Foscorllum

Capítulo diecinueve

Ahora, por fin sabré todo detrás de los sueños, de sus apariciones y todo. Lo sabré y mi atormentada mente se librará de su pesada carga.

– Después de lo que viste sabrás que no soy nada parecido a un chico común.

- Eso ya lo sé. - Respondí.

- Y tú tampoco lo eres.

No sé qué pensar acerca de lo que acaba de decir- ¿A qué te refieres?

- Tú no eres una simple chica, de hecho, fuiste en el pasado un ángel mucho antes de que nacieras como Julieta Benott... fuiste el ángel de la que me enamoré. - Al ver mi cara de confusión continuó explicándome.

Me contó acerca de todo. En resumen es que él era muy joven cuando se enamoró de una bella ángel se enamoraron tanto que su amor superaba al número de estrellas en el cielo, pero fueron descubiertos y separados porque aquel romance era considerado una blasfemia. A él lo condenaron a una vida de soledad y a ella a reencarnarse en una humana y esa humana supuestamente soy yo.

No encontraba palabras para responder a lo que me acababa de contar, pero ya sé las razones por las que él no pudo evitar besarme, cree que yo soy el amor que que perdió hace eternidades, porque él se pasó eternidades buscando a la humana que albergaría el alma de su amada.

- ¿Qué te hace pensar que soy yo la reencarnación de ella?

- Por que desde que te vi por primera vez, lo supe. Lo recuerdo muy bien, yo estaba vagando por unas oscuras calles resignado a que nunca la encontraría, fue cuando el sonido de una casa llamó mi atención. Estaban celebrando el cumpleaños de una linda chica de ojos del color del cielo, eras tú. Lo vi en tus ojos, emanaba de ti la misma aura que la de ella: dulce e inocente. Supe en ese instante que la encontré cuando el hilo imaginario atado a mi corazón encontró su otro extremo.

De alguna manera sus palabras hicieron que mis ojos se humedecieran-, ¿Entonces te metiste a mi mente y me atormentaste durante un año?

- No lo veo así, quería que soñaras conmigo porque la única forma de estar cerca a ti era en tus sueños, no podía aparecer en tu vida sin más y además no estaba preparado para hacerlo. Mi intención nunca fue atormentarte. Lo siento si lo hice.

Las lágrimas caían desesperadamente por mis mejillas, de alguna forma siempre lo supe, siempre supe que él era el otro extremo del hilo que estaba atado a mi.

- Verás, todo lo que te contó Bree sobre que yo era de Alemania y demás, es falso. Mi madre y yo somos demonios, ella y mi padre fueron obligados a casarse, pero nunca se amaron. Mi madre era muy joven cuando nací y a los meses de mi nacimiento ella huyó aquí a la morada de los humanos y encontró al padre de Bree, que es un mortal. Bree es un híbrido de humano y demonio, pero al parecer ella no cuenta con poder alguno.

Mi cara de sorpresa es evidente, Bree es mitad demonio. Esto es increíble.

- No me esperaba eso... ¿Y qué hay de aquel chico, él es un demonio?

- Es un demonio de la luna roja, vino a la morada de los mortales conmigo y otros demonios. Él es otra especie de demonio.

- ¿Hay especies?

- Sí, las hay. Él es de aquellas que son fríos como el hielo y se alimentan de sangre... Muchas veces vienen aquí porque la sangre que más disfrutan es la de los mortales.

- ¿Es un vampiro?

- Los mortales los llaman así, pero para nosotros son simples demonios chupa sangre. Pero básicamente sí, es un vampiro.

- ¿Qué pasó con él? ¿Lo mataste?

- No, sólo lo golpeé para que no acabe matándote. Está inconsciente, pero estará bien.

Quisiera hacerle muchas más preguntas tengo demasiadas dudas, pero creo que por ahora ya sé demasiado.

Él se acerca a mi y acaricia mi mejilla. - Solo quiero que te quede claro que te amo más que a nada, me alegra que ya sepas toda la verdad. Sé que terminarás comprendiéndolo.

Aún no siento que lo amo como tal, pero si sé que una parte de mí lo ama con locura, ese pedazo de él que dejó en mi corazón hace milenios.

Sin pensarlo más, pongo fin a los centímetros entre nosotros y lo beso, con una pasión y amor que no he sentido por nadie. Él me devuelve el beso, me acerca más a él y acaricia mi cabello mientras siento por primera vez su lengua; es la primera vez que me besa así y me gusta. Lo hace despacio y yo también.

Pasó un rato estuvimos caminando por el parque dando vueltas, yo le conté algunas cosas sobre mí como que amo leer y escribir y algunas experiencias como que cuando tenía siete años la punta de mi dedo anular se partió gracias a que mi dedo se quedó atrapado la cerradura de una puerta, lo que provocó que casi perdiera la mitad del dedo, pero por suerte no fue así.




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