Fortaleza de Dragón

CAPITULO 16

Códice etéreo: Juramento al Trono

Apartado 1: “Compromiso de fidelidad absoluta”

El soberano jura eterna lealtad a su reino y sus súbditos,

sin poder quebrantar su juramento

bajo ninguna circunstancia.”

“Regreso”

Kate

— Cuídese mucho, princesa. — Asiento ante la preocupación de la Sra. Olvida

— Lo haré. Ustedes igual cuídense.

— Lo haremos — asegura su papá que sonríe suave, para después ver a Milan, nunca podré olvidar su cabello hecho un desastre. además de recordar sus pestañas largas y sus ojos cafés que siempre me miraba para decirme que lo lograría.

— Milan. Gracias — hago una pequeña reverencia, agradeciendo de todo corazón todo lo que hizo por mí en este tiempo, solo cuidaba de mis heridas igual siempre me preparaba comida deliciosa junto a mi chocolate favorito.

En un instante se escucha un sonido fuerte y fijo de nuevo mi mirada teniendo enfrente de mí. — ¿Pe-ro que haces? — suelto queriendo ayudar a Milan para que se levante del piso debido a que se arrodilló.

— Cuídate, — Pide de rodillas mientras sus ojos se clavan en los míos llenos de tristeza, haciendo que mi corazón tiemble y quiera quedarme por un segundo — y ven a verme. — Siempre fue amable, me cuidaba, cumplía mis antojos y sobre todo estaba ahí a mi lado, buscando la mejor manera para darme aliento, que me haga dudar tiene más sentido que querer irme, pero las cadenas de mi destino que están sujetas alrededor de mis manos me lo impiden, con fuerza.

— Lo haré — Susurro viendo aquella sonrisa suave que, a pesar de las lágrimas, sigue brillando de manera hermosa por cualquier cosa que digo, aunque tarde años en volver a verlo. Y de solo pensarlo puedo asegurar con mayor razón que no me gusta.

Las despedidas no me gustan. Son duras e incomprensibles para mí, como la partida de Lucas. Se fue y aunque trato de entender su motivo, la opción que le di para quedarse, era oportunidad que muchos anhelan, tanto, que luchan arduamente por obtenerla. Jamás volverá a recibirla en una bandeja de plata como yo se la ofrecí, pero, aun así, decidió irse.

Todo este tiempo he trabajado mucho tratando de no pensarle, porque me obligó a pensar que me basta con hacerme a la idea de que está bien y lo más importante es que está acompañado de su familia, pero no es así, a veces soy egoísta queriendo que hubiera elegido quedarse porque, a mi corta edad he descubierto que no me gusta que la gente a mi alrededor desaparezca, como si nunca hubieran existido.

La luz, el mensaje, la tierra temblando bajo de mi. Fue el aviso de su nacimiento, majestuoso de presenciar. Jamás pensé que vería algo tan deslumbrante que descendiera del cielo a la tierra, fue casi segador. No hay nadie en el mundo que no pudiera verlo, su esencia bendijo de nuevo a todos los reinos en una luz que se metió en el alma de todos, trayendo una tranquilidad indescriptible que brotó en un abrir y cerrar de ojos.

En un principio, me alegró mucho que hayan nacido justo cuando por fin había logrado avanzar, pero al ver a su familia en la puerta admirando el destello, mi tiempo se detuvo y me di cuenta, que ese era el mensaje que Buster esperaba para dar por terminado mi entrenamiento y volver a mi hogar, mi realidad...en la cual ninguno de ellos estaría a mi lado y eso me hizo doler mi corazón.

— Es hora — La voz de Buster me trae de nuevo a la realidad una vez que ha terminado de empacar todo y solo puedo ofrecerle a Milán y su familia una última sonrisa.

Buster que se encuentra arriba del caballo, estira su mano, me ayuda a subir delante de él y sin decir nada más, comienza a cabalgar rápido debido a que mañana a primera hora debemos ir al Reino etéreo por Fallriptar.

El día transcurre rápido, y la luz tenue de la noche nos envuelve, al igual que los ruidos que hacen temblar mi cuerpo. Me afectan tanto que siento que me volveré loca en cualquier segundo, gritando, pidiendo clemencia para no oírlos.

Jalo aún más la capa para cubrir bien mi rostro y evitar que Buster se dé cuenta de mi frustración al no poder hacer nada.

No levanto mi rostro, no miro al frente, solo aguanto hasta que por alguna razón desconocida aquellos ruidos se desvanecen en un instante como si alguien me hubiera tapado los oídos, justo como mamá lo había hecho en el pasado llenando de nuevo mi mente de tranquilidad, lo más extraño es que nadie tenía sus manos cubriendo mis oídos.

Levanto la mirada ante aquel suceso y es en ese momento donde me doy cuenta que hemos llegado al puente que da acceso directo a la entrada principal del castillo.

Mi hogar se encuentra frente a mí, salí con el corazón en pedazos, pero ahora que lo veo, se siente raro. Estoy tranquila sé que podré enfrentar sin miedo a Eros, pero ya no es un lugar donde pueda sonreír y pueda ver una sonrisa, en realidad es un lugar lleno de recuerdos que pesan en mi pequeña alma.

— ¡¡Bienvenida princesa!! —Dos filas llenas de caballeros se arrodillan en el momento en que entro con Buster.

Por un instante mi respiración se detiene, presenciar el recibimiento de todos me paraliza. Jamás hubiera pensado que todos me recibirían de tal manera, como si no hubiera nadie más importante que yo.




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