Solo hay una cosa que sé con certeza… Que haría cualquier cosa por ti, incluso si eso significa ir en contra de mis instintos o de mi propia naturaleza…
Becca Fitzpatrick
“Solo me pregunto si algún día querrías salir conmigo”. Esa frase no ha dejado de rondar en mi cabeza durante el resto del fin de semana. Incluso mientras estudiaba, esa idea se colaba entre mis pensamientos, como una intrusa.
¿Qué significa? ¿Acaso Levi me estaba insinuando algo? No puede ser posible, debo estar añadiendo un trasfondo que no existe. Aun así, necesito saber qué quiso decir. Si no hubiera sido porque su hermana se despertó, seguramente no habría desaprovechado el momento y enseguida habría cuestionado lo que expresó. Aish, no sé por qué malgasto mis pensamientos en estas cosas, debe ser una tontería. Seguro solo quiere que salgamos como amigos o algo así; eso tiene mucho más sentido, así tiene que ser.
Al menos Damian canceló la salida de ayer; según él, le surgió algo urgente. Mejor así, suficiente tengo con haber salido el sábado. Lo malo es que en realidad no canceló la reunión, la pospuso para el próximo fin de semana, pero ya encontraré una forma de librarme. Por ahora, es mejor que me concentre en conseguir que Daisy agregue su parte en el trabajo de química que llevamos más de una semana haciendo. Marina y Noelia ya cumplieron, pero Daisy es un caso aparte; prácticamente hay que correr tras ella para que termine de realizar sus aportes. Le he estado escribiendo y llamándola sin parar, y nada que me contesta. Estoy a punto de olvidarme de que somos amigas.
Con frustración, me recuesto sobre la silla giratoria. Quiero tener este trabajo terminado antes de que Levi llegue a la tutoría, pero no va a ser posible. Miro mi reloj de pulsera; en menos de 15 minutos Levi va a tocar la puerta. Y no me equivoco, porque apenas pasa ese tiempo, lo escucho golpear y llamarme a gritos. Casi corro hasta la puerta, preocupada de que le estuviera ocurriendo algo. Cuando abro, escaneo a Levi por completo; sin embargo, está intacto, no tiene ni un rasguño. Lo único diferente en él es una expresión de júbilo.
—¡Tengo maravillosas noticias! —entra con prisa, sin apenas mirarme, y se acomoda en el sofá. Yo cierro la puerta y le sigo el paso, intrigada.
Cuando me siento a un brazo de distancia de él, con entusiasmo me muestra el papel que trae entre sus manos. No sé qué pensar acerca de esto, es solo un tonto concurso.
Pasó nuevamente mi vista sobre el afiche, para corroborar que no omití algún dato importante; nada. —¿Qué quieres con eso?
—¿Ya lo leíste? —asiento con expresión de obviedad—. ¿Y? —me cuestiona—. ¿No te parece una grandiosa idea?
—¿Para qué? —rasco mi cuello incómoda—. Es un concurso para parejas, no es algo de mi interés.
—Bueno, lo encontré en tu basura así que pensé que… —sacude su cabello avergonzado—. También estaba en la basura así que obvio que no te interesa —termina con un volumen bajo en su voz.
—¿Estabas revisando mi basura? —es lo único que puedo preguntar.
—No… —arruga sus labios—. Está bien, sí —lo miro con una expresión de desagrado—, pero no fue por algo malo, solamente llamó mi atención… —suspira y me señala el afiche—. Solo quería esto. ¿Ya viste el premio?
—Sí, una moto.
—Exacto —la alegría vuelve a su rostro—. No me importa lo demás, solo el premio.
—Sí debería importarte lo demás, es un concurso de parejas —insisto.
—No, eso puede solucionarse después —hace un gesto con la mano restándole importancia—. La moto, quiero la moto.
Levanto mis piernas y las cruzo sobre el sofá. —Está bien, digamos que la pareja no es relevante, entonces, dime, ¿de dónde sacarás una? —juzgo.
—Puede ser cualquiera —se encoge de hombros.
—¿De qué hablas? —frunzo el ceño—. ¿Piensas hacer trampa?
—Es por una buena causa —se justifica.
Niego con la cabeza. —No estoy de acuerdo, es la única regla y no titubeas para romperla. Además —me cruzo de brazos—. ni siquiera lo necesitas, tu padre tiene mucho dinero.
Levi baja la cabeza y empieza a juguetear con tus dedos. —Es su dinero, no el mío —agrega con tono molesto.
Por su expresión parece que toqué una fibra sensible, lo mejor es dejar el tema. —Bien —es lo único que puedo emitir.
—¿Me ayudarás?
Inclino mi cabeza a un lado. —¿Qué?
—Necesito una novia falsa y quiero que seas tú.
(...)
Son las cinco de la mañana y no he podido dormir ni un poco. Todo por culpa de Levi. No puedo dejar de pensar en él. En las cosas que hace, en lo que dice. Mi cerebro no deja de idear falsas esperanzas en las que Levi parece corresponderme. Odio esto. Es claro que él no está enviando ninguna señal, pero mi parte enamoradiza pretende engañarme. Aunque no le permita que lo haga, eso no significa que esté ganando, porque sigo sin poder dormir.
Frustrada, aparto la sábana de mi cuerpo y me siento en un costado de la cama. Miro mi teléfono; son las 05:02, solo han pasado dos minutos desde la última vez que lo revisé. Doy un enorme bostezo, estoy bastante cansada, pero eso no parece ser suficiente.