Fortaleza de Dragón

CAPITULO 10

El enigma de las Sombras: Demonios y sus Secretos

Relato 3: Mátalos

El deber de todos los integrantes de la familia real es una.

Matar a todos los demonios que se encuentren sin dudar,

No importa el método, pero siempre deben ser quemados

Por el fuego de los guardianes.

“La Sangre De Un Sucesor”

Kate

El ambiente es sofocante, y aunque la noche es fría, todo a mi alrededor parece indicar lo contrario. El calor me sigue consumiendo. Mi vista poco a poco se tiñe de un color rojizo, como si todo a mi alrededor estuviera cubierto de una capa de sangre u fuego, queriendo cada vez más, ir tras ellos.

Miro hacia enfrente, la oscuridad de la noche lo envuelve todo, pero puedo verlos claramente: a Buster y al otro, cuya cara, por primera vez, soy capaz de ver, es demasiado joven, podría jurar que tiene la edad de Eros o es un poco más grande.

Pero para su edad, se mueve con una urgencia feroz. Se enfrenta al demonio, que hace un instante se encontraba frente a mí, pero que, gracias al joven, ahora está lejos; sin embargo, al ver a ambos demonios, mi corazón bombea, empujándome a ir por ambos.

La sensación en mi interior es más densa, imposible de detener. Cada paso que doy hacia ellos, es con una idea clara; no tengo dudas, pero lo más extraño, es que jamás me había detenido a pensar, que debo destruirlos a cualquier costo.

El viento roza mi rostro. Y mis ojos están fijos en el demonio que ha hecho trizas mis ilusiones, esa mano, esa sucia y despreciable mano. Debe ser carbonizada por haberlo tocado.

Ira, enojo, frustración. Si, puede que todo eso me controle, pero también ha desaparecido el miedo y la duda. En realidad, ya nada importa; solo mi impulso al saltar e incrustar un golpe inminente, impulsado por la fuerza que emana de mí: un resplandor ardiente que danza y devora todo con una intensidad inigualable.

El impacto es tan rápido que no le da tiempo de reaccionar al demonio ni a nadie. Mis brazos se tensan, listos para otro golpe en su estómago. Su caída al suelo es demasiado lenta o quizás yo llegué demasiado rápido; en realidad, no importa que pasó primero, lo importante es golpearlo de nuevo, y asi lo hago.

El mundo a mi alrededor se ha detenido en el instante que sale volando, chocando en su trayectoria con las paredes de la posada. El crujido de las cosas romperse llega a mí sin causarme lástima ni importarme en lo más minino.

Apunto mi atención a Buster. Aún escucho al otro levantarse y quitarse los escombros que le han caído encima, asi que evito ir ayudar a Buster.

— CUIDADO — el chico se interpone con su espada de nuevo, deteniendo la niebla negra que venía directo a mí. Al chocar, la niebla se divide en dos, rodeándonos a ambos en una gran esfera negra.

La niebla apaga casi por completo nuestra visión, pero las flamas en mis brazos siguen ardiendo, lo que nos da luz o al menos a la persona que tengo al lado. Yo aun puedo ver. Nos rodea, moviéndose de un lado a otro, esperando un descuido, para salir, y atacarnos.

Se coloca detrás de nosotros, más específicamente, detrás de chico, como si quisiera deshacerse de él, para que deje de intervenir.

Miro mi mano, las llamas ondulan con un ritmo hipnótico, creando figuras efímeras que se retuercen en el aire. Su color varía desde un tenue naranja hasta un rojo ardiente.

¿Podré quemarlo?

Sí.

¿Podré expandirlo más?

Sí.

Respondo sin dudar las preguntas. Todo esto es tan familiar que no hay necesidad de cuestionar lo que puedo hacer con este poder.

Sujeto de la mano al chico cuando veo que se lanza a él y lo cambio de posición a la mía. Me pongo frente al demonio, quien se detiene al instante, justo antes de que su rostro se convierta en polvo, por mi mano. Y solo nos observamos mutuamente.

— ¿Protectores? — escupe, curvando sus labios se en una sonrisa antinatural, no es tan ancha, sus dientes parecen normales, pero que reflejaban una amenaza muda. No era una expresión de alegría, sino de hambre y malicia, Era tan monstruosa, que me revuelve el estómago. — Son iguales a nosotros, no son humanos, tú y tu hermano, serán los peores — La frialdad de sus palabras me desconcierta, al escuchar que se refiere a mi hermano, como si él siguiera vivo. — No debieron vivir los dos, es una lástima… para los inservibles humanos.

— Infeliz — Las llamas se avivan más, como un depredador hambriento cuando se descontrola, al saber que solo juega conmigo. Retrocede borrando la falsa sonrisa.

— ¿Acaso no quieres saber dónde está? Sígueme. Te llevaré hasta tu querido “Thigo” — Su mirada fría que no muestra más que repulsión, me detienen por un instante, dudando, queriendo creerle, pero mi odio incrementa al recordar como masacraron a mi papá y es posible que a mi Thiago y a mamá también.

Cierro los ojos solo un segundo, atrapada en los recuerdo que no quiero, pero que siguen desgarrando mi interior, un dolor lleno de odio por el demonio frente a mí. Dejando que la llama me consuma, creando caos, hasta llegar al punto de alcanzar su rostro y quemarle los ojos de un golpe. Una gran explosión estalla al juntar, en un solo instante, esas dos fuerzas, transformando niebla en humo y dejando solo quejidos de ardor.



#1765 en Fantasía
#225 en Paranormal
#84 en Mística

En el texto hay: dragones y magia, hermano, fantasia demonios

Editado: 18.02.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.