Forbidden Love

Capítulo 1: DANIELA

—Ya me extrañaba que no te aparecieras por aquí —me dice Nate cuando entro a tu apartamento. Ignoro sus palabras sarcásticas y me quedo parada en la mitad de la sala. No estoy molesta, estoy furiosa.

—¿Sabías de qué iba todo esto?

—¿Disculpa?

—¿Sabías que la película iba de este tema? Acabo de terminar de leer el guion y...

—Lo sabía, Daniela. Soy tu publicista, sé en qué cosas te estoy metiendo. Sin embargo, sabía que era adecuado para ti, para tu carrera, para tu independización de la billetera de tu madre.

Resoplo sonoramente—. Sé eso. Lo sé muy bien y sabes que yo solo me quiero liberar de las cadenas de mi madre. Pero, lo que no sabía es que el precio de liberarme de mi madre es muy caro. Demasiado caro.

—Bueno, ya no puedo decírtelo porque ya lo sabes. Sé que no has venido para preguntarme eso; así que ¿A qué has venido?

—¡A quejarme! ¡Debiste decirme! ¡No sé cómo le diré a Michael lo que pasará en esta película! —le digo levantándome del sillón. 

—¡Daniela! —me dice poniéndome las manos en los hombros haciendo que me calme. Lo miro con los ojos muy abiertos y cierro mi boca esperando que siga—. Deja de actuar como si te importara lo que diga tu padre o como si te importara lo que harás en esa película. Sé que no te interesa eso, tú has venido aquí por otra cosa. Algo totalmente diferente. 

Joder, lo odio. Nathaniel me conoce tan bien que me descifra en tan solo unos cuantos minutos. Suspiro y me vuelvo a sentar en el sillón rindiéndome—. He venido para que me digas el maldito nombre de con quien voy a trabajar, ahora mismo.

—Daniela, Daniela; sabes que no te puedo decirte eso. Sam me prohibió que te lo diga. Quiere que sea todo sorpresa.

—¿Quién? ¿Tú o Sam?

—Sam —dice cansado.

—Quiero saber quién es. Necesito saber con quién voy a hacer esas escenas. ¡Me voy a desnudar ante él! ¡Y ni siquiera conozco su cara! ¡O su nombre! ¡O algo!

—Daniela, necesitas relajarte. ¿Por qué no tomas algo?

Yo lo miro con seriedad—. No, Nate. No necesito tomar nada, solo quiero saber su identidad.

—Todo a su tiempo, preciosa —dice sonriendo encantadoramente.

—Vete a la mierda, Nathaniel —digo dirigiéndome hacia la puerta y cuando me dispongo a abrirla, Nate me coge por los hombros impidiendo que me vaya.

—Daniela —me voltea y me sonríe—, ¿Te vas a molestar por eso?

—Es importante para mí saber esas cosas, Nate. Sabes que me gusta saber todo lo que me incumbe y saber quién es, lo hace. Además, creo que a Peter le gustaría saber a quién le voy a mostrar una buena parte de mi cuerpo.

—¿Ya sabe lo que va a pasar en la grabación de la película?

—No, aún no se lo digo. Quería saber el nombre primero.

Me mira con el ceño fruncido—. Daniela, me pones contra la espada y la pared.

Se rindió, lo sé por la forma en cómo me mira y en forma de cómo dijo esa última frase—. Por favor, Nate —le ruego.

—No te pienso decir su nombre, Dan. Pero, te daré un dato más. Solo uno.

—Creo que me conformaré con eso... por ahora.

—Es casado y tiene una hija, ¿Te basta?

—A no saber nada más que su edad —le digo inconforme.

—Okey. ¿Ahora si quieres beber algo?

—¿Qué me ofreces, Nate?

—Todo lo que puedas ver ahí —dice señalando el bar de la cocina que mostraba una gran muestra de botellas de alcohol.

—Dame una cerveza.

—Dos cervezas saliendo del refrigerador.

—Si piensas que invitándome un trago se me va a pasar el enfado, estás muy equivocado.

—Pensé que ya no estabas enojada —dice trayendo las dos cervezas.

—Sabes que sí, ¿Crees que se me va a pasar, así como así?

—Madura, Johnson.

Me hago la ofendida y tomo un largo trago de la botella—. Creo que no soy la única que debe madurar, Nathaniel. También deberías hacerlo tú.

—Cuando tú lo hagas, yo también lo haré.

—Lo dices como si nunca fuera a pasar.

—Nunca va a pasar, Dan. Te conozco, me conoces; tenemos el mismo coeficiente intelectual y sé que, cuando uno de los dos llegue a madurar, el otro también lo hará.

—Ni que fuéramos mellizos. Somos dos personas muy diferentes, Nate.

—Eso es lo que tú piensas, Daniela. Créeme, no somos tan diferentes como piensas.

Suspiro—. ¿Por qué me haces cambiar de tema, Nate? Sabes que este tema no se me va a pasar hasta que conozca al dichoso actor.

—Y eso será en tres meses, Dan. Solo debes... aguantar tu curiosidad.

—Eso no será fácil. Sabes que necesito saber estas cosas para poder ser feliz.

—No las necesitas para poder ser feliz. Las necesitas para controlar la situación.




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