Flores para Rose

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La razón del corazón

A las cuatro de la tarde damos comienzo a la suelta de flores.

Ha sido un evento que nos encargamos de promocionar a través de redes sociales y también con folletos que repartimos a todos los clientes y también en las calles. Lo que ha dado sus frutos, ya que nos encontramos rodeados por una cantidad impresionante de personas.

Livia se encarga del puesto del armado de ramos, que hasta ahora es lo más popular. Mientras que el resto del personal especial que he contratado para el evento y yo, atendemos a los clientes que vienen a comprar flores con descuento.

Sigo echando miradas a la puerta de entrada de vez en cuando, esperando a la persona que se supone que debería venir aquí, para confirmar mis sospechas. Pero es entonces cuando se me ocurre que quizás me equivoqué en todas mis conjeturas y no es él.

Durante un descanso de dos minutos que me tomo para utilizar el baño, le envío un mensaje rápido, solo por si acaso.

Estoy llevando a cabo un evento en la florería, por si quieres venir. Teniendo en cuenta que hoy termina el plazo de cinco días que me diste, ¿Por qué no revelar todo aquí?

Pd: Creo que ya sé quién eres.

Tal y como espero, su respuesta no llega. Y a medida que los minutos se suman al reloj, también pierdo la esperanza de que aparezca por aquí.

Aurora ha enviado tres mensajes de texto en la última hora preguntando si ya ha llegado y todos he tenido que responderlos con una negativa, que fue seguida, en cada oportunidad, con caritas tristes de parte de mi amiga.

A las siete de la tarde, ya pierdo todas las esperanzas. Pienso en que quizás la emoción del incógnito era lo que le gustaba y realmente nunca planeó decirme quién es. Pero, si es la persona en la que estoy pensando, realmente me gustaría que viniera.

Es entonces cuando elevo la mirada de un cliente al que he terminado de cobrarle y mis ojos se encuentran de lleno con él. No me está mirando, sino que se encuentra observando cómo una joven termina de armar su propio ramo de fresias.

Rápidamente llamo a uno de los empleados para que me reemplace en la caja y rodeo el mostrador, mientras me dirijo fuera de la florería. Cuando unos pocos pasos me separan de él, su cabeza gira un ápice en mi dirección, su mirada se encuentra con la mía y es él quien se encarga de eliminar la distancia.

—Shay Noleen —digo con una sonrisa en mis labios.

—No me llames así —pide, con una sonrisa también enmarcando su boca.

Nunca lo había visto sonreír. Es demasiado introvertido y, si de alguna forma hemos comenzado a intercambiar saludos en la cafetería, fue porque una vez hace mucho tiempo alguien se encargó de derribar mi vaso de mocca latte y él se ofreció a comprarme otro, creo que pudo ver la tristeza de mi rostro.

Recordé ese momento exacto anoche, luego de que Lance me dijera el apellido de Loren y todas las demás opciones quedaran descartadas. Todas las pistas cobraron más sentido entonces.

—Aleixandre —susurro.

🌺

Como todavía quedaba una hora más de actividad en la florería, tuve que posponer mi charla con Aleix, de momento, y volver a encargarme de los clientes. Le dije que no hacía falta que esperase por mí, pero de igual manera lo hizo. Cuando finalmente cierro con llave la puerta detrás de mí. Se acerca con dos vasos en sus manos y me ofrece uno.

Mocca latte frío para mí, café negro para él.

—Gracias —digo antes de probarlo.

—¿Vives por aquí cerca? —pregunta y asiento.

—Un par de calles más arriba —señalo la dirección.

—Te acompañaré.

Comenzamos a caminar en silencio mientras cada uno bebe de su vaso. El aroma de su café llega hasta mi nariz.

—Creí que no vendrías —rompo el silencio.

Escucho la risa grave de Aleixandre y lo miro.

—Rose, yo cumplo con mi palabra —es todo lo que dice—. ¿Cómo adivinaste?

Aprieto los labios intentando contener una sonrisa y fracaso totalmente, por lo que la escondo detrás de mi vaso.

—Descubrí tu nombre a través del historial de transferencias bancarias, pero me di cuenta de que no conocía a ningún Shay, entonces comencé a descifrar el resto de las letras —explico y tomo lo último que queda de mi mocca—. Podían ser Lance, Loren, Alan o tú —lo miro—. Lance quedó completamente descartado desde el primer momento y luego estaba aquella pista de los trajes negros, lo que eliminó a Alan del panorama. Entonces solo me quedaban dos opciones, por lo que anoche se me ocurrió preguntarle a Lance el apellido de Loren y obviamente dijo que no era Shay.

Aleixandre asiente con una media sonrisa en su rostro.

—Inteligente, sabía que terminarías adivinando.

—¿Por eso me lo pusiste tan difícil? —inquiero— Esas pistas en lugar de ayudar, me confundían más.

Lo veo encogerse de hombros y tirar en un cesto de basura su vaso de café vacío.

—Pensé que era bastante obvio incluso antes de enviarte el primer ramo.




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