I

El final y el inicio de las filias

Los años no pasaban en vano cuando al caminar por la arena húmeda nos dábamos cuenta de todo lo que hemos pasado juntos con tal de salvar a Elfman y los nueve mundos

Siempre rodeados de algo que ni siquiera nosotros siendo la primera generación entendíamos completamente, aunque hubiésemos vivido todas aquellas batallas que nos dejó con más marcas de pena que de gloria. Pero sin importar cuantas batallas hayamos podido ganar y en otras cuantas fuimos vencidos; lo que perdimos en cada una de ellas sobrepasa al sentimiento de victoria que pudimos tener al alejar un poco más a Kiebuck.

Que sin importar el dolor por saber que un pedazo de nuestra alma se iba con cada batalla, teníamos la certeza de que la profecía se había cumplido al pie de la letra y que ésta contaba con la fuerza suficiente para poder seguir sin necesidad de la intervención de alguno de nosotros hasta que la siguiente generación llegara a suplir nuestros lugares.

Cada uno cumplió con su cometido marcado en la profecía y nos hacía sentir jubilo saber que los siguientes lo harían al igual que nosotros. Nada podía salir mal, pero a la vez todo salió mal porque no todo era lo que nos contaron y la verdad que se profesaba nunca lo fue.

Fuimos entrenados para matarlo, pero en el camino la verdad cambió y con ello aquello que no tenía sentido en profecías lo tuvo, pero no importó hicimos lo que mejor pudimos y hoy en vísperas de nuestra jubilación por fin podríamos disfrutar un poco sabiendo que todo estaba en orden y nada de qué preocuparse por un tiempo.

La playa era hermosa y la brisa encantadora, cada uno con sus respectivos trajes de ceremonia para recibir y conceder nuestros tronos, cargos y poderes a los nuevos sucesores por las siguientes décadas; esta sería la primera de muchas caminatas al aire libre que nos esperaría.

Mallva[NRR1] se encontraba listo para ocultarse y con eso Azurza[NRR2] ascendería para poder así iniciar la ceremonia. Me detuve un momento pensando en cómo sería el reinado de mi nueva sucesora y como había sido elaborada su corona; pero sobre todo me preguntaba qué sucedería con la mía al dejar el cargo.

Detuve mi pensar y me concentré en imaginar lo que el destino nos tenía preparado a cada uno de nosotros, las primeras filias, las que hicimos lo que estaba en nuestras manos e incluso lo que no para el bienestar de los nueve mundos.

Una cosa sabía muy bien, la guerra nunca acabaría, pero al menos se había detenido. El enemigo siempre fue uno y no bastaría una generación para acabar con el mal de una eternidad, así que en silencio me consolé y acepté que posiblemente ésta fuera una guerra de nunca acabar.

─Es hora Reina Nictofilia─ dijo Selenofilia mirando hacia al cielo y dando una reverencia hacía a Azurza.

Glosario del capítulo.

Mallva.

Es el nombre de la estrella que ilumina los días de Elfman, pero si nos ponemos estrictos es una bella forma de llamar a nuestro sol cuando estamos dentro de este libro.

Azurza.

Al igual que los días en Elfman que son iluminados por una estrella llamada Mallva, por las noches hay una estrella que deja ver sus tenues rayos de luz e ilumina las superficies de Elfman, de esta forma brinda cobijo y confort a aquellos valientes que deciden adentrarse en la oscuridad de la noche.

Y sí, Juvia la llama la luna de Elfman luego de conocer a la luna de Gerd, uno de los nueve mundos.