Siempre estuve enamorado de mi prima, en otras circunstancias, los demás pensarían que esto es: “incesto”, pero en nuestra familia era lo más normal, era casi como una tradición debido a nuestra naturaleza. En el mundo vampírico mi familia es considerada: “Sangre Pura” lo que significa que jamás se ha mezclado la sangre con la de alguien que no sea miembro de la misma.
El día que mi padre notificó nuestro compromiso no cabía en mí tanta felicidad… pero existía un pequeño problema, uno que, quizá podría arruinar nuestro preciado compromiso. Debía hacérselo saber a ella… antes de que fuese demasiado tarde.
Todo esto sucedió el verano en el que tenía 220 años.
*Jardín trasero del castillo de la familia de Kerstin*
KERSTIN: Has estado extraño todo el día, ¿te sucede algo?
COREY: -Guardó silencio unos instantes –Sí… sí me sucede algo.
KERSTIN: ¿Qué es lo que te tiene así? -Se acercó más a él-.
COREY: No te lo confesaré hasta no saber que eres Kerstin y no Lauren. Han estado jugando conmigo y burlándose de mí todo el verano.
KERSTIN: -Rió –De acuerdo, comprobaré que soy Kerstin y no mi hermana gemela. Sólo yo podría saber qué hace un par de días ocurrió lo que se supone debía pasar hasta nuestra noche de bodas. -Guiñó un ojo y acercándose más al rostro de su prometido lo besó tiernamente-.
COREY: Por favor, dime que no le has contado eso a nadie. -Le susurró con el rostro de ella entre sus manos-.
KERSTIN: -Sonrió cálidamente–. Descuida, será nuestro secreto.
COREY: -La besó una vez más–. Hablando de secretos…
KERSTIN: ¿Qué es lo que te ha estado atormentando?
COREY: Es una larga historia… -desvió la mirada-.
KERSTIN: Tengo suficiente tiempo para escucharla.
COREY: Hace seis meses yo no sabía que iba a casarme contigo… debes tener eso en cuenta.
KERSTIN: En ese entonces yo tampoco lo sabía, ¿qué ocurre?
COREY: Bueno… yo estaba en casa de una amiga, Karol… ese día pasó algo que no debería haber pasado… ninguno de los dos siente atracción física ni emocional por el otro, sólo existe amistad.
KERSTIN: Y, ¿luego? -Preguntó intrigada-.
COREY: Hace dos meses pidió hablar conmigo:
KAROL: Gracias por haber venido, Corey, pasa. -La vampiresa que se encontraba del otro lado de la puerta era de una hermosa tez blanca, ojos grisáceos, cabello largo color negro y de estatura baja-.
COREY: ¿Qué es eso tan urgente que tenías que contarme?
KAROL: Te tengo un par de noticias…
COREY: Tu entusiasmo no me agrada, ¿son buenas o malas?
KAROL: Realmente no lo sé… yo lo catalogo como buena.
COREY: Escupe de una vez, me tienes con la duda.
KAROL: ¿Recuerdas aquel día?
COREY: ¿Qué es lo que quieres decir?
KAROL: Estoy embarazada -dijo sin rodeos-.
KERSTIN: ¿Qué quieres decir con ello? -Preguntó con un nudo en la garganta-.
COREY: Oh, no tienes de qué preocuparte, deja termino de contarte:
COREY: ¡¿Qué?! -Preguntó atónito-.
KAROL: Así como lo escuchas, pero deja termino de hablar. Sé que te casarás con la mujer que amas y yo no lo voy a impedir. Te he hecho venir para pedirte que me dejes tenerlos… siempre he querido tener hijos y…
COREY: ¿Tenerlos? -Preguntó un tanto anonadado, esta situación lo estaba mareando-.
KAROL: Oh, sucede que son dos.
COREY: ¿Dos? -Exclamó sorprendido. No podía creérselo-.
KAROL: ¿Quieres dejar de repetir todo lo que digo?, por favor… déjame tenerlos; si gustas, ellos jamás sabrán de ti, no seré yo quien arruine tu compromiso y tampoco te pediré dinero, mi herencia es más que suficiente.
COREY: No Karol…
KAROL: ¿¡Por qué no!? -Dijo molesta-.
COREY: No dejaré que a los niños les niegues su padre… yo me haré responsable de ellos, les daré mi apellido… después de todo, son mis hijos, no me los puedes negar.
KAROL: No, Corey, ¿qué pasará con Kerstin? No quiero que tengas problemas con ella.
COREY: Hablaré con ella y se lo explicaré. Kerstin es un alma bondadosa, seguro entenderá.
KAROL: Pero deberás prometer que si no lo acepta no te meterás en problemas con ella.
COREY: Aceptará, descuida. En cuanto a lo económico…
KAROL: ¡Ni hablar! Mi familia tiene suficiente dinero, no lo necesito.
COREY: Te lo enviaré de todas formas. Si no lo quieres usar en ti no hay problema, pero úsalo en ellos.
KAROL: Sólo aceptaré la cantidad necesaria para dos, no para tres.
COREY: Terca.
KERSTIN: -Golpeó el brazo de su amante - ¡Tonto!
COREY: ¿Por qué ha sido ese golpe? ¿Qué hice?
KERSTIN: Me hiciste creer que ella te pediría hacerte cargo y me dejarías. -Le reprochó con el ceño fruncido-.
COREY: -Rió –Eso te pasa por echar a volar tu imaginación antes de escucharme.
KERSTIN: ¡Eres horrible, Corey!
COREY: Vamos, perdóname. -La abrazó con dulzura-.
KERSTIN: Estoy de acuerdo en lo que quieres hacer… no me impondré. Es tal y como tú dices: son tus hijos y no considero que vaya a afectar lo nuestro.
COREY: Gracias por entender.
KERSTIN: Sólo tengo una condición.
COREY: Aceptaré lo que quieras, mi cielo.
KERSTIN: Cuando nazcan quiero convivir con ellos yo también, quizá y cuando tengamos a nuestros hijos se lleven bien… eso me gustaría.
COREY: Se hará lo que tú digas.
-Tres meses después se llevó a cabo el nacimiento de los gemelos. Ambos bebés eran hermosos: de piel blanca como la nieve, cabello pelirrojo y ojos verde esmeralda.
Corey cumplió con lo que le había prometido a su amante: conviviría todo lo que quisiera con el par de gemelos, Karol no tuvo problema en aceptarlo.