Forum Filias 1. El comienzo de una era y los tres poderosos.

Trēdecim

El ataque de la debilidad

Había pasado un tiempo considerable desde la última vez de aquellos que merodeaban y de quienes vivían dentro del palacio habían visto correr a alguien importante, pero luego se corriera el rumor entre Guardianes de que habían llegado dos almas a tocar el suelo Elfmanian. Incluso se decía por esos interminables pasillos que no tardó demasiado para que aquellos que representaban al eslabón más bajo como sirvientes, nanas, cocineros, curanderos, sanadores e incluso los pocos prisioneros que eran aliados de los enemigos menores de Elfman se enteraran.

Parecía que a cada una de las personalidades de alto mando le tocaba un turno, pues quien ese día le llegó el momento de correr fue al joven que hasta hace poco parecía vivir deslumbrado de cada una de las hazañas que los grandes cuidadores de Elfman habían vivido, ese mismo joven era Juvia. Luego de que lo vieran correr empujando a cada una de las personas que se le cruza en su camino se contó y se habló entre susurros que el joven ministro corrió entre los pasillos surgió la angustia y puede que tal vez la desesperación de poder llegar a los límites del palacio; también se rumoraba que entre el joven había hecho la carrera más rápida que se pudiera haber incluso se decía entre miradas que jamás se había visto tal preocupación en la miraba como él las llevaba.

Se afirmó que la amabilidad del joven fue desechada, por lo menos para que le dejaran el camino libre para poder lo más rápido posible a los límites y evaluar la situación. Nadie sabía que sucedía, nadie comprendía que era lo que pesaba en importancia para que un joven corriera la carrera de la desesperación, molestia e incluso miedo.

Las barbaridades salientes de su boca fueron muchas, pero a tiempo y con el pulso en su corazón a punto de detenerlo logró llegar a tiempo para que nadie que no fuera personas ajenas a los ministros y el gran maestre vieran a las recién llegadas Filias. Tras su llegada no tardó mucho en darse cuenta de que había más personas de las deseadas y que la situación era más que complicada.

─ ¿Por qué ese guardián tiene el rostro lleno de pánico?, pero sobre todo ¿Por qué Erza parece tan molesto e inconforme con algo?

Erza no contento con esa pregunta se alejó de lo que consideraba Guardianes inútiles para acercarse.

─Porque parece que estos hombres carecen de palabra y honor ─contestó ─, pero en fin necesito que valores la situación y nos confirmes si se trata realmente de dos Filias más; el portal lleva abierto demasiado tiempo y de no ser dos elegidos más debemos actuar con cautela y rapidez Juvia.

Sin decir nada más se acercó rápidamente a los cuerpos inertes de los jóvenes que se encontraban inconscientes en el suelo y los miró fijamente durante unos segundos antes de alzar la mirada y asentir con aprobación antes de hacerlos levitar para llevárselos de manera inmediata hacia la habitación.

─No vayas caminando, Juvia ─pidió Khalifa ─. Yo te abriré el portal para que los sirvientes no los vean y que las heridas que pudieran tener no se lleguen a infectar. No nos podemos arriesgar con ellos.

─Está bien ─concedió el joven cuidando de que se mantuvieran inconscientes las recién llegadas Filias ─, es mejor que abras el portal de una vez antes de que todo se complique más.

Sucedió de esa forma, Khalifa abrió el portal y Juvia pasó por él a lado de dos acompañantes; los sanadores que se encontraban por el área se alteraron cuando vieron un portal abrirse justo en esta habitación, sus mentes rápidamente supieron que algo andaba mal por lo que corrieron hacia este y esperaron a que alguien cruzara.

Al ver que Juvia traía consigo dos cuerpos inconscientes, quisieron acercarse, pero el joven se los impidió.

─Mejor crucen el portal y vean si pueden auxiliar en lo que sea ─les aconsejó ─, servirán más de ayuda allá que aquí conmigo. Deben atender a dos Guardianes.

Obedecieron a la no sugerencia que les hizo el ministro y cruzaron por el portal con la esperanza de poder ayudar en lo que pudieran. Mientras tanto Juvia pidió a los Guardianes que vigilaban la habitación para que abrieran las puertas y el pudiera entrar con los dos sucesores recién llegados.

En el momento en que las puertas se cerraron vislumbró a una distancia no muy larga a Marshall, lo miraba fijamente mientras que él se encargaba de guiar a dos cuerpos que parecían no querer ceder y despertar.

─ ¡Gerandius!

Gritó con fuerzas esperando a que este llegara con rapidez a su llamado. Este no apareció luego de que gritara su nombre varias veces más.

─Él no está ─le dijo Marshall ─, salió por comida y medicamento o al menos eso creo.

La suerte no acompañaba joven en esta ocasión en que la histeria y el desespero por lo que pudiera pasar se saliera de control y que muriera MystῘcus.

─Entonces deja de mirarme y ayúdame, Marshal ─le exigió notablemente molesto Juvia ─. Deberías dejar de pensar en este momento y ser un alma buena.

El hombre ruso no hizo nada más que solo darse la vuelta y cerrar la puerta de lo que él pensaba era su celda en esta prisión tan extraña.

» Maldición Marshall, si no vienes aquí en este momento ellos morirán y al igual que tú ─le amenazó, parecía lo correcto en esta situación. ─. El palacio, la seguridad, tú, Emeraude, Boris, todos estamos en peligro si no los pongo a salgo y si no pongo a salvo a MystῘcus. Así que por favor deja de ser un Sukin syn y ayúdame.




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