de abrir los ojos, el dolor de cabeza sigue latente, ese sueño tan extraño no ayudó mucho, todavía sigo sintiendo esa sensación de familiaridad con esas personas, mi cabeza repite lo último Dalia Ross, ¿que más iban a decir?
Ross !¿QUE?¡
Maldito dolor.
Pongo las manos en mi cabeza, tratando si eso puede aliviar mi estúpido dolor, logro levantarme de la camilla.
No encuentro mis zapatos por ningún lado así que salgo descalza, no miro a mi alrededor, el dolor de cabeza me tiene muy bloqueada de lo que pase a mi alrededor.
Esta no eres tú.
Deja de ocultarte.
Dalia.
Déjate ver al mundo.
Hace cuanto que no escuchaba esa voz.
Doy unos cuantos pasos más hasta que alguien aparece en mi campo de visión.
- Niña, por dios - reconozco la voz - Que haces parada.
- Es... Estoy... Bie...Bien - No puedo respirar- Y...Ya me... Me vo... voy.
Otra vez la oscuridad se vuelve apoderar de mi, pero antes de perderme por completo, escucho una última voz.
- Pierre.
🥀
Vuelvo a aparecer en la misma sala, el dolor de cabeza ya mermó, pero, se le suma el dolor de cuerpo. Trato de levantarme, pero algo que sostiene mi mano derecha impide que me apoye en ella.
Miro al rubio con la frente apoyada en un borde de la cama, está dormido, su mano está enrollada con la mía, su tacto me brinda protección, dejó de intentar soltarme de su agarre.
En un intento fallido por volver a quedarme dormida, dejo que mi cabeza se consuma en mis pensamientos, más en el sueño que sigue fresco en mi mente. Los sueños no tienen sentido, eso lo sé, pero es que este se sentía tan real, como si fuera un recuerdo y la sensación de seguridad que tenía en ese lugar, es tan raro.
- Miren quien se despertó- No tengo que mirar para ver de quién se trata, esa voz escandalosa se reconoce en cualquier parte - ¿Como se siente mi reinota?
- Igual o peor, no se - Pierde se levanta con medio rostro tallado por el mal dormir.