Florecer sin miedo - Saga Dorsetshire 0

Capítulo 25

Llegamos a la curva del sufrimiento. Solo intentaré que pase rápido

Abrazo

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Cuando el cielo volvió a oscurecerse y se escuchó un murmullo de decepción en los asistentes al baile por la finalización del espectáculo, Adeline también recobró su sensatez. Se separó de Joseph.

-Debo volver junto a mi madre

-Addie…

-Volvamos- insistió y Joseph la tomó de la mano.

-Tenemos que hablar.

-No ahora, Joseph, no ahora. Volvamos antes que alguien se dé cuenta que no estamos- dijo, casi en un ruego y aunque luego se arrepentiría, él accedió. Más allá de sus sentimientos, no quería ponerla en un aprieto , angustiarla ni exponerla a un escándalo. Su prioridad era cuidarla.

Se separaron al bajar la escalera, regresaron al salón, cada uno por su lado, sin hablar de lo sucedido; y Adeline volvió junto a su madre.

-¿Dónde estabas? ¿Viste los fuegos artificiales?- preguntó la señora Blythe.

-Sí, los vi.

-Fueron muy hermosos, ¿verdad? – le preguntó a su hija y Addie asintió, pero no pensaba en los fuegos artificiales sino en el beso, en Joseph y asustada se preguntó si ese anhelo era el que llevaba a las mujeres a perder la razón y terminar como Mary. Porque aún sentía su cuerpo estremecido por aquel contacto, porque había descubierto que Joseph también la atraía físicamente, porque había deseado más besos y más, mucho más ¿Qué pasaba con ella? ¿Se estaba convirtiendo en una mala mujer?¿El amor hacía que se volviera imprudente?

Estaba emocionada y temerosa, y no había nadie con quien pudiera hablar de lo sucedido. Se quedaron un rato más hasta que su padre vino a buscarlas para marcharse, Adeline no pensaba con claridad así que solo se despidió como una autómata y durante el camino de regreso se mantuvo ensimismada , sumergida en el recuerdo de lo sucedido.

Le costó conciliar el sueño aquella noche, porque seguía dando vueltas a las preguntas sin respuestas que rondaban su cabeza

¿Joseph tenía sentimientos por ella o se había dejado llevar por la emoción del momento?

Porque mientras se besaban había estado convencida de que las emociones eran mutuas, pero ahora no estaba segura.

¿Era algo usual en los bailes que la gente se besara? Quizás ella le estaba dando mucha importancia a algo que no la tenía, quizás aquello era parte del flirteo común en los bailes, ella se había criado al margen de todo eso, pero tal vez para él no tenía tanta importancia.

¿Cómo debía actuar cuando lo volviera a ver? ¿Debía pedir explicaciones o actuar como si nada hubiese sucedido?

Finalmente se durmió muy tarde y apenas descansó unas horas. El día siguiente lo pasó igual de ansiosa, por un lado quería escaparse e ir al encuentro de Joseph para hablar con él, por otro, prefería no verlo. El valor y el miedo se debatían en su interior sumiéndola en un estado de confusión y agotamiento mental. Tampoco durmió bien aquella segunda noche.

Probablemente porque no había dormido bien durante dos noches, no fue cuidadosa cuando hacía las tareas del hogar. Por eso no se dio cuenta que al recoger la ropa de cama para lavarla, tomó entre las sábanas el libro de Juana de Arco que guardaba bajo la almohada.

Y porque iba distraída, no se dio cuenta que el libro caía cuando pasó por delante de su padre que estaba en la sala. No lo supo hasta que el grito la devolvió a la realidad.

-¡Adeline, qué es esto! – gritó el hombre y ella se giró asustada, tenía el libro en sus manos y estaba enfadado.

-Es…un libro…sobre una Santa….-tartamudeó ella buscando algo que aligerara el enojo de su padre.

-Es un libro sobre una hereje francesa, ¿de dónde lo sacaste?- preguntó mientras lo agitaba en el aire. Addie se odió por mentir, pero más temía lo que pudiera suceder si decía la verdad.

-Me lo prestó Philippa – dijo en voz apenas audible. Su amiga estaba lejos, la furia de su padre no llegaría hasta ella, pero si sabía que era de Joseph , sería peor.

-¡Te dije que no debías juntarte con ella! ¡Es una suerte que ya no esté en Dorset!- dijo y Adeline intentó tontamente levantar la mano para recuperar el libro.

-¡Esto es basura!- dijo su padre y lo destrozó. Addie sintió que ella también se rompía, pero aún faltaba más. La pesadilla acababa de empezar- Por eso será mejor que te cases cuanto antes- finalizó.

-¿Casarme? – preguntó confundida.

-¿Casarse? – preguntó su madre a sus espaldas, por lo visto había llegado a presenciar el final de lo sucedido.

-Casarte, antes que se te ocurra alguna idea estúpida como la de leer estos libros y antes que seas demasiado mayor como para que alguien te acepte. Ya arreglé tu compromiso con Sir Duddley, mañana vendrá a arreglar los detalles. Creo que en dos meses sería una buena fecha.

-¿Vamos a casarla? ¿Con ese hombre? – preguntó su madre.

-¿Quién es Sir Duddley? – preguntó Adeline que sentía que acababa de sumergirse en un mal sueño.Se sentía mareada.

-Lo conociste en el baile. Es un caballero y tenemos grandes planes de negocios- dijo su padre- será un buen matrimonio para ti.

Adeline intentó recordar, la noche del baile estaba llena de recuerdos de Joseph, pero ahora sabía de quién hablaba su padre. Aquel hombre que le había presentado, era demasiado mayor, casi de la edad de su progenitor, un hombre común y corriente al que no había prestado mayor atención. Y ahora sería su marido.

-Es joven aún, podemos esperar un poco más- terció su madre con desesperación. Probablemente notaba el pánico que se había apoderado de Adeline, probablemente ella sentía lo mismo.

-No digas estupideces, ya es mayor y si seguimos esperando ni siquiera podrá darle hijos a su esposo. Además ya está decidido, no se discute- sentenció.




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