Fortaleza de Dragón

CAPITULO 19

Códice etéreo: El Despertar Almat: La unión sagrada.

David Roussell

“Lo escuché dentro de mí, estaba decepcionado por alguna razón,

supongo que es por ser un sucesor débil, pero aun asi me aceptó

Y me guio hasta él”

“Reino Etéreo”

Kate

Cuando aquel rayo de luz vuelve a entrar por mis ojos, lo primero que noto es estoy dentro de una gran carpa, descansando. Buster está justo a mi lado. Duerme tranquilo en la silla, pero basta un pequeño movimiento con la intención de levantarme para que él reaccione enseguida como si hubiera estado esperado que despertara en cualquier momento.

—¿Se encuentra bien? —Suelta alarmado, pero en seguida me tiende su mano para ayudarme a levantar.

—Sí. ¿Dónde estamos? — Pregunto sentir en todo el entorno una calma inquietante como si no hubiera nadie a fuera, e incluso aquí mismo. Todo se siente tranquilo en paz.

—En el reino Etéreo. — Mis ojos se agrandan con una mezcla de asombro y alarma. Incrédula al escuchar sus palabras. — Desembarcamos hace dos días al amanecer — La sorpresa en mi rostro debe haberla visto, puesto que comenzó a explicarme todo lo que sucedió después de que colapse — Todos los príncipes han llegado, solo esperan por usted para que puedan ingresar por las puertas sagradas.

—Los he retrasado

—En realidad no. — Suelta un suspiro como si hubiera sido un día malo — Por la noche, apenas piso tierra el príncipe Clyde.

—¿Y todo estuvo bien con su llega, o por qué el cansancio? — Buster se queda en silencio escondiendo por unos segundos lo que sucedió.

— El príncipe Clyde, al enterarse de su estado, quería visitarla en horas inapropiadas, y me ocasionó muchos problemas al negarle la entrada. Tantos, que llegó a desenvainar su espada contra el príncipe de Blake.

— Ya veo, Clyde aún sigue siendo atrevido. — No me sorprendo al escuchar lo ocurrido. Clyde es asi, siempre se preocupa demasiado por mí aun cuando eso signifique desafiar la etiqueta y a los demás.

Si de él hubiera dependido la decisión de ir a visitarme al castillo en cuento fue el accidente. Él hubiera sido el primero en llegar, pero de seguro sus padres se lo impidieron.

—Asi es, y si el príncipe Ray no hubiera intervenido, ambos sin duda alguna habrían terminado combatiendo por la imprudencia del príncipe.

—Está bien ¿Verdad? — No importa lo atrevido que a veces llegue hacer, dentro de mí, sigue siendo el mismo amigo que siempre ha sido amable y cariñoso, con el cual puedo contar sin importar nada.

—Sí. Fue aislado en su carpa. Lo dejarán salir en el momento que todos estén reunidos para adentrarse en el reino sagrado.

—No podemos retrasarnos más — Me levanto de la cama con la firme intención de salir de ahí lo más rápido. No puedo dejar que tengan encerrado más tiempo a Clyde, aunque sé que no debería importarme, no puedo olvidar la amistad que tuvimos de la noche a la mañana.

—Permítame, le traeré sus pertenencias— Buster se retira con rapidez al notar mi decisión de salir.

La brisa calmada, el aire puro que entra limpiando mi interior, son la frescura de un lugar hermoso lleno de vida; pasto, árboles y montañas están a nuestro alrededor en una belleza incomparable.

La gran entrada que se encuentra frente a mí, brilla en destellos como si quisiera deslumbrarnos con su belleza incluso cuando aún está cerrada.

Este reino, respetado y venerado por encima de cualquier otro, guarda entre sus muros la historia tallada de cada guardián, recordándonos que, sin ellos, ningún reino habría sobrevivido. Todo en este lugar emana la esencia de una divinidad pura e irreal, imposible de igualar para cualquiera.

—Kate— Una voz llena de alivio me llama. Clyde llega junto con sus caballeros que lo protegen y a la vez le prohíben acercarse a mí. Ahora que los dos somos sucesores no podemos intercambiar palabras de aliento a menos que sea sobre política.

Debió ser muy duro, ¿Verdad? Hermano. Verme solo de lejos hablando, queriendo acercarte, pero a la vez detener tus impulsos porque no debes hacerlo.

No pronuncio nada al saber qué es lo que se siente aquella sensación de dolor de querer ir a saludarlo, pero no poder hacerlo, asi que solo bajo mi rostro tratando de decirle con aquel gesto que estoy bien, para evitar que aquel rubio se meta en más problemas.

Más pasos se escuchan; más personas comienzan a rodearnos. El joven de cabello negro, a cierta distancia de Clyde, me lanza una mirada cálida, como si se alegrara de verme. A Clyde, en cambio, le lanza una mirada de advertencia, impidiéndole acercarse.

Mi alma sonríe al verlos. Hace mucho que no veía a mis amigos y lo mejor es que parecen no haber cambiado ninguno de los dos.

Tres personas más se unen a nuestro circulo principal, uno de ellos es Eros, que se coloca al lado de mí, los otros dos son los príncipes de “Stewart” y “Blake”. Nunca antes los había visto pero su apariencia ejemplar y sus caballeros detrás lo dicen todo.



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En el texto hay: dragones y magia, hermano, fantasia demonios

Editado: 24.08.2025

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