ALEX: Emm… chicos…
VELVET Y DANIEL: -Voltearon a ver a Alex. - ¡¿Qué quieres?!
ALEX: ¿Quieren dejar de gritarse el uno al otro?
VELVET Y DANIEL: ¡No!
ALEX: Bien, ¿de qué se trata esto? –Se cruzó de brazos y se apoyó contra el marco de la puerta-.
DANIEL: Dile que no –señaló a su prima-.
ALEX: -Enmarcó una ceja. - ¿Sobre qué?
DANIEL: Solo dile que no.
VELVET: No lo escuches, Alex.
DANIEL: Y tú, cállate.
VELVE: ¡No me calles!
ALEX: ¡Se callan los dos!
DANIEL Y VELVET: ¡Cállate tú!
-Hubo un silencio de menos de tres minutos-.
ALEX: ¿Y bien?
VELVET: Él no me quiere dejar salir mañana.
ALEX: Ay, no lo puedo creer -se estrujó el rostro - ¿tanto grito por eso? –Dijo incrédulo-.
DANIEL: Ah, pero no sabes con quién quiere salir la señorita, vamos, ¿por qué no se lo cuentas?
VELVET: Vete al infierno.
ALEX: Por favor, no comiencen de nuevo.
DANIEL: Quiere ir con… ese vampiro bastardo.
VELVET: Y tenías que gritarlo a los cuatro vientos, sino no ibas a estar tranquilo, ¿verdad? –Dijo indignada-.
ALEX: ¿Qué?
VELVET: Oh, no, ¿tú también vas a ponerte a gritarme?
ALEX: Claro que no. Daniel –fijó su mirada en él -, honestamente, no sé por qué haces tanto escándalo solo porque Vel quiere verlo, ¿cuál es tu problema?
DANIEL: ¿Qué?... Pero… yo… tú…
ALEX: ¿Eh?
DANIEL: -Lanzó un estruendoso bufido- Haz lo que quieras –dijo sin referirse a nadie en específico -luego no vengas llorando –caminó hacia la puerta y cuando iba a salir le dio un empujón a Alex para quitarlo del camino-.
ALEX: -Observó como su hermano avanzaba a grandes zancadas hacia su alcoba. -No te preocupes por él, se le habrá olvidado para mañana por la tarde –sonrió cálidamente -. Descansa –le sonrió de lado-.
VELVET: De acuerdo. Hasta mañana.
-23 de junio, 20:50pm, Alemania.
Una vez que Alex se alejaba en su auto, Lindsey se quedó en el jardín en estado de shock, ahora ¿qué le diría a su hermano?, ¿cómo le explicaría a Matt lo que acababa de ocurrir? Y no se diga a su padre, quién, en el mejor de los casos la desheredaría o quizá la llevaría ante el Consejo y propondría mandarla al Limbo por traición a su mundo. Al cabo de lo que sintió que fue una eternidad –probablemente hayan transcurrido solo un par de minutos- dio media vuelta y avanzó por el jardín, al llegar a los peldaños los subió con determinada calma, cruzó el umbral y cerró la puerta tras ella, mientras se dejaba resbalar hasta llegar al suelo, se abrazó las rodillas, recargó la cabeza en la puerta y se quedó mirando al vacío…
Los pequeños rayos de sol que se filtraban por los orificios de la tela fina de las cortinas de la habitación la obligaron a volver a la realidad mientras se sentaba lentamente notó un fuerte dolor de cabeza y todo le daba vueltas, sentía que estaba en estado de ebriedad, ¿cómo es que se encontraba acostada sobre su cama?, ¿cómo había llegado siquiera a su habitación? Lo último que recordaba era que se encontraba sentada al pie de la puerta principal, el resto era una película borrosa.
“Al fin has despertado. Me tenías preocupado.” –Dijo con voz tranquila-.
LIND: -Giró despacio en dirección al ventanal izquierdo, donde se encontraba una persona alta, esbelta y de buen porte… se trataba de su hermano, Matt. - ¿Qué me sucedió? –Preguntó con voz sorda, incluso para sus propios oídos-.
MATT: No tengo idea, cuando te encontré inerte sobre el suelo, creí que dormías, así que decidí ser buen hermano y traerte en brazos hasta tu habitación. Al día siguiente no te vi salir, opté por hacerte una visita y seguías en trance, me acerqué para despertarte pero al momento de tocar tu mano, estaba realmente caliente, llamé a un doctor para que viniera a revisarte, dijo que tienes… tenías fiebre vampírica, una enfermedad muy antigüa, se creía que desde los años 30 a.C había desaparecido; por lo que no se sabe qué la produjo y no existe antídoto, lo único que pudo hacer fue suministrarte una fórmula grisácea durante un par de días para controlarla y esperar a que por ti misma despertaras.
LIND: ¿Qué? ¿Días? –Se llevó la mano izquierda a la cabeza-.
MATT: Lindsey… llevas inconsciente más de un mes, papá y mamá aseguraron que tal vez ya no despertarías.
LIND: ¿Mamá?
MATT: Acaban de irse hace un par de horas. Desde que se enteraron de tu estado han venido todos los días.
LIND: Creí que mamá se encontraba en el Ministro de Fluxkrups.
MATT: Ya no será necesario que ella esté presente para el cumplimiento de las leyes, se han firmado una serie de acuerdos, pero eso no importa, lo único que importa eres tú.
LIND: ¿Te sientes bien? –Lo miró con expresión confundida, como si el que estuviese enfermo fuera él-.
MATT: Claro que me siento bien, aquí la enferma eres tú. ¿Cómo te sientes?
LIND: Todo me da vueltas y el dolor de cabeza es insoportable.
MATT: Son los efectos secundarios de la fórmula, necesitas comer algo, ya vuelvo.
LIND: -Justo cuando su hermano estaba por salir de su habitación, comenzó a hablar. -Matt…
MATT: -Se giró hacia su hermana. - ¿Dime?
LIND: -Vaciló antes de hablar. -Gracias por cuidarme…
MATT: Eres mi hermana, aunque me caigas mal, debo cuidarte, es mi deber –le mostró su lengua-.
LIND: Ten piedad de mí, estoy enferma y me dices que te caigo mal –hizo pucheros-.
MATT: -Rio. -No me tardo.
-19 de mayo, 9:45am, París-Francia. El hotel en el que se hallaban hospedados era muy lujoso con sus pisos de madera, candelabros araña que colgaban de los techos, pilares de mármol blanco sólido y fuentes adornadas con estatuas de sirenas hechas de piedra, daba la impresión de que lo habían sacado de un cuento de hadas. Al llegar al hotel se registraron, las hermanas pidieron una habitación para ambas, mientras que el joven se hospedó en otra, una vez en sus respectivas habitaciones, se relajaron y cambiaron de atuendo para salir a conocer la ciudad, afuera el clima era muy caluroso en comparación al aire acondicionado del hotel.