Florecer sin miedo - Saga Dorsetshire 0

Capítulo 22

Les dejo un poco más. Les cuento que estoy viendo un drama coreano donde hay mucho maltrato  de los padres hacia los protagonistas y me paso cada episodio pidiendo a la guionista que "maten al padre malvado" así ellos son libres , y me di cuenta...ahhhhhhhhhhhh esas son mis lectora de "Florecer sin miedo". PERDÓN!!!

Abrazo grande y buen fin de semana

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Luego de ese encuentro, cada tanto Adeline se atrapaba a sí misma soñando despierta. Imaginaba que Joseph tenía sentimientos por ella, imaginaba que pedía cortejarla y, como era alguien sumamente respetable en Dorset, su padre lo aceptaba. Y cada vez que notaba que estaba divagando en aquellas ensoñaciones románticas se reprendía a sí misma, porque esos sueños solo le harían daño, siempre había intentado mantener los pies sobre la tierra, ella mejor que nadie conocía su situación y era de necios anhelar lo que no se podía tener.

Además que Joseph Lawrence fuera amable con ella no implicaba nada más, por lo que sabía de él, era cordial y cálido con los que lo rodeaban.

Ella no tenía experiencia alguna, pero seguramente aquellos encuentros con él, aquellas charlas no bastaban para construir castillos en el aire. Hubiera querido tener alguien con quien hablarlo, pero solo se tenía a sí misma así que su obligación era recordarse que debía ser sensata. Pero era difícil, cada vez más difícil.

El tiempo que iba mutando estaciones también parecía cambiarla a ella, y eso le daba más miedo, estaba llegando el tercio final del otoño, luego llegaría el invierno ¿con sus cumpleaños veinte sería el invierno la estación a la estaba destinada, al frío y la monotonía, a estar reseca por dentro? ¿O habría para ella la posibilidad de una primavera?

Tal vez esa oportunidad se conquistaba siendo valiente como Juana de Arco y estando dispuesta a arder, pero ella debía proteger a su madre. Así que no podía alimentar el fuego, aunque implicara congelarse en el invierno.

Los días siguieron pasando, y cuando llovió durante un par de días, Addie temió que Joseph hubiera dejado algún libro debajo del árbol y se hubiese dañado. Se dio cuenta que eso sucedería también cuando llegasen las lluvias intensas y las nevadas.

Y como si sus pensamientos sombríos hubiesen sido una premonición, tras los días de lluvia , mientras el cielo aún permanecía nublado y amenazante, llegó una mala noticia que le rompió el corazón. Mary Gordon había muerto.

Fue Phillipa quien vino a darle la noticia, acongojadas se abrazaron y lloraron, por dolor e impotencia, habían intentado verla tantas veces, sin embargo el verdadero dolor llegó más tarde, cuando su padre llegó con las verdaderas razones del deceso de la joven, con el secreto que ahora corría como un rumor imparable por todo Dorset.

Mary había estado embarazada y había muerto durante el parto, junto al bebé que esperaba.

-Es lo mejor que podía pasar, al menos así no ensució más el nombre de su familia – dijo su padre cruelmente tras comentar la noticia a ella y su madre. Su tono de desprecio estaba marcado en cada palabra. A Addie se le revolvió el estómago, aquel hombre no podía sentir la mínima empatía, y estaba segura prefería una hija muerta a una que lo deshonrase, salió corriendo de la sala pues tenía urgencia de vomitar. Su cuerpo debía protestar de alguna manera por la angustia que sentía.

Su madre corrió tras ella y le dio palmaditas en la espalda mientras ella vomitaba. Sentía dolor y mucho enojo. Mary había sido la víctima de un mal hombre que la había engañado con falsas promesas, su familia la había ocultado como si fuera una delincuente y ahora todos la juzgaban sin la más mínima piedad. Era una muchacha tan dulce y tan joven. Debía haberse sentido tan sola y desesperada. Ni ella ni Philipa habían sabido la verdad, ¿habrían podido hacer algo de haberlo sabido? ¿La habrían podido ayudar?

Era injusto. Muy injusto.

La condena social sobre Mary ni siquiera la perdonó en la muerte, la mayoría de las familias no permitieron que sus hijas asistieran al funeral, como si la "indecencia" de la que se la acusaba fuera algo contagioso. Se realizó casi en secreto, solo por su familia que tampoco alentó la participación de los pocos en Dorset que se animaron a dar sus sinceras condolencias.

Adeline pensó que ese era un precio que se le cobraba solo a las mujeres, solas absolutamente incluso en la muerte, y no tenía dudas de que el recuerdo de Mary sería borrado para volverse algo de lo que no se hablaba.

Si había tenido dudas, ya no, ni siquiera Dorset perdonaba a una mujer que iba contra lo establecido. El fuego que se agitaba dentro de ella se apagó debido al dolor y a la certeza de que su padre prefería a una hija muerta antes que una que le llevara la contraria.

No había salida para ella como no la había habido para la pobre Mary, el precio de la hoguera que había pagado Juana era un precio muy alto. No todas podían pagarlo.

El mundo se volvió más gris, la tristeza que no podía expresar públicamente se le instaló dentro. Las reuniones de costura y bordado se suspendieron, y aunque extrañaba aquellas salidas, Addie sintió alivio de que al menos tuvieran aquel mínimo respeto hacia lo sucedido. Era como una declaración de que no se reunirían para chismosear sobre Mary, de que al menos mostrarían duelo a su manera.

Y sobre finales de mes, tras una reunión de la iglesia, con Philippa se escaparon para pasar por la tumba de su joven amiga. Recogieron flores silvestres en el camino y fueron a despedirse. Cuando llegaron había un ramo de flores frescas, alguien más había estado allí antes.

-Nosotras te recordaremos, dulce Mary – susurró Addie

-Sé feliz allá donde estés, ahora nadie puede impedírtelo – dijo Phillipa con fiereza. Aún estaba enfadada, nunca había esperado que sus amorosos padres también le impidieran ir a despedirse de Mary, pero lo habían hecho- Iré a Londres- dijo de pronto y Adeline la miró sorprendida.




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