Tu cuerpo fue el papel de mi tinta de dulzura
Mis manos el rocío de tus rosas
Mis besos el sellador de tus deshonras.
Amor de ensueños,
Tu perfume era el soneto del poeta
Avanzaban por tu piel las espinas de las desdicha
Punzando a las bestias de la voluptuosidad.
Las espinas se desprendían de tu piel con la suave caricia de mis besos
Y allí, te hiciste mía.