⊷⊶⊷⊷⊶⊷《 STEVEN 》⊷⊶⊷⊷⊶⊷
Parte I
Mi vida era completamente perfecta en aquel momento, tenía el trabajo de mis sueños, estaba con la mujer que amaba y pronto tendría un hijo, nada podía salir mal.
Al menos eso era lo que pensaba aquel día en el que me enteré que sería padre, mi hermosa Amelia se encontraba embarazada y eso me hacía el hombre más dichoso sobre la faz de la tierra.
Luego de cinco años de relación, con altos y bajos, y con una separación de pocos meses que ninguno pudo resistir, al fin formaríamos nuestra anhelada familia.
Una casa para vivir plenamente fue lo primero que conseguí, no me importo gastarme hasta el último de mis ahorros, eso era lo mínimo que merecía la mujer más importante de mi vida.
Esa semana sería la que definiría mi vida, llevaría a mi mujer a conocer a mis padres, le propondría matrimonio y nos mudariamos a aquella nueva casa, todo perfectamente planeado, pero a veces las cosas no salen como las planeamos.
— Padre, madre, pronto seré padre y he decidió casarme con la mujer que amo — fueron las palabras que condenaron toda mi vida.
— Lo sabemos hijo, Erica siempre fue la mejor opción para ti, y ya sabíamos de tu hijo, no tenías que esperar tanto para contarnos.
— ¿Que? — las palabras de mamá me dejaron algo aturdido, — ¿Quién es...? — no pude terminar de formular la pregunta, pues mi padre interrumpió la conversación.
— Ya le di todos los detalles a tu madre, a veces eres un hijo tan ingrato, pero no te preocupes hijo, ya no tienes nada que ocultar — lo miré completamente confundido, no entendía de que me hablaba en ese momento.
— Padre.
— No digas nada hijo, te entendemos, acompáñame al despacho, tengo el anillo perfecto para tu futura prometida — se levantó de la silla y camino hacia el ventanal de la sala, yo aún no lograba entender nada.
— Quiero comprar por mis propios medios el anillo para Amelia, ahora está embarazada de mi hijo, y quiero darle algo que sea especial — mi padre soltó una sonora carcajada que me dejó descolocado.
— No puedes casarte con esa mujer, ya tienes una prometida, te casarás con ella quieras o no, tienes que asumir las consecuencias de tus actos.
— No entiendo a qué te refieres, y no lo quiero saber, solo amo a Amelia y me casaré con ella quieran o no.
— No lo harás Steven, ya tienes un compromiso al que no te puedes negar, si quieres que esa mujer esté bien acataras nuestras órdenes.
— No entiendo de que mierda hablas, pero jamás me casaré con alguien que no sea Amelia.
— He criado un iluso, ven, te mostraré algunas cosas.
Cuando entre al despacho lo encontré sentado tranquilamente tomando un trago, como si no acabara de arruinarme completamente la vida.
— Cierra y siéntate hijo, hay cosas que debemos hablar.
— Lo mismo digo padre, no entiendo de que hablas — saco un sobre de la gaveta del escritorio y me lo extendió.
— Erica Fisherton, ¿La recuerdas? — asentí con la cabeza, — vendrá pronto, tiene un hijo y es tuyo, tendrás que hacerte cargo de eso.
— ¿Que? — no podía creerlo.
La conocí unos años atrás en una fiesta de negocios de mi padre, aquel día estaba muy dolido por una fuerte discusión que tuve con Amelia y tomé demasiado alcohol, al día siguiente amanecí en la cama con ella, pero sé que no hicimos nada, uno conoce su cuerpo, y sabe perfectamente cuando tiene relaciones o no.
— Ese hijo no es mío, padre.
— Lo es, hice pruebas de compatibilidad — fruncí el ceño mirando el papel que me señalaba donde se mostraba un 99.99% de compatibilidad
— ¿Cómo hiciste eso sin mi ADN?
— Dejaste algunos cabellos y tú cepillo dental, esas cosas, ya sabes — se encogió de hombros haciendo una mueca, — Como sea, organizaré una boda civil, despídete de aquel ligue y cumple tus obligaciones, no me hagas tomar medidas drásticas — apreté los papeles en mis manos sin creer todo lo que estaba sucediendo.
Unos días después aparecieron frente a mis ojos las dos personas que habían arruinado mi vida, Erika tenía una sonrisa de suficiencia en el rostro, el pequeño Jonathan se veía algo asustado y confundido.
— Hijo, ese hombre es tu padre, saludado — empujó al niño a mis brazos, no me quedo más remedio que abrazarlo a mi cuerpo.
— Espero ser un buen padre para ti pequeño Jonathan — le susurré con una media sonrisa, el niño no tenía la culpa de mis errores.
Intenté hablar con Erica, le comenté mi situación, el amor que tenía por Amelia, le rogué no acceder a la boda y le ofrecí una manutención desorbitada por el pequeño, todo con el fin de vivir mi vida feliz con Amelia, pero no funcionó, esa mujer mostró sus verdaderos colores, enloqueció al punto de correr gritando por toda la casa hasta llegar a la azotea.
— Erica, no hagas algo de lo que te puedas arrepentir, entrégame al niño — le pedí al verla de pie al borde del balcón.
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Editado: 23.11.2022