La amante de las palabras
Existen momentos en que nos sentimos los débiles y sin las fuerzas de poder soportar aquello que venga hacia nuestra persona, sin embargo, aunque sea de esa manera y nos sintamos desolados siempre ha existido algo llamado destino y misión de vida. No por sentir no poder más esta desistirá y nos dejará rendirnos y marcharnos como si nada estuviera predispuesto ya en nuestro camino.
Es incluso comprensible que la desolación y la ansiedad de aquel que pocas fuerzas posee desee con las restantes que todo acabe para poder obtener lo que todos en su totalidad desean. La paz.
Juvia pensando en que su misión había sido terminada e interrumpida por la falta de habilidad de sí mimo se encontraba caminando hacia el portal junto a sus Guardianes cuando en el momento menos esperado la complejidad de la vida le sorprendió poniendo en su camino a quien hasta hace unos momentos se aferraba a llevarla al lado de uno de los sucesores más atormentados y dañados que pudo a haber salvado de una vida que no le tocaba.
Miró perplejo la situación y esperó a que la joven que se encontraba parada en la entrada del lugar al que había permanecido cautivo el gran fénix, pronunciara alguna palabra que complicara la situación.
No fue de esa manera, sino que al contrario de todo lo que pudieron haber predicho o pensado en un momento como este en donde a escasos centímetros se encontraba un portal lo suficientemente grande con cantidades inimaginables de energía concentradas en un espacio pequeño para la gravedad de la situación, recibió respuesta y acciones fuera del campo de posibilidades que pudo haber imaginado.
Logofilia, la joven que pronto sería conocida de esa manera próximamente entró y se aseguró de cerrar la puerta no sin antes repetir de vez en cuando una palabra. Justo como era habitual en ella.
─ ¿Tú eres la voz que me acompaña todos los días? ─preguntó una vez se encontraba adentro ─No entiendo porque todo está quemado, pero creo que si tú eres la voz necesito decirte que esas palabras que me has dado han sido espectaculares. Tienes un gran talento.
─ ¿Voz? ─pregunto el ministro. Él aun en su sorpresa de ver a quien era una de las sucesoras interactuar con él de manera tan natural sin prestar la mínima atención al portal y a los Guardianes ─Lo lamento, no entiendo de que hablas, Carmen.
─Si no eres la voz ¿cómo sabes mi nombre? ─preguntó. Miró a los Guardianes y les hizo una seña para que uno de ellos caminara hasta la puerta y bloqueara la salida, el otro caminó directo hacia el portal posicionándose frente a él ─, vistes de manera rara. No sabía que eras tan extraño.
─Lo siento, pero yo no soy Polo ─habló nuevamente ─, soy su amigo, sí, pero yo me llamo Juvia.
─Entonces, hola Juvia un gusto en conocer ─dijo la chica acercándose a él para estrechar su mano. ─ ¿Sabes dónde está la voz?
─ ¿Polo? ─preguntó Juvia.
─Sí, él.
─Se está preparando para viajar ─dijo el ministro.
La situación era extraña y no era la más diplomática o correcta por cómo estaba llevando la situación. En un momento dado luego de que ella guardara silencio por varios segundos en donde parecía estar sumida en su propio mundo.
No tuvo que pensarlo más porque sabía que si dejaba pasar la oportunidad que se le había presentado algo malo podría ocurrir más tarde. No fue apropiado ni educado como lo había sido con Bibliofilia, se aseguró de que siguiera pronunciando de vez en cuando aquella palabra que parecía no quería olvida y con la rapidez que debía tener pronunció un hechizo más.
Cadunt in aperto et in altum Somnum
Reliqua viscera et certitufinr
Elfman in A perveniet.
El guardián más cerca a la joven fue hábil y logró sostenerla en el momento en que Carmen, una de las dos sucesoras faltantes calló en el sueño profundo al que Juvia la había hecho caer por un tiempo determinado.
─Es momento de que nos vayamos ─dijo Juvia caminado hacia el portal.
El ministro se sentía extraño por actuar fuera del protocolo al que se había mantenido aferrado por tanto tiempo. Sabía que era momento de actuar con rapidez debido a la sospechosa tranquilidad de Kiebuck.
Se aseguró de que proteger al guardián y a la sucesora para que nada les pasara al momento de cruzar el portal, pronunció un nuevo hechizo para borrar la huella de Logofilia y cruzó el portal seguido del guardián que cargaba el cuerpo de la sucesora seguido del último Guardián que vigilaba y cubría las espaldas de ambos.
No tardaron mucho en llegar a Elfman, pero tras su llegada a la habitación donde se encontraban las Filias siendo monitoreadas, todos aquellos que se entraban despiertos y conscientes de su destino como el resto de la Corte miraron a los recién llegados atónitos de ver a un sucesor más.
Lo abordaron con preguntas acerca de porque había tardado mucho, reproches por parte de un sanador que se fue sabiendo que detrás de él venia lo que en ese momento consideraba un amigo. Respondió a cada una de las preguntas que se les hicieron y relataron cada uno de los detalles de lo que había ocurrido.
─Pudo haberle pasado algo, Juvia ─gritó MystῘcus ─. Existe un protocolo Juvia, protocolo que juntos estudiamos.