Florecer sin miedo - Saga Dorsetshire 0

Capítulo 29

Un poquito más. Abrazo grande y Feliz Noche de Reyes , que la magia siempre los encuentre

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Addie pensó que el valor era algo muy extraño, había pensado que le duraría más , peros e le había agotado en aquella carrera desenfrenada, ahora volvía a sentir temor. Se había dado un baño, y se había cambiado de ropa, incluso se había forzado a tomar el té caliente que le había dado la señora Lawrence , pero volvía estar asustada.

Joseph tardaba y ella imaginaba mil escenarios posibles, imaginaba que su padre veía por ella, imaginaba que había lastimado a Joseph o a su madre. Miraba inquieta hacia la puerta, la tormenta parecía haber amainado pero, sus nervios crecían.

Cuando sintió el ruido del carruaje, intentó levantarse para ir hacia la puerta, pero las piernas no le respondieron.

-Tranquila, ya está de regreso – dijo la señora Lawrence y fue a abrir. Entró Joseph y con él su madre.

-¿Madre?- preguntó dudando de lo que veía, estaba tan aliviada y conmovida de verla allí.

-Addie- dijo la mujer y fue directo a ella, a abrazarla con todas sus fuerzas.

-Madre, la señora Blythe y Adeline se quedaran unos días para acompañarte ya que no te has sentido muy bien – dijo Joseph en voz alta y tanto su madre como Adeline lo miraron confusas.

-Era la única forma – dijo la madre de Addie y entonces ellas entendieron.

-¡Bienvenidas!- dijo la madre de Joseph- Iré a preparar la habitación de huéspedes y también una muda de ropa. Joseph, ven a ayudarme- agregó y se retiró discretamente. Madre e hija necesitaban tiempo a solas.

-¿Estás bien? Lo siento, no debí dejarte- se lamentó Adeline.

-Addie, estoy bien y nunca desee nada tanto como que te fueras hoy. Y ahora que sé qué clase de hombre es el que elegiste estoy muy feliz, orgullosa de que tuvieras el valor que yo nunca tuve. E inmensamente aliviada. No tienes que preocuparte más, ni niña. Joseph enfrentó a tu padre y estoy segura de que cederá, no tiene más opción.

-Pero tú…

-Yo estaré bien. Y es hora de que vivas tu vida, no la mía. No me conviertas en alguien tan despreciable que sacrifica a su propia hija, quiero verte feliz.

-Todavía tengo miedo – susurró Addie.

-Lo sé, será difícil acostumbrarse a vivir sin miedo, pero lo harás. Algún día lo harás – dijo mirándola .

Luego le contó rápidamente lo que había sucedido entre Joseph y su padre. Adeline estaba sorprendida de que lo hubiera enfrentado de aquella manera y al mismo tiempo no, Joseph se parecía al árbol donde se reunían. Era un refugio, fuerte y confiable.

Amelia Lawrence y su hijo regresaron y las interrumpieron.

-Pensé que quizás quiera darse un baño y cambiarse, luego podríamos tener una cena ligera. Sé que ha sido un día largo pero la comida también reconforta- dijo con amabilidad a la madre y de Addie y esta asintió –Venga conmigo – la invitó y esta vez fueron Addie y Joseph quienes se quedaron a solas.

-Gracias, Joseph, gracias por traer a mi madre.

-Sé que era importante para ti ¿Estás bien? Prometo que las dos estarán a salvo.

-Sí, aún me siento algo rara, creo que ha sido mucha aventura de golpe- intentó bromear- , pero estoy bien.

-Has sido muy valiente, mi Addie, estoy muy orgulloso de ti. Gracias por venir a mí.

-Perdón por demorar tanto.

-Fue la peor espera de mi vida-respondió sinceramente- Pero valió la pena, ya estás a mi lado. No encontré otra manera así que me temo que nuestra boda será un poco apresurada, en un mes.

-¡Un mes!- exclamó sorprendida.

-¿Te arrepientes?

-Nunca. También lamento haber demorado con esto, pero, te amo Joseph Lawrence – dijo ella y teniendo en cuenta que sus madres podrían llegar en cualquier momento, él solo le sujetó la mano y le sonrió.

No mucho después, las madres llegaron y la señora Lawrence propuso que cenaran. Los cuatro cenaron mayormente en silencio , intercalando algún que otro comentario aislado, pero aún estaban algo incómodos con lo sucedido y debían acostumbrarse a aquella nueva relación que los volvería familia. Después de comer, Adeline se ofreció a lavar los platos y aunque Joseph iba a negarse, su madre le hizo un gesto de que no. Sabía que la joven necesitaba hacer algo para distraer sus pensamientos y para no sentirse tan en deuda. Luego, la señora Lawrence les insistió en que descansaran y las llevó a la habitación que había preparado para ellas. Había dos camas y todo lo que pudieran necesitar.Madre e hija agradecieron la atención. Addie pensó que no podría dormir, se pasó a la cama de su madre y ésta la acurrucó en sus brazos como si fuera una niña pequeña. Y quizás porque había sido un día agotador, porque ella había hecho uso de todas sus fuerzas o porque ahora se sentía segura, se durmió rápidamente y en paz.

A Joseph le costó más dormirse, su madre lo encontró en su estudio pasada la medianoche.

-¿Estás bien?- preguntó.

-Sí, solo que tengo demasiadas cosas en la cabeza. Le pedí que confiara en mí y le prometí que estaría a salvo, no quiero defraudarla.

-Estoy segura que lo harás bien, se aman , así que eso es lo más importante.

-Madre, ¿por qué no te noto sorprendida?

-Soy tu madre, Joseph Lawrence, sin dudas estoy sorprendida por lo que intuyo que vivían en esa casa, pero no por tus sentimientos. Me aquella fiesta me pediste que las cuidara, ¿recuerdas? Y un día llegaste con Nilo porque me dijiste que la señorita Lawrence lo salvó de ahogarse. También Charles me contó que ella se encargó de ayudarte cuando te habías “achispado” bebiendo con el amigo de tu padre. E incluso estuviste haciendo mermelada de manzanas….y si vamos más lejos en el tiempo, te llenaste las manos de pinchazos de rosas por darle un ramo, ¿verdad? Lo raro sería que no me hubiese dado cuenta- le dijo y él le sonrió con calidez.




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