Más dudas que certezas
A diferencia de cualquier otro día, esa mañana Aurora me espera en la puerta de la cafetería con tres hojas entre sus manos escritas de un lado y del otro.
La miro extrañada cuando llego frente a ella.
—¿Por qué estás aquí? —inquiero— Te estás congelando.
—Esto lo vale —responde con rapidez—. Me he tomado diez minutos para explicarte esto. Aquí tienes el listado de nombres que comienzan en A y con L de hombre que, creo yo, podrías conocer. Revísalo y me cuentas después.
Me entrega los papeles y luego abre la puerta de la cafetería para nosotras y entramos bañándonos con el calor de la calefacción.
—Eres la mejor —le digo y ella me acompaña a la fila para hacer mi pedido ya que todavía le quedan cinco minutos libres—. Según lo que le pedí, las flores de hoy deberían incluir algunas de sus cosas favoritas. Tal vez eso también ayude.
—Envíamelo apenas lo tengas —pide y asiento.
Aurora se va para continuar con su trabajo y me quedo sola, ya que Lance estará fuera de la ciudad por una semana más.
A un lado de la barra, esperando por sus bebidas, veo a Loren, el compañero de oficina de Lance, y a Aleixandre, otra de las tantas personas que he conocido gracias a ser habituales en esta cafetería. Ambos son dos tipos completamente serios, con trajes a medida y relojes caros en sus muñecas, pero a diferencia de Loren, que según Lance es algo antipático, creo que Aleixandre es más del tipo intimidante pero tímido. Me da esa impresión porque no sostiene el contacto visual con las personas o nunca dice nada a menos que otra persona le hable primero.
Una vez que hago mi orden y pago por mi bebida, me coloco detrás de ellos para esperar la mía.
—Rose —me saluda Loren en cuanto me ve.
Aleixandre solo me da un asentimiento de cabeza.
—Hola, chicos.
Nuestra conversación no se extiende mucho más, ya que Aurora les entrega sus cafés y ellos salen por la puerta de la cafetería dejando un delicioso aroma detrás suyo. Pronto mi bebida también está lista y puedo encaminarme hacia la cafetería.
Estoy más ansiosa que cualquier otro día, porque esta vez sé lo que estará esperándome una vez que cruce la puerta. Solo espero que cumpla con mi pedido para la nota de la tarjeta y que, con ayuda de la lista de nombres que Aurora ha confeccionado para mí, pueda por fin estar un poco más cerca de él.
Respiro con rapidez, debido a lo rápido que caminé hasta aquí, mientras introduzco la llave en la cerradura y abro la puerta de la florería, encontrándome lo habitual. Ramos armados y listos para ser entregados al repartidor invadiendo todo el mostrador. Livia está allí acomodando algunos y terminando de emprolijarlos, pero sus movimientos se detienen en cuanto me ve y su sonrisa se ilumina.
—¿Cuál es? —pregunto, olvidando las formalidades de los saludos matutinos por completo.
Ella señala un enorme ramo de lirios de color rosa y blanco. Preciosos.
—Este ha sido el mensaje personalizado que más me ha gustado de todos los que envió —comenta y me señala la tarjeta que ya ha escrito y dejado entre los pétalos de los lirios.
Rápidamente tomo el pequeño rectángulo entre mis dedos y leo el contenido de las pistas que he pedido y, por supuesto, él ha cumplido.
Los trajes negros, el café amargo y el color de tus ojos son mis cosas preferidas en todo el mundo.
Sonrío al leer la última de las tres cosas que ha incluido en su corta lista, sin esperarlo. Me ha agarrado con la guardia baja ahí y, aunque esperaba algo un poco más extenso y detallado, tengo esperanzas de poder seguir extrayéndole algunos datos para por fin desvelar el misterio.
—¿Todavía sigues sin tener idea de quién puede ser? —me pregunta Livia y niego con la cabeza.
—No, pero Aurora me ha dado una lista de nombres que quizás pueda ayudar —digo y toco con mis dedos los papeles que me ha dado y ahora se encuentran guardados en el bolsillo de mi chaqueta—. En los extractos bancarios había algunos datos de él. Su nombre es Shay A. L. Noleen. Estamos tratando de descifrar qué pueden significar la A y la L.
Livia ríe y aplaude emocionada.
—Oh, esto es increíble —exclama—. Cásate con él cuando adivines quién es. No había vivido nada así de emocionante en años.
Estoy de acuerdo con ella. Quizás es por eso que estoy tan empecinada en adivinar quién está detrás de todo esto. Desde hace años mi vida no es más que monotonía pura, con una rutina que no ha cambiado. Desayunos en la cafetería con Lance, abrir la florería, trabajar, volver a casa, cenar y dormir. Todos los días es lo mismo, podría actuar en automático y hacer todo esto a la perfección sin necesidad de concentrarme. Pero desde que las flores de San Valentín han sido enviadas, mi vida se siente más emocionante, como si hubiera alguien allí tratando de cambiar cosas que ya tenía preestablecidas y arraigadas a mi, para poder darles algo de emoción a esto tan aburrido.
Durante el almuerzo me encierro en el depósito y, mientras como un sándwich, reviso la lista que me ha entregado Aurora. Con un marcador fluorescente, subrayo todos los nombres que están asociados a personas que conozco.
Para cuando termino, en realidad esto no ha servido de nada. Tengo veinte nombres allí y ni siquiera con las pistas que han sido enviadas hoy puedo reducir la lista porque podría aplicarse a cualquiera de todos ellos.
Comienzo a creer que en realidad no quiere que adivine, de otra forma sus pistas serían algo más claras.
Al final de la tarde estoy tan confundida que tomo mi teléfono, decidida a enviarle un mensaje.
Creo que en realidad tu propósito es hacer de todo esto una tarea imposible de adivinar para mí. Puede que seas un acosador, que solo quiere verme perder para llevarme una cita.
Tal vez ni siquiera me conozcas y por eso crees que te gusto, pero en realidad no sabes nada sobre mí.
Editado: 27.02.2025