Fluttershy entre las cuerdas y la marea | Fanfic Mlp

La Gran Gala Sempiterna - Parte II

En lo alto de una torre, envuelto en un viento frío y nebuloso, una figura encapuchada de aspecto desgarbado observaba la procesión de luces que avanzaba por la calle principal justo debajo de él.

"WOOUUUUUUUUUUUUU" Bostezó con aburrimiento desde la ventana de piedra donde estaba sentado, hastiado de las voces y la música provenientes de la monótona celebración que tenía lugar aquella noche.

"Una luna más... otra gala más... un baile más...", suspiró antes de soltar un sonoro eructo y acomodarse entre sus mantas pardas.

Con gestos descuidados, se limpió los restos de comida entre los dientes con sus sucias garras. Luego, sin reparo, escupió en una maceta floreada cercana.

¿Cuántas galas había presenciado antes? ¿Cuantas galas más presenciaria? ¿Cuánto tiempo más tendría que participar en aquellos rituales pomposos y elitistas? ¿Así viviría el resto de su vida... como un mueble olvidado en medio de fiestas repletas de gente supuestamente rica y pobre en conocimiento?

Poseía poder y astucia y, sin embargo… ahí estaba, solo, siendo él mismo.

Incomodado por sus propios pensamientos, el desconocido apartó la mirada del oscuro abismo bajo sus pies y alzó los ojos al cielo.

Entonces, como si el firmamento respondiera a su deseo, las nubes se desgarraron en jirones, dejando pasar la luz de un vivo firmamento.

Nueve lunas rojas, ordenadas en fases distintas, brillaban alineadas en una perfecta línea recta entre las estrellas. Para cualquiera que conociera lo sombrío y eternamente nublado que era aquel cielo, la visión resultaba sobrecogedora y mágica.

Sorprendido, el desconocido sintió una emoción fugaz. Sus ojos, normalmente grises, centellearon con un fulgor carmesí.

Pero fue una emocion pasajera. El cielo pronto volvio a cerrarse tragado por las nubes.

¿Era esto una señal de buena fortuna? penso el desconocido. No esperaba que algo así ocurriera. Tal vez solo era suerte… pero si realmente significaba algo… quizá debería...

Dudando de sus propios pensamientos, saltó con vigor del marco de la ventana y fijó su atención en el gran objeto que dominaba la oscura habitación.

Entonces, tras un largo silencio, habló:

"Quizá, mi vieja amiga… ha llegado el momento de tocar tus curvas de nuevo. ¿Lo deseas, verdad? Yo lo deseo... Ha pasado tanto tiempo. Perdóname si no soy gentil contigo, pero quiero hacerlo a mi manera esta vez. Y no me importa si todos en Rou nos escuchan. Quiero oír tu hermosa voz…"

Una sonrisa pícara se dibujó en su rostro mientras sus manos, sucias y delgadas, pero adornadas de brillantes anillos, se posaban sobre la pulcra superficie de la gran campana de oro que se alzaba frente a él.

[---]

Frente a unas enormes puertas, unas sirvientas esqueléticas esperaban con impaciencia. Al otro lado, en la habitación...

"Aaa... aaaa..." La respiración de Fluttershy seguía agitada. Los efectos de los electroshocks que la Dr. Akito había usado para sacarla de su anterior estado de parálisis aún persistían en su memoria... y, sobre todo, en su piel.

"Me he disculpado antes y lo reiteraría de nuevo ahora. Sin embargo, no tenemos tiempo para teatralidades como esta. Querida amiga, ¿podrías hacer un esfuerzo por reducir tu tasa de transpiración?", dijo la Dr. Akito con las cejas fruncidas y su marcado acento, reflejando su creciente molestia al ver cómo el vestido (que tanto esfuerzo le había costado ponerle a Fluttershy) se empapaba de sudor.

"Aaa... lo siento, Akito... ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Realmente lo siento! ¡Pero no puedo evitarlo!... ¡Ayyy!", chilló Fluttershy con una voz temblorosa, quebrada, al borde de las lágrimas.

Después de haberla liberado de su parálisis, Fluttershy y la Dr. Akito habían solicitado unos minutos extra para prepararse. Sin embargo, la situación había comenzado a extenderse más de lo esperado debido a un obstáculo imprevisto.

Ese obstáculo se llamaba Fluttershy, quien estaba hundida en una crisis de confianza.

Por más que intentaba mantenerse firme, sus emociones la desbordaban. Se suponía que debía actuar como una adulta, pero en ese instante solo era una potrilla asustada en su primer día de clases. ¡Cómo podía caer tan bajo en un momento como este! ¿Acaso nunca lograría dominar sus emociones? ¿Cuánto más debía vivir para, por fin, convertirse en la yegua segura de sí misma que tanto deseaba ser?

Con la mirada perdida en medio de sus propias represiones, Fluttershy respiró hondo e inhaló de la botella de alcohol médico que su amiga le había dado. Sintió ardor en la nariz y nada más. Había sido en vano. Sus temblores no cesaban y el sudor seguía brotando. La inseguridad la consumía, haciéndola perderse aún más dentro de sí misma.

Akito la observó con preocupación. La situación estaba escalando peligrosamente. No había previsto que Fluttershy sufriría una crisis emocional tan grave en ese momento. Sin perder más tiempo, buscó entre sus alforjas algo que pudiera ayudar. Dejando de lado el alcohol (claramente ineficaz) y sus equipos de electroshock (que ya no eran una opción viable). Aún contaba con otros recursos a su alcance.

Sacó de entre sus cosas una pequeña pero densa libreta de color verde. Sin decir una palabra, sujetó con firmeza la cabeza de Fluttershy y la acercó al contenido abierto del libro.

"¿Los ves, Fluttershy? ¿Los recuerdas? Es por ellos que estás haciendo todo esto. Ellos te necesitan..."

En las páginas, varias fotografías mostraban crías de delfín jugando alegremente en una playa de aguas cristalinas.

La mirada de Fluttershy se enfocó en las imágenes. Poco a poco, sus pensamientos comenzaron a ordenarse, reflejándose en una expresión más relajada.

Akito dejó escapar un suspiro de alivio, creyendo que había logrado calmarla. Pero esa esperanza se desvaneció en cuanto escuchó las siguientes palabras de Fluttershy:

"Yo... yo... quizá no debí aceptar hacer esto. ¡No sé qué me pasa! ¡Todo este lugar! ¡Los ponis! ¡Las ropas! ¡Todo! Si Twilight o las demás estuvieran aquí, me sentiría más segura de qué hacer. Pero no están... Solo estás tú y... yo... Perdóname, Akito."




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