Capítulo 4

No quería volver a la escuela, no quería volver a ver a mis compañeros, ni quería que el profesor Hawk me volviera a dar clases, ya me había humillado lo suficiente y le odiaba.

Tenía puesta mi ropa, la cual consistía en un pantalon de mezclilla, una camiseta blanca con líneas negras de manga larga- a pesar de que hacía calor- y unos tenis Converse.

El que haya usado manga larga no era porque me cortara o algo parecido, me sentía tan avergonzada de mi cuerpo que ya ni siquiera quería mostrar nada del mismo.

Desayuné como pude, haciendo todo más por obligación que por voluntad, aunque seguía teniendo la estúpida esperanza de que todo mejoraría.

El camino para ir a la escuela se hacía demasiado corto y no quería eso, pero como dicen: "al mal paso darle prisa", lo que me alegraba era que volvería a ver a Ethan.

Llegué a la escuela y Nashla atravesó su pie para que me tropezara.

— ¡Ups! Lo siento— dijo con evidente sarcasmo.

No le tomé importancia, total, ya había sido agredida física y verbalmente por expertos. Incluso algunos de mi familia.

Me metí a mi aula y miré a Ethan dormido en una de las sillas. Me acerqué para ver a mi prácticamente hermano.



No era mi hermano de sangre, pero lo quería como si fuera mi hermano pequeño a pesar de que era un año mayor.

Comencé a jugar con su cabello negro, era muy suave a decir verdad y me enternecía su expresión tan despreocupada. Distaba mucho de ser "feo", como todos decían que era.

Recordé que al principio era muy tímido, también siempre tuvo que soportar los malos tratos de todos, sobretodo de Peter, un chico que se creía superior al resto. También tuvo que soportar las burlas y humillaciones de Mr. Hawk, al igual que yo.

Pero ahora sólo llevábamos un año conociéndonos, pero a mi me parecía que era la persona en la que más confiaba.

Ethan comenzó a despertar lentamente.

— ¡Hola!— me dijo al verme a los ojos con una sonrisa.

— ¡Hola dormilón!— le contesté bromeando.

Mi hermanito se levantó de un salto y me abrazó con mucho cariño.

— Te extrañé— le dije aguantando las lágrimas.

— Yo también, hermanita— escuché cómo se le quebraba la voz.

Escuché que alguien llegó pero seguí abrazando a mi mejor amigo. Después de un rato nos separamos.

Miré a Peter acercarse a Ethan. Él primero sólo lo insultaba, pero esta vez sí vi sus intenciones de golpearlo. Detuve su mano. Peter comenzó a reír para luego largarse.

— ¿Estás bien, Ethan?— le dije preocupada.

— Si, no te preocupes— bajó la mirada.

Llegaron los demás, pero llegaron varios nuevos, entre ellos, una chica rubia de baja estatura se sentó cerca de Ethan y de mí.

— ¿Ahorita me puedo estar con ustedes en receso?— preguntó tímida.

— Sí— respondí y Ethan sonrió alegre.

Llegó la profesora. Era nada más y nada menos que Kendra Jones, la estúpida profesora de Ciencias, que sabía que me volvería a hacer sentir mal con su imbécil afirmación de que tenía piojos. No pensé en eso y puse atención a su clase y a las demás hasta que sonó la campana para receso. Al menos no me había topado con Hawk.

Jessica— que era el nombre de la chica— nos llevó a Ethan y a mí donde estaban unas chicas. Una de ellas era rubia y muy bonita, de baja estatura y, al igual que yo, usaba manga larga; la segunda chica era la más bajita de todas, era rubia, pero a diferencia de la primera, ella era teñida; la tercera tenía el cabello castaño y muy bonita, al igual que las otras y la última era rubia con mechones castaños. Bajé la mirada, no me sentía lo suficientemente bien como para mirarlas a los ojos. Quise aparentar que no me importaba nada, así no me lastimarían.

— ¿Quienes son ellas?— le pregunté a Jessica.

— Ah, ellas son Aria— señaló a la más rubia—, Emma— señaló a la más pequeña—, Amelie— señaló a la otra rubia— y Rochelle— señaló a la castaña.

Aria, Rochelle y Amelie me miraban, también Emma lo hacía, pero ella nos miraba con aires de superioridad*, pero eso no cambiaba que me sintiera feliz en mucho tiempo. Hubo un momento de silencio incómodo.

— Mucho gusto— inició Aria. Sonreí un poco.

— ¿Y cómo se conocieron?— nos preguntó Rochelle.

— Apenas hoy— se apresuró a contestar Ethan en tono bajo bajando la mirada.

— Que bien— dijo Emma con cierto tonito sarcástico. Que linda.

Aria parecía hipnotizada, sonriendo abiertamente, miré hacia donde ella y descubrí que miraba a Adrien Ross, el chico más popular de la escuela, capitán del equipo de béisbol de la escuela.

— ¡Aria!— la llamó Amelie y ella no respondió— ¡Aria!

La aludida finalmente se dignó a voltear.

— Ya, por más que mires a Adrien, él no te va a querer— le dijo en tono cruel. Muy amable de su parte el haberle dicho eso. Aria lo miró por última vez con tristeza.

¿Por que decía eso? Si Aria me pareció una linda chica que podía ligar a cualquiera.

—Vamos a comprar— sugirió Emma—. ¿Quieren algo?

Ella esperó nuestra respuesta.

— ¿Me compras un helado? Por favor— le pedí dándole el dinero. Ella lo tomó y se fue con Amelie, Jessica, y Rochelle siguiéndola. Los otros tres nos quedamos.

— ¿En que año estas?— me preguntó Aria. Bajé la mirada.

— Apenas en segundo ¿y tu?

— Pues ya casi me voy a graduar— respondió—. Pero mientras esté aquí espero que podamos ser amigas— continuó. Eso me hizo saber que no todo estaba perdido, que no era una persona desagradable como creía—. ¿Cómo se conocen?



— Desde el año pasado— contestó Ethan sonriendo. Recordé que él me había hablado de una chica que conoció en preescolar.

— ¿Ella es la chica de la que me hablaste?

— ¡Si! Es ella— respondió con una amplia sonrisa—. ¿Cómo fueron sus vacaciones, chicas?

— Pues... Buenas, lo único que puedo decir es que... Descansé— mentí—. ¿Y las tuyas?

— Aburridas, no hallaba que hacer— contesto Ethan provocando la risa de los tres. Aria se quedó nuevamente mirando a Adrien, quien iba llegando.