Fortaleza de Dragón

CAPITULO 7

Códice etéreo: El Despertar Almat: La Unión Sagrada.

Malik Roussell

El mal encarnó de mi propia sangre, debería estar muerto, pero ellos aun me conservan,

encerrado, quisiera saber la razón, pero es imposible incluso tratar de hablar con un

demonio, solo ven a los humanos como comida y por suerte yo sigo vivo.

“Comienzo en Desgracia”

Kate

Veo a Eros de frente. Está preparado al igual que yo. Los dos sostenemos una espada más pequeña que la de los caballeros; sin embargo, son igual de filosas que cualquier otra. En estos duelos ninguno de los dos puede llevar armadura, solo un apoyo de protección en ciertas partes. Esto se debe a que peleas por un reino, y por tu reino debes luchar incluso cuando no tienes ningún escudo.

Su mirada no me dice nada. Puedo verlo directamente, pero no logro percibir ninguna emoción de su parte. No hay tristeza, enojo, ni nerviosismo. Incluso la felicidad de enfrentarse conmigo por mi reino no está en su rostro. Es como si no le importara nada de lo que está sucediendo ahora mismo con los dos.

— ¡¡Comiencen!! — Los dos escuchamos el grito de la abuela y, viendo por última vez su rostro frío y sin emociones, se lanza hacia mí con su espada, como todas las veces que lo ha hecho en el entrenamiento.

Logro detener el primer impacto, a pesar de ver en su rostro sorprendido que con ese golpe quería terminar todo. Eros frunce el ceño y, sin compasión, empieza a atacar con más fuerza.

Sostengo mi espada con ambas manos, cubriendo mi cuerpo de sus ataques. Hemos entrenado varias veces, y está fuerza descomunal con la que ahora me ataca es tan diferente a la otra con la que apenas podía llegar hasta el décimo golpe. E incluso cuando ya pasamos más, mi mente sabe que esto es serio y que no hay tiempo de pensar si me duele o no me duele, porque la victoria de hoy es más importante que cualquier otro dolor o sangre que caiga derramada. Si yo pierdo el día de hoy, todo mi pueblo pensará que soy débil y, sin saber que es más fácil, que Fallriptar me acepte, su apoyo se irá sin duda a Eros.

— De-tente no quiero lastimarte — susurra muy cerca de mi rostro para que solo yo lo escuche, logrando confundirme ante sus palabras.

Aleja su espada y me vuelve a atacar, cortándome en los puntos donde mi apoyo no llega a cubrirme.

Ese maldito me distrajo.

Me hago hacia atrás por el dolor de la cortadura y llevo una de mis manos a la herida, que en seguida comienza a sangrar.

— ¡Princesa! — escucho el grito de pánico proveniente de Buster y reacciono ante el ataque continuo de Eros con su espada. Por desgracia, al sostener mi espada con una sola mano, logra que mi arma salga volando.

— Es en serio lo que dije princesa. No quiero lastimarte — vuelve a repetir Eros, apuntando el filo de la punta de su espada a la altura de mi cuello. — Ríndete y juro que encontraré una manera, para que sigas siendo la princesa de Roussell.

Sus palabras no las puedo dejar pasar. Esa sería una buena oferta para alguien más, pero para mí es algo que no puedo aceptar. Si no lucho por lo que tenía mi familia, entonces ¿cuál es la razón de seguir aquí? Sin mi hermano, sin mis padres, ¿por qué tendría que quedarme y seguir siendo la princesa Roussell?

Si, hace unos días pensé y lo deduje. Esto no lo hago por mí, sino por ellos, que vivían aquí conmigo. Además, ahora que he estado tomando las clases de Thiago, no puedo dejar que su esfuerzo simplemente desaparezca, como si nunca hubiera existido.

Eso es inaceptable incluso para mí pensamiento más irracional, y si me tengo que aferrar a esa idea para seguir de pie, la tomaré para impulsar mi camino.

— Esté es el reino por el cual mi hermano estuvo entrenando todos los días sin descanso. No importaba que tan exhausto estuviera o si Buster era muy duro con él. Mi hermano nunca lo tomó como una carga, porque proteger a su pueblo, a mi madre y ver lo orgulloso que estaba mi padre por él era lo único que lo motivaba a seguir adelante. No creo que alguien como tú lo entienda, Eros, pero… — pongo mi mano sobre su espada sorprendiendo a todos. Nadie está tan loco para cortarse asi mismo. Aun así, lo único que busco es ganar, sin importar lo que suceda, porque jamás pronunciaré esas palabras. No les daré gusto. — Al no tener nada que me importe, me quedé con sus sueños, así que esto ya no depende de mí — lo miro a los ojos con toda mi determinación que tengo para ganarle — sino de lo mucho que yo recuerde cómo mi pequeño hermano añoraba convertirse en rey. Y si quieres su trono, —aprieto con fuerza su espada para evitar que se aleje y, con mi otra mano cierro el puño. — ¡deberás lastimarme! — Golpeo a Eros en su rostro y, sin que ninguno suelte la espada, aprovecho la oportunidad para seguir golpeando, lo más que pueda.

Buster

Desde que era joven, cada que tenía una oportunidad, me inscribía en duelos para lograr convertirme en caballero. Mi familia era de muy bajos recursos y no contábamos con un título; sin embargo, el rey en cada cambio de estación, organizaba duelos en los pueblos ofreciendo la oportunidad de que varios fueran más que un siempre sirviente. Pero, por alguna razón, a mí nunca me eligió, aunque yo ganara a muerte en todos y cada uno de los duelos.



#1765 en Fantasía
#225 en Paranormal
#84 en Mística

En el texto hay: dragones y magia, hermano, fantasia demonios

Editado: 18.02.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.