Florecer sin miedo - Saga Dorsetshire 0

Capítulo 17

Un poco más, espero les guste.  Buen domingo y buen inicio de semana

Por acá se me acabaron las vacaciones...igual intentaré mantener el ritmo si el tiempo, la inspiración y la vida lo permite

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Se despertó al amanecer, aún tenía los ojos inflamados y la pena cerrándole el pecho. Dejó todo preparado para el desayuno para que su madre no tuviera que trabajar y ,como habían acordado el día anterior, se fue a llevar el correo de su padre. Salió más temprano de lo necesario, pero es que había decidido pasar por el árbol, necesitaba ver si Joseph había dejado un libro. Necesitaba que sí lo hubiera hecho.

Cuando vio el libro se le mezclaron las emociones, tuvo ganas de reír y de llorar, pero sobre todo se sintió consolada. Lo hojeó y vio que entre las últimas páginas había una nota lacrada y que tenía escrito "No leer hasta terminar el libro". Lo sujetó con fuerza, y se aferró al pensamiento de que alguien había pensado en ella al elegirlo, de que ella existía más allá del yugo de su padre.

Cada segundo que tuvo libre en los siguientes días, lo dedicó a leer a escondidas, ella que acostumbraba leer lento para disfrutar el sosiego que le daba la lectura se apresuró para poder leer la nota

Cuando dio vuelta la última página, rompió ansiosa el sello y leyó. Lo primero que notó es que no había nombres ni en el encabezado ni en la firma. Antes cuando solo intercambiaban libros, no había peligro alguno, si alguien lo encontraba debajo del árbol no sabría de quien era, que hubiera una nota era un riesgo.No lo había pensado, pero Joseph , sí. Eso la conmovió, era un detalle mínimo, pero se trataba de cuidarla.

Lo segundo que notó que al leer la nota sobre las impresiones que él había tenido fue que podía imaginarse su voz y sus gestos. Eran mucho más que palabras escritas, de alguna forma la esencia de él estaba allí. Había logrado que hubiera cercanía en aquella nota. Al escribir la respuesta intentó crear la misma sensación, intentó responder con toda la sinceridad posible, se expresó sobre lo que coincidía y también sobre lo que no estaba de acuerdo. Escribió como si estuviera hablando con él debajo del árbol.

Y en la primera oportunidad que tuvo, fue a dejar el libro con su respuesta. Encontró que ya había otro, esta vez no era de historias, sino de ciencia. Era referido a un tema que habían hablado por la novela de la señora Shelley . Se sintió orgullosa de que le prestara ese tipo de libro, de que reconociera y valorara su inteligencia en lugar de menospreciarla . Y sonrió al encontrar la nueva nota.

Esta lectura fue mucho más lenta, no porque le resultara difícil de entender sino porque no estaba habituada a leer este tipo de libros, siempre había sido una especie de ladrona del saber. Aprendió de lo poco que podía observar y escuchar porque era sumamente curiosa e inteligente, pero ahora podía leer e ir reflexionando sobre lo que leía mientras las nuevas ideas bullían en su mente.

Hubiera deseado poder comentarlo con Joseph en persona y no por notas, pero aún así iba haciendo apuntes para luego poder escribir su opinión. Sin embargo, lo volvió a ver antes de lo pensado.

Aquella semana sucedieron dos cosas, su padre fue invitado a una cacería, así que ella debió encargarse de su ropa y lustrar sus botas mientras su madre le preparaba lo que llevaría, serían tres días, pero aún así implicaba más trabajo. Él se encargó de preparar las armas, Addie le tenía terror a aquellos instrumentos y le repugnaba el regocijo que le daba a su padre ir de caza, aunque dado su temperamento , no le extrañaba.

Y una vez que su padre se marchó, su madre y ella asistieron a la reunión de bordado para encontrarse con que se había suspendido.

La señora Wellington les explicó que la señora Lawrence no se sentía bien y no le había parecido correcto hacer la reunión en aquellas circunstancias.

-Se ha descompuesto ayer, siempre tuvo el corazón débil, así que pensé que mejor aplazábamos el encuentro.

-Sí, claro, es lo más considerado – replicó la madre de Addie.

-Justamente estaba por ir a visitarla para ver cómo seguía o si necesitaba algo, ya saben que solo tiene a su hijo , si al menos tuviera una nuera me dejaría más tranquila. ¿Qué les parece si me acompañan?- propuso y la madre de Addie aceptó. La señora Lawrence siempre había sido muy amable con ellas, y al no estar su esposo en casa, podían tomar aquellas pequeñas decisiones sin temor alguno.

Su madre y ella eran calladas, así que durante el camino la señora Wellington soltó un monólogo que las puso al tanto de todo lo que había sucedido en Dorsetshire esos días. Para cuando llegaron a la casa de los Lawrence sabían quién estaba comprometido con quién, quién había tenido bebés, quien se había casado, quién se había muerto y todas las pequeñas peleas que habían sucedido en los eventos sociales, desde dos amigas que ya no se hablaban porque habían llevado el mismo sombrero a una fiesta de té, hasta dos socios que casi se habían batido a duelo por una deuda impaga.

Addie estaba entre asombrada y divertida ante aquella catarata de información que había soltado la señora Wellington, de hecho le había quitado el nerviosismo que sentía al ir a casa de Joseph. Se había preocupado por su madre y por él, pero luego había pensado en lo extraña que sería su repentina llegada, sin embargo se había distraído con los chismes.

Sin embargo, volvió a sentirse inquieta cuando estuvieron frente a la puerta, y casi se olvidó de respirar cuando Joseph abrió y, asombrado, se detuvo unos segundos en ella que estaba detrás de la señora Wellington y de su madre.

-Hemos sabido que tu madre no sé sentía bien y decidimos venir a verla- anunció quien había promovido aquella visita.




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