Esa noche nos reunimos en familia, habíamos prometido pasar la noche entera con ellos, pero cruzábamos los dedos al hacer esa promesa, porque sabíamos que sería demasiado difícil no desaparecernos en un momento de la velada, aun así intentamos aguantar, pero solo reteníamos cada vez mas el placer de sentirnos.
Tus brillantes y cautivantes ojos me observaban, nadie entendía la forma en que nos comunicábamos sin emitir sonido, solo tu y yo...Sabía lo que significaba esa brillante e intensa mirada y tu sabías el comportamiento de mi cuerpo cuando te deseaba.
Mis piernas se apretaron involuntariamente y tu nuez de Adán subió y bajo al tragar el nudo de tu garganta, me hiciste una señal mínima que de inmediato capté, le dije una excusa a tu familia y tu dijiste que me acompañarías.
Al salir de la zona de visión mi instinto me lanzó a tus brazos para poder besarte, una sonrisa se atravesó en tu boca, nos empezamos a reír ante nuestra poca resistencia.
Fuimos hasta mi casa para poder acabar con el deseo de volvernos uno solo.
Nuestra ropa quedo regada alrededor de la cama, acaricié tu torso mientras lo único que escuchábamos eran nuestras agitadas respiraciones, de inmediato encajamos, tu y yo sabemos que fuimos hechos a la medida del otro, tu mismo me lo dijiste esa noche de pasión y sobretodo amor.
Yo no te contradije, porque sí...Ambos somos un par de jugadores con la gente que se nos acerca, tu juegas con ellas y yo destrozo a cada uno de ellos. Pero cuando se trata de nosotros somos otras personas, te digo que no las dejes de inmediato, después de joderlas complacelas unos días y luego vuelve a mi, a ti te cuesta decirme lo mismo pero sabes que no puedes controlarme.
Esa noche cuando estábamos desnudos y solo escuchábamos nuestras respiraciones tu me llamaste, pensé que dirías algo trivial como siempre, pero solo me observaste y me susurraste esas dos palabras: Te amo.
Yo no te respondí, solo te observe y vi la sinceridad en tus bonitos ojos...Siempre serás tu.