⊷⊶⊷⊷⊶⊷《 MATTHEW 》⊷⊶⊷⊷⊶⊷
Mi día iba de mal en peor, las reuniones a las que papá me había enviado habían salido completamente mal, la sesión de fotos que tenía de su última colección de ropa fue un fracaso y una inepta había manchado mi camisa favorita de vino tinto.
— Gerald, ¿Sabe cuánto dinero aporta mi padre a este restaurante cada día? — me encontraba en la oficina del gerente de Le Bernardin, trataba de eliminar la enorme mancha de vino de mi camisa sin éxito. — Prácticamente esta es la sede de todas nuestras reuniones, o despides a esa estúpida incompetente que me dejo así — señale mi camisa, — o consideraremos iniciar nuestras reuniones en otro lugar con atención más profesional.
— Es una de mis mejores empleadas, no puedo hacerlo — este viejo ya me estaba sacando de mis casillas.
— Bien, nos retiraremos por ahora, eso sí, tenga la seguridad que nadie en mi familia volverá a poner un pie en su restaurante — me levanté de la silla cabreado, era el colmo.
— No, no señor Collins, a partir de esta noche ella no trabajará más para mí, pueden volver tranquilos — sonreí victorioso.
salí del lugar encontrándome con una de las meseras, estaba espectacular, me acerqué susurrando a su oído y le propuse ir a un lugar escondido ella inmediatamente aceptó, caminamos rápidamente por un pasillo y entramos en lo que serían los vestidores, en la zona trasera había un buen espacio, en un dos por tres ya estaba entregada a mí.
Me dirigí de nuevo a mi mesa, no sin antes tirarle algunos billetes a la dulce mujer que había calmado mi calentura, al llegar a la mesa ya habían puesto a nuestra disposición lo ordenado.
— ¿Dónde estabas hermano?
— No es de tu incumbencia — el suspiró
— Papá llamó, quiere que vayas a casa cuanto antes — fruncí el ceño.
— ¿Te dijo para qué? — el sólo negó con la cabeza. El viejo y sus órdenes estúpidas.
Terminamos de cenar y salimos del lugar rumbo a una discoteca, al vernos llegar nos dejaron rápidamente en una zona vip, era un cliente regular de aquel distinguido lugar, así que siempre nos brindaban trato preferencial.
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Desperté por los rayos del sol, en una habitación que no era la mía, miré a mi lado a la pelirroja que me había tirado la durante la noche, muy buena en verdad, lástima que no me gustara repetir.
Me levanté rápidamente, tomé un baño y salí de la habitación, no sin antes dejar una nota.
"EXCELENTE SERVICIO"
Deje la nota en la almohada que había usado con un par de billetes, era la mejor manera de deshacerme de las mujeres, no quería compromisos de ningún tipo, mi libertad era lo mejor.
Llegando a mi departamento recibí un mensaje de papá:
"Ven a casa a las tres, hay cosas que hablar, si no vienes atente a las consecuencias"
Guardé el celular en mi bolsillo e hice caso omiso al mensaje, ya se aburriría de fastidiar, siempre era lo mismo, "Matthew esto", "deja de malgastar dinero", "deberías formar tu familia", etc.
Ya en la tarde recibí un mensaje de mi mejor amigo, había reunión en su casa, las reuniones en su casa siempre terminaban conmigo ebrio y un buen par de chicas, nada de que quejarme.
Tome las llaves de mi auto y me dirigí a la licorería, llevaría un buen whisky, al llegar pase cada una de mis tarjetas, una por una, cada una de ellas fue rechazada, recordé el mensaje de papá y lleno de furia subí a mi auto en dirección a su casa, maldito viejo.
Al llegar a casa de mis padres entre sin importarme nada alrededor, azote unas cuantas puertas buscando a mi padre hasta que lo encontré en su estudio de diseño.
—¿Qué demonios sucede contigo papá? — entre gritando y azote la puerta a mis espaldas.
— Mas respeto Matthew, no puedes pretender venir a casa a armar un alboroto — apreté mis puños con fuerza.
— Cancelaste mis tarjetas — más que pregunta fue una afirmación, sabía que él lo había hecho.
— Así fue, te dije que te atuvieras a las consecuencias — aunque me hablaba seguía mirando un ridículo cuaderno de diseño.
— Pues soluciona eso de inmediato, ya estoy aquí, habla lo que tengas que hablar y quita el maldito bloqueo, tengo cosas que hacer esta tarde y necesito el dinero — lo vi levantarse y dirigirse al escritorio, me hizo una seña para que me acercará y me sentará frente a él.
— Toma asiento, lo que tenemos que hablar es importante — bufé y me tiré en el asiento que me señaló.
— Habla entonces — me tendió el cuaderno que antes estaba revisando y rodé los ojos antes de tomarlo.
— Estoy, no corrijo, tu madre y yo estamos cansados de la actitud que has tomado estos años, queremos que cambies tu estilo de vida, y ya encontramos la solución — me insto con la mano para que revisará el cuaderno, empecé a ojearlo admirando el buen trabajo de estos diseños.
— ¿Qué te parecen? — lo mire asintiendo con la cabeza.
— Son muy buenos, ¿Próxima colección? — su mirada sería no se quitaba de su rostro.
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Editado: 23.11.2022