Una Reina nace
─ ¡Cinefilia, presta atención! ─reprendió Erza a la joven al verla flaquear al empuñar la espada ─Lo único que lograrás de esta manera es que te maten.
─No es necesario que seas cruel, ¿sabes? ─grito.
─ ¡La guerra es cruel, Cinefilia! ─respondió con fastidio al escucharla quejarse una vez más.
La recién llegada no dijo nada, solo calló y empuñando la espada nuevamente de la manera en la que ella creía que era la correcta esperó a que Erza le diera una nueva orden, pasaron varios minutos en los que Erza solo la miró sin decirle nada logrando que ella se desesperara.
─ ¿Me vas a instruir o solo me vas a observar? ─gritó con enfado.
Realmente fue un grito fuerte que alcanzó a los oídos de los otros sucesores y de los ministros que se encontraban con ellos, y en ese momento supieron que podría ser el fin de ella. Algo que había quedado claro en cada uno de las Filias es que no se puede pretender ser mejor que alguien más, simplemente si tu habilidad para alguna cosa no es del mismo nivel solo necesitas practicar y escuchar a quienes te guían para ser mejor de lo que eres.
Pero sobre todo algo que también se les había dejado muy en claro era que nunca hay que irrespetar a aquellos que forman parte de la cruzada por salvaguardar el bienestar de Elfman, Gerd y de todo el universo en sí.
Las miradas de todos los sucesores estuvieron puestas en ella y en Erza, así como las miradas de los ministros rogando de una manera u otra que no fuera cruel o muy duro con Cinefilia, pero no importaría nada porque debería de recibir un castigo digno de su falta de respeto. Ciertamente nada la salvaría de ser castigada y eso estaba bien, eran tiempos de luz y penumbras en donde un divino no podía ejercer su cargo debido a su insensatez y deslealtad hacia quien un día le tendió la mano y oportunidad de recibir gratitud, fuerza y poder; tiempos de penumbra al no saber nada del enemigo más antiguo de todo el universo, y el que ella se tomara el atrevimiento de exigir cuando lo que daba por respuesta era ineptitud luego de horas de trabajo y entrenamiento no estaba bien.
Sengua llegó de manera inmediata y tomando de un brazo a la chica la jaló he hizo que esta estuviera frente a ella, fue rápido el momento, pero sin duda fue claro para los presentes. La palma de la mano de Sengua quien era una de las maestras de ella y los dos restantes chocó contra el rostro de ella e inmediatamente se volteó dejando ver el gesto de dolor y enojo de Cinefilia.
Fue impactante ver como uno de los elegidos era golpeado por un mentor, pero fue la prueba de que no debían desobedecer las reglas de un mundo donde no podía escapar, al menos no todos. Cada uno de los sucesores presentes de manera casi inmediata se preguntaron si valía la pena tanto sufrimiento y entrenamiento con mano dura para una guerra que hasta hace poco tiempo no tenían conocimiento.
Sabían que el estar en Elfman fuera de lo que por muchos años habían llamado hogar los alejaba de todos tormentos que no hacía más que hacer su existencia una completa tortura e incluso algunos como Marshall pensaban que ni la mejor de las promesas en donde estuviera la vida resuelta resultaría mejor que la vida que a base de esfuerzo se habían ganado. Eran pocos los que pensaban como él, pero incluso esos pocos frente a lo que acaba de acontecer reiteraban su sospecha sobre querer regresar a su antigua vida.
─No la vuelvas a golpear ─ordenó Nictofilia luego de salir de la sorpresa de ver como golpeaban a uno de los suyos. ─, espero y cumplas lo que dije.
─No tienes poder sobre mí ─contestó Sengua a Nictofilia.
─Tal vez sea de esa manera por ahora, pero tú sabes que pronto ella será una de las Reinas de Elfman, ─respondió la joven a las palabras de Sengua. Todos los sucesores la miraban acercarse a ellas y quitar el agarre que mantenía en el brazo de Cinefilia ─ cómo yo seré la Reina suprema de todo Elfman y el universo, y eso te incluye a ti Sengua.
─Ella debe ser disciplinada ─interrumpió Segua.
─No pongo en duda lo que dices ─dijo ─, pero tú aquí, al menos en este entrenamiento, no tienes mando.
─Claro que lo tengo, insolente…
─Segua… ─dijo Erza.
─Podrás llamarme insolente, pero en mis palabras hay verdad y razón Sengua ─contestó Nictofilia mirándola a los ojos ─ pero como lo he dicho, no tienes mando en este entrenamiento, en todo caso quien debería castigar y dar disciplina ante la evidente falta de respeto es Erza.
─A él no…
─A él como a acá uno de los ministros que hay en Elfman se les debe respeto y tú no eres una ministra, por lo tanto, debes ser respetuosa y cuidar tus acciones con ellos y con nosotros ─habló la joven procurando mirarla a los ojos ─. No hay peor falta de respeto como lo que tú has hecho al venir e interrumpir el entrenamiento de Erza, así que deja de entrometerte en donde no debes y procura mantener el orden en el momento en que te toque instruir a Cinefilia y mis otros dos sucesores.
Todos a su alrededor observaban llenos de incredulidad la vehemencia con la que Nictofilia había alzado su voz para defender a una de las Filias.
─No pienso hacer caso de una niña como tú ─dijo Sengua.
─Ya lo he dicho Sengua, espero no ver en mis Filias un solo golpe que no se a causa del entrenamiento ─contestó la joven por última vez, sin embargo, no quitó la mirada de ella ─. Cinefilia, espero y tú aprendas que ya no eres solo tú y que debes de mostrar respeto creo ya habértelo dicho antes