No hay nada más aterrador que lo que no sabemos, pero a menudo lo que más tememos es también lo que más necesitamos experimentar.
Marie Curie
Sussanah
Tengo que admitirlo, he dejado pasar el autobús cerca de la casa de Noelia más de dos veces. Aún no estoy convencida de ir, a pesar de que sé que mi madre me está esperando en casa. Marina ya es todo un caso por sí sola, pero si le añades a Noelia y Daisy, se convierte en una locura completa. Parece que una necesita a la otra para generar chispas. Y lo peor de todo es que es muy probable que no logre dormir. Y necesito dormir, es fundamental para mi ajetreada vida.
Sin embargo, Noelia me hizo prometer que no cambiaría de opinión, y la verdad es que si no me presento allí esta noche, podría convertirse en todo un problema. A simple vista es una persona dulce y agradable, y en su mayoría es así, pero cuando se enoja, entra en un estado de intensidad que podría desesperar incluso a la persona más paciente. Ya he probado esa táctica una vez, y me acosó durante toda una semana hasta que finalmente tuve que hacerle su tarea para que me dejara en paz. Así que, resignada, me subo al autobús.
Al llegar a su casa, ni siquiera tuve la oportunidad de tocar el timbre. Marina y Noelia me estaban esperando, sentadas en una banca en la oscuridad, y en cuanto me vieron, me arrastraron sin piedad hasta la habitación.
Tengo que aceptarlo, siempre me ha gustado la habitación de Noelia; es grandiosa, espaciosa y tiene un ambiente agradable. Es que, cómo no podría gustarme: dentro de esta habitación hay tres habitaciones más: una que contiene su inmenso baño, una para su ropa y una para su estudio de pintura. Yo solo tengo una, y es todo incluido.
En la habitación principal, se encuentra la cama, al lado hay una mesita de noche, y al otro lado una chimenea. A su costado, un gran espejo decorado con estrellitas rosadas. Algunas lámparas están distribuidas por el lugar, al igual que unos cojines de color lila. Además, en todas las paredes, se encuentran cuadros creados por Noelia, algunos de los cuales han ganado concursos y otros son tan personales que nunca han sido expuestos.
En este momento, las cuatro estamos en la cama: Marina y Noelia están acostadas, mientras Daisy y yo estamos sentadas con las piernas recogidas. Ellas están hablando sobre no sé qué serie, y yo las escucho con un poco de distracción. No había considerado que no le pedí permiso a mi padre para venir a la casa de Noelia. Afortunadamente, mi madre está de mi lado, y si mi padre pregunta por mí, es probable que me respalde. No me gusta mentirle a mi padre, pero para que él acepte que haga este tipo de cosas, debo pedir su autorización con un mes de anticipación, lo que implica una sesión de súplicas interminable.
—¿Qué es eso de lo que tanto hablan? —cuestiono con el rostro apoyado en mi mano. No quiero aparentar estar fuera de entorno, pero mi posición y todo de mí me delatan.
—Umbrella academy —responde Marina. Hago una mueca, el nombre no me dice nada—. Está en Netflix.
—No tengo tiempo para ver series o películas —me encojo de hombros—. Las horas que gastó ahí serían mejor para…
—Estudiar —me interrumpen las tres al mismo tiempo, con tono cansino.
—Exacto, para estudiar —resalto—. No conozco nada más entretenido que eso —digo orgullosa.
Noelia y Daisy se dan una mirada de complicidad. —Eso es porque no has pasado una noche con nosotras —alega Noelia.
—Cierto —la sigue Marina—. Además… —me inspecciona con interés. —Es hora de que te quites ese uniforme —le lanza una mirada fugaz a Noelia—. Ya sabes que hacer —Noelia casi vuela de su lugar.
—¿Qué planeas Marina? —me quejo—. Estoy cómoda con mi uniforme.
Bueno, es posible que mi ropa deportiva no sea la más adecuada para el ambiente, pero ¿qué otra opción tenía? No tuve la oportunidad de pasar por casa antes de venir aquí.
—Nosotras no —dice Marina acercándose a mi lado y abrazándome por los hombros—. Hoy es una noche para divertirnos —se acerca a mi oído—. Incluso beberemos.
Arrugo el entrecejo—. Saben que no bebo, me da nauseas el alcohol.
—No beberemos —me confirma Daisy con su seriedad habitual.
A Daisy solo le emocionan dos cosas: las actualizaciones en Instagram de sus actores favoritos y jugar en su teléfono; es adicta a él. Y claro, cuando se combina con Noelia, aunque hasta ahora han estado bastante tranquilas.
—Creele a Daisy —me confirma Noelia, quien regresa con varias prendas en la mano —. Ahora elige cuál te gusta más —me enseña cuatro prendas: un vestido corto y floreado, una blusa blanca con una jardinera fucsia, y una camisa a cuadros con un pantalón corto.
La verdad es que soy más fan de los vestidos. Cuando era niña, mi madre siempre me ponía vestidos y me he acostumbrado a usarlos. Este es un poco más corto de lo que suelo llevar, pero no me quejo; no quiero arruinar la diversión, al menos no esta noche.
—El vestido —Noelia me lo lanza y por suerte lo atrapo. Con desgano me levanto y me dirijo al baño.
—¡No te demores! —grita Marina.
Una vez dentro, me apresuro a ponerme el vestido y me observo en el espejo: me veo bien, incluso mejor de lo que esperaba. Aunque me queda un poco ajustado debido a que Noelia es más delgada, no es nada incómodo, diría que es tolerable. Las flores verdes contrastan de manera agradable, lo cual es un gran logro. Con el color de mi cabello, a veces es complicado encontrar algo que combine sin verse desentonado.