Fork Valley

1. Una invitación inesperada

Bonnie Rowsey miró fijamente el correo electrónico en su pantalla, aún aturdida por lo que acababa de leer. Era una invitación de su jefe, el famoso escritor de ficción histórica Vincent De Luca, para pasar las fiestas navideñas en su hermosa casa de campo ubicada en Roaring Fork Valley, a las afueras de Aspen.

La propuesta no podía caer en un mejor momento. Aunque estaba emocionada por la oportunidad de descansar y relajarse lejos de la ciudad luego de un año lleno de trabajo, corazones rotos y la presión constante de su familia por presentar pareja en Navidad, estaba nerviosa. Tan nerviosa que si dudaba demasiado, terminaría rechazando la propuesta.

Había trabajado como asistente personal de Vincent durante varios años, manteniendo en orden al hombre de sesenta años para que cumpliera sus fechas de entrega de manuscritos, estuviera bien provisto de café para sus diarias doce horas de escritura y contestando cada llamada de su preocupada esposa, la coqueta y muy italiana Ludovica. Tales tareas podrían parecer simples y fáciles para cualquier simple mortal, pero no cuando conocías tan bien al canoso Vincent, con sus manías aprendidas desde hace años y cábalas que Bonnie debía cumplir si no quería que el hombre tuviera un ataque de nervios en la mitad del día laboral.

Aun con el drama y la formalidad que la invitación prometía, Bonnie no pudo evitar caer por la tentación de un pequeño pueblito nevado, con pocos habitantes y tanto silencio que sus oídos se sentirían aturdidos. Además, la casa de Vincent era conocida por cada blog literario y fanático entusiasta como un verdadero sueño navideño, con decoraciones monumentales, cenas festivas elaboradas y todo acompañado con la música típica de las fiestas.

¿Una película de Hallmark en la vida real? Bonnie no podía decirle que no a eso. Tomó una respiración profunda y sin dudarlo demasiado, contesto un “¡Sí!” enorme en un correo dirigido a su jefe. Luego se preocuparía por su familia, pero en ese momento, ella solo deseaba experimentar la paz que solo un pueblo pequeño como Fork Valley podía llegar a ofrecerle.

Incluso si sentía un poco de nerviosismo al pensar que pasaría demasiado tiempo con Vincent y su familia, ella estaba decidida a disfrutar al máximo esta oportunidad única. Al fin y al cabo, ¿eran sus vacaciones, verdad?. Vincent no podría decirle nada si ella se escapaba por una hora o dos buscando paz de sus locuras. Porque si de algo estaba segura, era de que Vincent no dejaría de escribir su novela más reciente, ni aunque fuera la víspera de año nuevo, o si el fin del mundo estuviera sobre él.

Al cerrar su computadora, pensó en lo que podría llegar a necesitar en el viaje y comenzó a hacer una lista de todo lo que necesitaría para la estadía. Mientras lo hacía, no pudo evitar sonreír ante la idea de pasar una Navidad inolvidable, rodeada de mucha nieve.

Sonaban como unas vacaciones perfectas, pero Bonnie sabía que no sería así. Vincent era un hombre muy exigente y siempre tenía trabajo pendiente, por lo que sabía que se vería obligada a hacer algunas tareas mientras estuviera allí. Además, aunque le encantaría pasar tiempo con Ludovica, sabía que la mujer podía ser un poco abrumadora cuando realmente lo deseaba, incluso cuando intentaba no serlo.

Con todo esto en mente, Bonnie decidió que era mejor hacer algunos planes para asegurarse de tener tiempo para sí misma durante su estadía en Roaring Fork Valley. Primero, reservó un vuelo de regreso para después de Año Nuevo, con la esperanza de que esto le diera un poco más de tiempo para relajarse y disfrutar del pueblo, sin tener que preocuparse por pasar demasiado tiempo con la familia De Luca.

Luego, comenzó a investigar algunas actividades para hacer durante su tiempo libre. Descubrió que Fork Valley era conocido por sus paisajes impresionantes y sus pistas de esquí, así que decidió reservar algunos por su teléfono para pasar un día en la montaña. También pensó en aprender a hacer algún tipo de manualidad, como tejer o hacer velas, para tener algo que hacer durante las noches en las que Vincent y Ludovica estuvieran ocupados con otras cosas de las que prefería no pensar.

Con todo esto en mente, Bonnie se sintió mucho más segura de que podría disfrutar de su estadía en Roaring Fork Valley sin sentirse abrumada o solitaria. Ahora solo existía la emoción por lo que le depararía el viaje.

No podía esperar para ponerse en camino.

—Fork Valley, ¡espero que valgas la pena! —gritó entusiasmada, lanzando los brazos al aire como una niña pequeña.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.