Agitando su casco en el aire e inclinándose con pausada elegancia, Fluttershy realizó una reverencia ensayada frente a su amiga, la Dra. Akito Aishime.
"¿Lo hice bien esta vez?" preguntó la pegaso, levantando la cabeza rápidamente. Sus ojos brillaban con una mezcla de expectativa y nerviosismo.
"Tu precisión es óptima y consistente con las 25 ejecuciones previas. No presenta desviaciones significativas dentro del rango aceptable para tu presentación en la Gran Gala Sempiterna. Sin embargo, observo con preocupación un incremento en tus parámetros de ansiedad," respondió Akito, ajustándose las gafas con meticulosa calma mientras enfocaba su mirada fría en el leve tic que agitaba uno de los párpados de Fluttershy.
La pegaso dejó escapar un largo suspiro al escuchar el comentario de su amiga. Frente a un gran espejo de cuerpo completo, rodeada de vestidos esparcidos en el suelo tras varias pruebas, Fluttershy bajó la mirada hacia su reflejo.
"Uuuu... Sé que me estás ayudando mucho con esto, Akito. Realmente aprecio tu esfuerzo, pero... toda esta espera me está matando," estalló de repente, extendiendo sus alas en un gesto inusualmente enérgico para ella.
"Concuerdo en que esta dilación en el tiempo de tu presentación no estaba contemplada en nuestro cronograma inicial. Sin embargo, tu nivel de ansiedad es desproporcionado," replicó la doctora, colocando cuidadosamente su casco sobre las alas extendidas de su amiga para ayudarlas a volver a su posición natural. "Además, considero que el cambio en el horario fue un evento favorable para nuestros intereses. Nos permitió seleccionar un vestido adecuado para la gala."
"Es verdad... pero..." murmuró Fluttershy casi inaudiblemente, levantando una pata trasera mientras Akito inspeccionaba los pliegues de la voluminosa falda que llevaba puesta.
Su mirada no podía apartarse del espejo.
El vestido, un conjunto voluminoso y sofisticado, contrastaba por completo con su estilo habitual. Acostumbrada a atuendos simples y colores suaves, aquella prenda le resultaba desmesurada, incluso escandalosa. Aunque en secreto tenía algunos vestidos similares escondidos en su armario, jamás habría considerado usarlos en una gala tan importante como esa.
("Si mis amigas me vieran vestida así...") Un estremecimiento recorrió su cuerpo. No necesitaba hacerse esa pregunta; ya sabía la respuesta.
Avergonzada, trató de enfocarse en otros pensamientos.
("¿Por qué Akito tiene este tipo de prendas?") Fluttershy frunció levemente el ceño. Su amiga, una doctora seria y metódica que rara vez asistía a eventos sociales, mucho menos a galas, parecía fuera de lugar teniendo algo así en su repertorio. ("¿Podría ser un hobby oculto?")
Mientras sus pensamientos revoloteaban en busca de una explicación, su mirada regresaba, una y otra vez, a un punto específico en su reflejo: la melena de pecho.
Fluttershy suspiró, ahora con incomodidad, al notar cómo Akito palpaba ligeramente aquella melena, como si evaluara su suavidad.
Más que un accesorio llamativo, la melena tenía un color tan perfectamente combinado con su pelaje que podría confundirse fácilmente con una parte natural de su cuerpo, lo que podría dar lugar a malentendidos embarazosos en la gala. Aunque ya se lo había mencionado a Akito, esta había insistido en incluirla, argumentando que era la parte más importante del vestido.
Descartando la posibilidad de que su amiga estuviera aprovechándose de ella para algún capricho personal. Fluttershy creia, que quizás, en la isla de Rou, ese accesorio tenía un significado más profundo del que ella comprendía. En cualquier caso, debía confiar en el conocimiento de su buena amiga Akito.
Aun asi ...
("Es casi como si tuviera melones sobresaliendo de mi...") pensó con desazón. Su súplica mental para reducir aquel rasgo peculiar quedó interrumpida por la enérgica voz de la doctora.
"¡JUMANJI! Esto debería ser lo suficientemente salvaje para los nativos de la isla. Estimada amiga Fluttershy, estoy 100% convencida de que esta imagen tuya cumplirá con creces el objetivo de impresionar a nuestros anfitriones," exclamó Akito con inesperado entusiasmo.
A diferencia de la fría precisión con la que había inspeccionado el vestido momentos antes, ahora lucía una sonrisa juguetona, como la de una potranca que acaba de vestir a su muñeca favorita.
Incapaz de arruinar aquella emoción pura, Fluttershy reaccionó como mejor pudo.
"¡Gracias, Akito! Es maravilloso," dijo con una sonrisa que ocultaba sus persistentes inquietudes. Sin embargo, un leve tic en su rostro delató el rastro de tensión que aún permanecía.
La pegaso seguía observándose en el espejo, ensayando una felicidad cuidadosamente actuada, cuando el repicar de una campanilla rompió la calma.
Alguien había tocado a la puerta.
De inmediato, el ambiente relajado se desvaneció, y ambas ponis adoptaron expresiones mucho más serias, propias de las yeguas adultas que eran.
La doctora Akito fue la primera en moverse, caminando hacia la puerta con la precisión de quien parece llevar un cronómetro en la mente. Tras un breve intercambio con el visitante, giró hacia Fluttershy.
"Es el momento. ¿Estás lista?" preguntó sin rodeos, ajustándose las gafas.
Fluttershy inhaló profundamente, llenando sus pulmones de valor. Luego exhaló, intentando disipar sus inseguridades. La Gran Gala Sempiterna la esperaba. Había recorrido un largo camino para llegar a ese lugar y a ese momento. Sería una noche desafiante, sin duda, pero estaba decidida a superarla. No como la pegaso tímida de Ponyville, sino como Fluttershy: amiga fiel de la princesa Twilight y portadora de una misión ineludible. No retrocedería.
Con una seguridad recién descubierta, Fluttershy habló:
"Que pase."
Akito asintió, apartándose de las monolíticas puertas, que comenzaron a abrirse lentamente con un chirrido grave y solemne. Desde la penumbra de los pasillos emergió una figura espectral.