Juvia y Nictofilia.
El peligro cerca de uno mismo
Procurando no ser visto por nadie Karnak curó con las infusiones que sabía haría más rápida su recuperación para poder marcharse más rápido y cumplir con su misión.
Habían pasado tres semanas en donde la semana y media anterior solo se encontró tendido ya recuperado de la herida mortal que le habían causado en el bosque. Mientras el fingía seguir en recuperación Erza decidió mandar más Guardianes al bosque para investigar al hombre del ataque.
Con los ojos cerrados y la cabeza recargada en esa incomoda cama en la que se mantenía recostado, escuchó la puerta abrirse y cerrarse casi en el mismo instante.
─ ¿Karnak sucede algo? ─preguntó sin mirar a la persona que había entrado.
─No me llamo Karnak, pero si Boris ─habló el tercer poderoso ─. Así que lamento decepcionarte amigo, por cierto, tú y tu gente tienen nombres bastantes extraños.
Al escucharlo inmediatamente levantó a cabeza mientras abría a la par los ojos, dándole una pequeña sonrisa.
─No sabía que eras tú Boris─ dijo sentándose lentamente. Aunque su herida haya curado por completo se encontraba adolorido y con un gran morado como recuerdo de su traumático encuentro con aquel hombre, sin embargo, no pudo evitar reír al escuchar lo de sus nombres raros ─, pero sí tenemos nombres bastantes…Peculiares, Boris.
─Tenías los ojos cerrados y no prestabas atención a tu alrededor─ dice sentándose en uno de los sillones que se encuentran dentro de la habitación ─. Por lo mismo no sabes quién entra o sale.
─Eso parece tener lógica.
El tercer poderoso ríe mientras asiente a lo que dijo Juvia, pero una vez calmada su risa pregunta cómo se encuentra y también expresó su asombro ante su recuperación y cicatrización tan rápida. La plática fluye con naturaleza que no se dan cuenta del pasar de las horas y que es tiempo de que se retire sabiendo que hoy no le toca cuidar de él, aunque viendo a los grandes hombres que custodian la entrada de la habitación no cree posible que haga falta de alguien cuidándolo.
─ ¿Eres algún tipo de narcotraficante, mafioso o algo parecido? ─se encuentra preguntando mientras pone pie ─, digo es muy raro que alguien tenga guardaespaldas y no lo hayan podido salvar de un ataque como el tuyo.
─No soy un mafioso o algo que se le parezca Boris, pero si soy un hombre con bastante importancia en el mundo ─responde a lo que preguntó el joven divertido de las sospechas que mantenía con él tras su ataque ─. Así que no tienes de que preocuparte.
El joven medita sus palabras pensando en lo que acaba de decirle cuando la puerta de se abre con brusquedad haciendo que salga de sus pensamientos. Lo primero que nota es que la intrusa es una joven chica de tez morena bastante atractiva que luce realmente preocupada por Juvia.
─ ¡Juvia! ─dice sonando aliviada al verlo ─Me preocupe bastante cuando escuche la charla de Erza y MystῘcus.
Boris ve como la joven abraza con fuerza a Juvia y lo besa en toda la cara. Realmente se encontraba aliviada de verlo pensó el joven.
─ ¿Cómo has llegado hasta acá?
─Vengo preocupada por tu vida temiendo perderte y es lo único que me dices ─dice incrédula Nictofilia.
─Sí, es lo que he dicho ─responde ─. ¿Me dirás como has llegado aquí?
─Le insistí a Erza, MystῘcus y Khalifa para que me trajeran con ellos─ responde sentándose en la orilla de la cama acariciándole el cabello. ─Necesitaba ver por mi cuenta que te encontrabas bien.
Él negó, pero no se mintió al pensar en cuanto le agradaba que se encontrara aquí con él en este momento. Sin embargo, temía que alguno de los tres los viera abrazados y demostrándose tanto afecto pues la sola idea de que descubrieran su reciente, pero intenso sentir hacia la primera poderosa no hacía más que crecer y por él veía y sentí para era lo mismo.
─Me alegro de verte Nictofilia ─dijo tomando su mano para besar el dorso de esta ─, ¿Entonces han venido los viejos contigo?
La chica asintió con una sonrisa pareciendo divertida de la mueca de desagrado de Juvia al ver que habían venido los ministros y el gran maestre.
─Sabes que te alegra la noticia de verlos.
─A ti no puedo negártelo ─confesó.
El sonido de alguien aclarándose la garganta los sacó abruptamente de su burbuja de felicidad y estabilidad haciendo que dejasen de mirarse de la forma en la que siempre lo hacían. Juvia miró a Dendrofilia y esbozó una pequeña sonrisa pareciendo realmente apenado por dejarlo olvidado y no haberlo presentado a Nictofilia.
─Lo lamento Boris ─dijo con las mejillas rojas ─. Ella es Emeraude y es mi…
─Novia ─ respondió Nictofilia, causando que el interrumpido abriera mucho los ojos ─, yo soy su novia. Un gusto en conocerte Boris, ¿verdad?
─Sí, así me llamo ─respondió luego de un rato ─. También es un gusto en conocerte.
Los siguientes minutos permanecieron hablando sobre cómo había sucedido todo, pero sobre todo la ineptitud de los empleados de Boris al no querer ayudarle desde un principio. Todo marchaba de maravilla hasta que Juvia mencionó las palabras de aquel hombre que lo hirió.