No quisiste cubrirte en invierno
Porque aún tenías la calidez del estío pasado
Porque no querías el amor que te ofrecía el invierno
Porque aun en tu boca sentías la primavera.
En tu huerto solo florecía la rosa triste
Por la ausencia del amor verdadero.
En tus manos abundaban las flores de los amantes
Pero tú solo querías el amor que te ofrecía la primavera
Fuiste a una iglesia y rezaste
Porque cuando el corazón no ama, se vuelve el más duro de los cristales.