Llamemos a los Guardianes y reclutémoslos.
Selenofilia y Retrofilia atrapados en el tiempo
─ ¡Corre! ─grito Demetrio a una joven ─ ¡Corre con un demonio Quirina!
Se escuchaban los pasos aumentar su velocidad y no hacer más que acortar la distancia que pudiera haber de ventaja entre los jóvenes y los hombres cuyos rostros no podías mirar. No sabían cuál era su delito, pero si reconocían cuando el peligro se aproximaba a ellos o a alguien cercano a ellos.
No recordaban el año en el que estaban y así como tampoco porque habían decidido volver a viajar juntos de nuevo, la experiencia anterior les había dejado en claro que estando juntos no podrían vivir en paz y armonía.
─ ¡Deja de maldecir! ─gritó con la voz entre cortada de la chica que trataba de seguirle el paso al hombre que se concentraba en maldecir que en abrir el portal ─No lo lograremos Demetrio.
─Claro que lo haremos ─ respondió luego de ver que habían llegado al lugar indicado.
Su corazón comenzó a latir fuertemente al mirar que todo se encontraba en óptimas condiciones para poder abrir el portal.
─Es hora ─ dijo nuevamente una vez se encontraba en el lugar. ─Haz el hechizo que los mantendrá alejados por el tiempo suficiente.
“No tengo fuerzas” pensó la chica.
─No seas boba claro que puedes hacerlo ─dice corriendo a la puerta de aquel gran edificio que se yergue ante sus cuerpos ─. ¡Nos matarán, Quirina!
La molestia de la joven iba en aumento cuando sintió como era demasiado tarde para abrir el portal y huir sin ningún rasguño.
─Deberemos pelear, Demetrio ─le dijo antes de cerrar los ojos y girar 180° grados para mirar a los oponentes de esta aventura ─, será mejor que te prepares para luchar contra ellos.
─ ¿Qué acaso no podemos viajar sin la necesidad de una lucha a muerte? ─se preguntó a sí mismo Demetrio.
Cansado y con la respiración hecha un desastre se posicionó a un lado de la joven y escuchó atentó cada uno de los pensamientos que pudieran correr por la cercanía. No le agradaba la idea de pelear nuevamente, más sabiendo que ella se encontraba con él, pero ya la había presionado bastante.
» No quiero que pelees conmigo ─le dijo ─, debes de recuperar tus fuerzas para abrir el portal Quirina.
─Sabes que amo pelear y que no hay mejor forma de recuperar el aliento que una buena pelea ─contestó mientras mirando de lado a lado de la calle.
La noche comenzaba a llegar y los últimos rayos del sol se despedían una vez más.
Los pasos y movimientos volvieron a aparecer y con estos los sentidos de los jóvenes se pusieron alerta.
» Dime que escuchas Demetrio ─pidió la joven cuando sentía que no había manera de saber por dónde aparecerían quienes les acechaban ─, no logro verlos.
─No logro percibir nada, Quirina.
Asustada y con los nervios de punta, volvió a repasar el lugar una vez más antes de girarse y comenzar a decir pronunciar el hechizo.
─Debemos marcharnos, no es bueno no percibir nada ─le hizo saber.
Un golpe en la nunca la dejo inconsciente y con esto el grito de desesperación de Demetrio hizo que todo se iluminara. No se podría decir que sucedió después de todo el lugar permaneció encandilado por una ráfaga de luz cegadora. La desesperación en el joven aumentó tanto que terminó el hechizo causando que el mismo portal que los llevaría a su hogar los empujara a un lugar desconocido.
Elfman.
─ ¡Señor! Un portal ha aparecido en los límites del palacio ─dijo uno de los Guardianes abriendo de la puerta de la biblioteca en donde se encontraban los ministros conversando.
Los tres voltearon y miraron en el momento en que el Guardián entró a interrumpir la charla. Se levantaron de los cojines en los que permanecían sentados y caminaron hasta la entrada de la biblioteca.
─Calma guardián ─le pidió Erza tocando uno de sus hombros ─seguro es un sanador que viene de recolectar ingredientes.
─No lo creo señor ─negó la opción que le daba Erza ─, el portal lleva abierto mucho tiempo y nadie ha cruzado por él.
Los tres guardaron silencio meditando las palabras del guardián vigilante. Los ministros pidieron que los llevaran hacia el portal a lo que de manera inmediata el guardián accedió. La preocupación en el hombre era evidente, temía que se llegara a Elfman una invasión de alguno de los seguidores de Kiebuck.
No tardaron en llegar hasta el lugar en donde efectivamente se encontraba abierto y al parecer lleno de energía por parte del lugar del que provenía.
─ ¿Cuánto tiempo lleva abierto? ─pregunto Khalifa
─No lo sé, señora ─respondió apenado el hombre ─, mi relevo acaba de comenzar, pero me dilaté cuando venía hacia mi lugar de guardia.
─ ¿Por qué ha sido de esa manera? ─volvió a preguntar Khalifa ─, creemos en la eficiencia y lo sabe Guardián.
─Disculpé mi señora, pero me dilaté en las tareas de mi hogar ─se excusó el guardián. Las palabras de este eran más que mentiras disfrazadas de vanos intentos por no quedar mal, él era uno de los poco Guardianes que no poseía familia ─. Espero se me conceda el perdón por faltar a una de las reglas más importantes.