Forzando el Amor [disponible en Fisico]

26

⊷⊶⊷⊷⊶⊷《 MATTHEW 》⊷⊶⊷⊷⊶⊷

 

Esa imagen no se borrará de mi mente en mucho tiempo, sentía mi pecho arder, allí estaban mi esposa a quien tenía pensado abrirle mi corazón, y mi medio hermano, el desgraciado que había arruinado mi relación anterior. Él la tenía de la nuca en un beso salvaje mientras su mano la tenía en su falda, casi sobre su intimidad.

Estaba por salir de la oficina cuando escuche algunos quejidos de Katherin, me gire a mirarla nuevamente y la vi forcejeando con Ethan.

— No me toques maldito infeliz, ya suéltame, deja de tocarme — lo vi todo rojo, el maldito estaba tocando a mi mujer, mi mujer, y lo peor de todo, lo hacía sin su consentimiento.

Sin pensarlo dos veces salte sobre el alejándolo de Katherin y empezando a repartir golpes en su rostro, su torso, donde cayeran, lo único que necesitaba era hacerle entender que no podía ponerle ni una sola mano a Katherin.

— No toques a mi mujer maldito desgraciado, voy a cortarte las manos, infeliz —

— Ella me busco, no tengo la culpa que siempre las busques tan putas — me dijo de forma burlona.

— No es cierto, Matthew no le creas — Me grito Katherin

— No te preocupes amor, te creo, esta basura siempre cree que puede salirse con la suya — mande otro golpe a su mandíbula, golpe que el me devolvió, y todo se convirtió en un va y viene de golpes por parte de los dos.

— Matthew detente, por favor — Katherin intento tomarme por la espalda y en un mal movimiento mío la lancé hacia atrás cayendo contra la mesa de centro.

Los vidrios rompiéndose y el grito de dolor de Kathe me hicieron reaccionar, me levanté como pude dando un fuerte puntapié en el abdomen de Ethan sacándole el aire y corrí hacia ella.

— Dios Kathe, llamaré una ambulancia — los vidrios rotos de la mesa le habían hecho cortes en su brazo y en una pierna, el de su brazo era mucho más profundo que el otro, la cantidad de sangre que salía de su brazo me asustaba.

Cuando estaba llamando papá entró a la oficina de Katherin encontrándose con esa hermosa escena que habíamos montado.

— ¿Qué demonios paso Matthew? —

— A mí no me preguntes, pregúntale a tu hijito que intentaba hacer con mi mujer y las consecuencias de hacerlo — tome a Kathe en mis brazos alejándola de los vidrios rotos.

— Por favor Ethan, eres increíble, no han pasado ni doce horas de nuestra conversación y ya estás incumpliendo a tu palabra — ellos siguieron discutiendo, pero yo no preste atención a que más decían, lo único que pensaba en ese momento era detener la sangre.

— Hazte presión en la zona mientras encuentro algo con que hacerte un torniquete —

— Es culpa de esa zorra — le escuche decir y salte nuevamente sobre él.

— Eres un desgraciado — lo tomé del cuello de la camisa y vi su corbata, prácticamente la arranqué de su cuello mientras dejaba otro golpe en su rostro y papá me intentaba separar de él, corrí de nuevo con Kathe.

— Esto te servirá amor, voy a hacer suficiente presión para detener la sangre, puede que te duela un poco — ella se mantenía en silencio y lágrimas bajaban por sus mejillas.

— ¿Se encuentra bien? — Papá se acercó a nosotros, mire a mi alrededor y el asqueroso de Ethan ya no se encontraba en ninguna parte.

— ¿Dónde está? —

— Lo envíe a casa —

— No lo quiero cerca de mi mujer, no iremos a vivir a casa como querías, no voy a volver a arriesgarla — tome su mano besando sus nudillos.

— Eso no está en discusión, deben hacerlo —

— La quieres enviar a la boca del lobo, ya quiso propasarse una vez, lo hará de nuevo, estoy seguro —

— Señor Collins — la voz entrecortada de Katherin nos hizo salir de nuestra discusión. — Yo no lo busque, lo juro —

— Lo sé Katherin, y me disculpo por el comportamiento de mi hijo — sí claro se disculpa, a mí me golpea por levantarle la mano y a su hijito sólo lo manda a casa después de propasarse con ella. No estoy seguro de que le habría pasado a ella si simplemente me voy.

— La ambulancia está aquí — un guardia de seguridad se encontraba en la puerta de la oficina, no sabía de donde habían salido.

Tome a Katherin en mis brazos para llevarla a la ambulancia, ella recostó su cabeza en mi pecho, parecía estar sumida en sus pensamientos y por momentos la escuchaba sollozar.

La senté delicadamente en la camilla de la ambulancia, estaba por subirme y un hombre me detuvo.

— No puede subir joven — ¿y este quien se creía?

— No pienso dejar a mi mujer sola — el asintió con la cabeza dándome paso, al entrar ya había un enfermero más joven con ella.

— Tranquila preciosa, el hospital está cerca — ¿Enserio? Hoy era el día de jodanle la vida a Matthew.

— No te refieras a ella como preciosa — gruñí en su dirección, el sólo me dio una media sonrisa.

— Es imposible, es una mujer realmente hermosa — Dijo guiñándole un ojo.




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