Forum Filias 1. El comienzo de una era y los tres poderosos.

Quattuor

Primera sucesora, Nictofilia

“Incapaz el ser que contenga vida y no decida brindar un poco de ella para el bien de su comunidad. Si el ser no es lo suficientemente capaz de entregar vida a quien lo necesita, su alma habrá sido una obra de arte desperdiciada.”

─Proverbio Elfman.

Esa tarde no descubrieron al traidor dentro del palacio, pero al menos sus sospechas fueron acertadas y un grupo de Guardianes lograron combatir contra los Miseriae de Kamel que bajo las órdenes de Kiebuck habían tomado iniciativa para retrasar la misión. No fue coincidencia que después de aquello más almas fueran encarceladas y condenadas al exhilio de un punto muerto de Elfman, pero al menos fue una batalla ganada para Elfman y aquellos que ahora se consideraban dignos de la misión ya que esa noche lograron iniciar la mayor misión de Elfman y el Universo.

Traer a los sucesores de MystῘcus.

Juvia en la Tierra.

La llegada del joven aprendiz, el Sanador y los Guardianes encargados de las sustracciones de las Filias de la Tierra hacia Elfman, había sido hacia diez minutos y el joven se encontraba ansioso de dar inicio al paso número uno del plan, el primer encuentro, pensó que ganarse su confianza sería fácil, pero nunca se sabe que pasará.

El aprendiz y los Guardines se encontraban justo en medio del Central Park, con las vestimentas que caracterizaban a un Elfmanian. Fue así como mientras los Guardianes se encargaban de vigilar el área dispersándose por este, por la mente de Juvia apareció el pensamiento de camuflaje; sabía que era necesario cambiar su aspecto para no llamar la atención. Khalifa le había otorgado la virtud necesaria para poder cambiar sus vestimentas, y justo era el momento idóneo para hacerlo antes de que algún humano se mostrara ante ellos.

─Reúnanse todos ─dijo Juvia alzando la voz lo suficiente para que los mismos Guardianes que vigilaban el terreno lo escucharan y acudieran a su llamado ─. Es momento de que cambiemos nuestras vestimentas, debemos asegurarnos de que no llamemos la atención y debemos asegurar la vida de nuestra Filia.

─ ¡Entendido ministro! ─dijeron el Sanador y Guardianes al unísono, parecía ser un grito guerra y aunque no estuviesen dentro de una batalla todos debían mostrarle el debido respeto por la simple razón de ser un aprendiz a ministro y ser quien contenía la sabiduría y enigmas sobre cada uno de los sucesores.

Sabían que habían sido entrenados y preparados para no preguntar nada si no se les era concedida esa posibilidad, pero sobre todo habían sido entrenados para proteger a quienes habitaban dentro los terrenos del palacio.

Aunque sus mentes también surcaban a la necesidad impetuosa de dar rienda suelta a su curiosidad ante los relatos hablados por todo Elfman, sobre todo sobre la próxima llegada de los sucesores mas no sucesor, sin embargo, no lo hicieron, así que solo callaron sus ideas y continuaron.

─Reúnanse a mi alrededor todos ─ordenó.

Una vez todos reunidos alrededor de Juvia, este les pidió que cerraran los ojos y despejaran su mente. Todo se tornó silencioso y en las mentes del Sanador y de los Guardianes se volvieron quietas y expectantes de lo que pudiera pasar, todo lo que se lograba escuchar a la redonda era el bullicio de una gran ciudad con su gente dirigida por un trabajo, tareas e ideales que los hacia caminar apresurados y en busca de un bien para su vida, no importaba si era de día o de noche.

Fue el canto que los tranquilizó y una vez sus mentes se fueron calmando la susurrante voz de Juvia pronunció:

«Neglegens adferre, clara sidera lumen ab defendat.

Transforms vestibus, ut animarum reformabit

corpus humilitatis nostrae, ut dormiam.»

Al terminar de pronunciar las palabras se vieron envueltos en una luz enceguecedora, donde sus ropas se desintegraron para convertirse en simples telas adheridas a sus cuerpos.

No se mantuvieron envueltos por la magia durante mucho tiempo, al contrario, fue casi fugaz el momento. Pero eso nadie podría desmentirlo o admitirlo, porque para sus sentidos todo era diferente y preciso, así que una vez la luz dejó de resplandecer a su alrededor y pudieron abrir los ojos se observaron a sí mismos y otros detallando cada parte que conformaba las prendas que cubrían ahora sus cuerpos.

─Si me permite expresar ministro Juvia, estas telas son muy horrendas ─dijo uno de los Guardianes ─, no entiendo como los humanos las usan. Son tan…

─Incómodas y ceñidas al cuerpo ─dijo completando la frase otro Guardian ─Nos vemos tan extraños.

─Debemos acostumbrarnos a esta vestimenta, Guardianes y Sanador ─dijo Juvia ─. No será por mucho tiempo que vistamos así.

Si bien era cierto que la nueva vestimenta de los Elfmanian no era para nada parecida a su estilo convencional, la ropa que en ese momento vestían había sido pensada para determinarse como personajes de alto valor, personas influyentes y de un grado socioeconómico influyente por lo que, de esa manera, aunque, resultarían atractivos, también pasarían desapercibidos.

Más teniendo en cuenta las posturas que sus cuerpos persistían en mantener. Cuerpos erguidos y derechos, con la vista en alto y rostros imponentes de poder, superioridad y elegancia.




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