¡FELIZ AÑO NUEVO!
Que tengan un buen 2024. Gracias por acompañarme otro año. Abrazo grande
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Adeline había vuelto a vivir en el mundo de los sueños, estaba a salvo en el abrazo de Joseph. Debía hablar, pero al mismo tiempo quería quedarse allí para siempre, sin embargo la realidad interrumpió en forma de perro. Nilo había descubierto su presencia, ladraba y saltaba para darle la bienvenida. Eso atrajo a la madre de Joseph también.
-¿Adeline? – preguntó extrañada , Joseph y ella se separaron- ¿Qué te sucedió?
Ante aquella pregunta Adeline recordó que estaba hecha un desastre, empapada y con mucho frío, también recordó que había dejado a su madre atrás.
-Yo…- intentó explicarse pero ahora nuevamente todo era confuso. Había llegado a la situación que no había querido, poner en peligro a Joseph y preocupar a la señora Lawrence.
-Madre, Addie necesita abrigarse. Prometo explicarte todo, pero por lo pronto te diré que es mi prometida- dijo él y la señora Lawrence no se sorprendió, en cambio fue a buscar una manta para cubrirla.
-Siéntate querida- le indicó luego de envolverla en una manta gruesa- te haré un té- le dijo, y Joseph le susurró un “gracias”
-Dije que no me casaría con él, mi madre …- empezó a contarle y se angustió ¿Qué precio iba a costarle su felicidad?
-Todo estará bien, yo me encargaré. No tienes que preocuparte, ¿recuerdas? Te dije que confiaras en mí – la tranquilizó Joseph- Iré a hablar con tu padre.
-¡No! Está muy enojado.
-Tampoco podemos esperar demasiado. Madre, iré a casa de Addie, voy a buscar a Charles para que me lleve- explicó refiriéndose al chofer que vivía en el anexo.
-Iré contigo – dijo Addie y él se le acercó y la tomó por los hombres para hablarle.
-Quédate con mi madre, no será de ayuda si tú vas, todo estará bien. Lo prometo.
-Pero…
-Volveré pronto. Madre , cuida de ella- pidió y su madre asintió. Luego tomó su abrigo y salió hacia la tormenta.
Addie quedó de pie detrás de la puerta, la señora Lawrence se acercó a ella.
-Vamos querida, necesitas un baño caliente y cambiarte la ropa antes de que te enfermes.
-Mi padre está muy enfadado, no debería dejarlo ir solo.
-Querida, Joseph es un buen hombre y tiene un corazón hermoso, como su padre, pero no es un hombre débil, no debes preocuparte. Estará bien- dijo calmándola. Addie deseó creer. Agradecía la amabilidad de la madre de Joseph pero se sentía culpable.
-Debe tener muchas preguntas.
-Sí, pero solo necesito que me respondas una ¿Lo amas? – preguntó la señora Lawrence.
-Sí- respondió con firmeza.
-Entonces vamos a que tomes un baño caliente, y luego me cuentas todo con calma- dijo envolviendo un brazo en su cintura y acompañándola.
Una vez que Joseph llegó a la casa de Adeline, debió golpear varias veces hasta que lo atendieron.
-¡Regresaste…!- exclamó el señor Blythe al abrir la puerta, obviamente esperaba a Adeline. Joseph aprovechó su desconcierto y entró antes que se lo impidieran. Dio un rápido vistazo y vio tazas y objetos varios rotos en el piso, y a la señora Blythe en el sillón, era obvio que había llorado.
-Buenas noches – saludó.
-¿Qué hace aquí señor Lawrence? – preguntó el padre.
-He venido a pedir la mano de Adeline en matrimonio – dijo con calma pero con firmeza. Eso pareció desatar la furia del dueño de casa.
-¡TÚ! ¡Fuiste tú quien le llenó la cabeza! – le gritó y levantó el bazo como para golpearlo, pero Joseph lo agarró y lo detuvo en el aire. Había visto a este hombre en público comportarse como un caballero, pero éste , iracundo y agresivo, era su verdadero rostro puertas adentro de su hogar. Esta versión era con la que convivía Adeline. Se sintió furioso y apretó el brazo del señor Blythe con más fuerza.
-¿Qué le parece si hablamos en su estudio, como dos hombres civilizados? – sugirió.
-¿Mi hija está contigo? ¡Voy a traerla inmediatamente, por las buenas o por las malas!- siguió amenazando el señor Blythe
-Será por las malas y creando un escándalo como jamás se vio en Dorset. Si quiere evitarlo, insisto en que lo hablemos en su estudio – dijo Joseph y sus ojos verdes transmitían tanta seguridad que hizo flaquear a su adversario. No estaba acostumbrado a que lo enfrentaran o no le temieran. Fuera lo que fuera, aflojó el brazo que mantenía en tensión y Joseph soltó el agarre. Luego, el hombre giró y se encaminó hacia el estudio, mientras Joseph lo siguió. Al pasar junto a la madre de Addie le hizo un leve saludo con la cabeza. Quería trasmitirle tranquilidad de alguna manera.
Se sentó antes de que lo invitaran a hacerlo, y el señor Blythe no tuvo más opción que sentarse también.
-Mi hija está comprometida con Sir Duddley. Quiero que vuelva a casa inmediatamente y si no la traes la buscaré, estoy en todo mi derecho.
-Ella no quiere casarse con Duddley sino conmigo, se quedará en mi casa todo el tiempo que ella necesite. Y ya se lo dije , si quiere usar la fuerza, entonces todo Dorset se enterará de que es un violento y una abusivo con su familia.
-Lo que sucede en mi familia es asunto nuestro, nadie va a intervenir.
-Ahora es asunto mío y estoy seguro que, ya que le importan tanto las apariencia, no le gustaría un escándalo y que su reputación queda manchada para siempre. Y que afecte a su hijo en Londres .Con un escándalo que involucre a toda la familia, ¿quién querrá casarse con él?
-¿Te atreves a amenazarme?
-No, me limito a los hechos. Le gustan los negocios señor Blythe, así que se lo diré en esos términos- expresó porque sabía que el jurar que cuidaría y amaría a Adeline no era de importancia para él- si Adeline se casa conmigo, usted no pierde nada. Al contrario, somos de las familias más respetadas y tradicionales de Dorset, tenemos muchas tierras, no solo aquí sino en toda Inglaterra. Y, gracias a mi padre, tengo muchas conexiones aquí y en Londres. Sería un buen matrimonio. En cambio si la casa con Sir Duddley, además del escándalo que implicaría, porque juro que yo no dejaré que suceda tan fácilmente, usted terminaría perdiendo, ¿sabe que ese hombre ha hecho muy malos negocios?