Fotografía de un corazón roto

Secretos y sombras

La noche se había enfriado un poco, pero Bible se sentía caldeado por la angustia. Sabía que debía hablar con Fuaiz así que, tras un rato de meditarlo, decidió abordar el tema directamente. Se acercó a él, quien se encontraba un poco alejado del grupo, inmerso en sus pensamientos y mirando las luces parpadeantes en el jardín.

—Fuaiz —comenzó Bible con una voz que, aunque firme, mostraba su preocupación —necesito hablar contigo sobre algo que me inquieta.

Fuaiz lo miró, su expresión era una mezcla de sorpresa y ansiedad. Bible respiro hondo, tratando de encontrar las palabras adecuadas.

—Hace poco más de un año, Jes te confundió con otro chico —continuó Bible con la mirada fija en el rostro de Fuaiz —me preocupa lo que eso pudo haber significado. Cuando supe que estabas involucrado con esos hombres, no pude evitar pensar en las implicaciones.

El muchacho frunció el ceño, la confusión reflejada en su rostro

—¿Confundió? ¿A qué te refieres? —preguntó, el nerviosismo haciéndose evidente en su tono.

Bible trago saliva, sintiendo como el peso de la revelación lo oprimía.

—Jes no sabía con quién me confundió, pero al saber ahora que estuviste con esos hombres, me preocupa. No quiero pensar que ellos te forzaron a hacer algo que no querías.

Fuaiz se quedó en silencio, tratando de procesar la información. Era evidente que no tenía idea que alguien había estado al tanto de su vida personal.

—No sabía que había un malentendido —respondió, su voz apenas un susurró.

Bible respiro hondo, su corazón latiendo con fuerza ante la vulnerabilidad del chico.

—Esa misma noche, Yongsin intentó violarme —confesó Bible, el dolor punzante en su pecho—logré escapar, pero todo lo que pasó luego me dejó marcado. Verás. Jes y yo estábamos comenzando algo, y el creyó que ese chico era yo teniendo sexo con dos hombres, eso lo alejó de mi, hasta ahora.

Fuaiz se estremeció ante la revelación, su rostro mostrando horror y compasión al mismo tiempo.

—¿Qué? —su voz se quebró —no sabía. Nunca quise que alguien sufriera a causa de mis decisiones.

—Lo sé —aseguró Bible, su tono suave pero directo —¿Te forzaron de alguna manera?

—No, no de esa manera —Fuaiz permanecía con la mirada baja, como si no pudiera soportar ver el dolor en los ojos de Bible —. Pero estaba en una situación muy complicada. Necesitaba dinero rápido. Yongsin me prometió que si hacía eso, las cosas mejorarían para mí. Al principio pensé que podría ser una solución temporal, pero pronto se convirtió en algo oscuro.

Bible sintió una punzada de empatía y tristeza al escuchar la historia del chico, que no debía tener más de diecinueve años. No sé trataba de condenar sus acciones, sino de comprender la presión que lo había llevado a tomar decisiones arriesgadas.

—No puedo imaginar lo difícil que fue para tí —dijo Bible, su voz suave, cómo un bálsamo en la tormenta emocional que ambos estaban enfrentando—. Pero debes saber que nunca debiste pasar por eso.

Fuaiz asintió con los ojos llenos de un brillo triste, como si las palabras de Bible fueran un eco de la culpa que había estado cargando solo.

—No sabía que alguien estaba al tanto de lo que hice —admitió, su voz temblando—. No quería hacer daño a nadie y mucho menos a ti o a Jes.

El silencio se instaló entre ellos, pesado pero necesario. Bible con su corazón abierto, decidió ofrecerle un rayo de esperanza.

—Lo importante es que estás aquí ahora y puedes elegir tu camino de nuevo. Las decisiones del pasado no definen quién eres.

Fuaiz levantó la vista, sus ojos reflejando una mezcla de gratitud y dolor. Era un momento de vulnerabilidad compartida, una conexión inesperada en medio de la confusión que los rodeaba. Ambos sabían que la conversación no había terminado ahí, pero era un comienzo.

Lawan y Jes se acercaron a ellos, trayendo consigo una bandeja de frutas frescas. No querían interrumpir la conversación, pero sintieron que todos necesitaban un pequeño descanso.

De pronto, el timbre de la casa resonó, anunciando la llegada de alguien. Bible se levantó de la silla dónde había permanecido sentado para abrir la puerta y dejó entrar a Bas. Habían pasado varios días sin verse debido a las largas horas de trabajo de Bas y las intensas jornadas de estudio de Bible.

Con Bas ahí, la casa se sentía completa. Bible observó a su madre, a su novio y a sus amigos, y en ese momento, sintió que todo estaba bien en el mundo. Era feliz, y en silencio deseó que esa armonía durará para siempre. Pero no todo permanece quieto por mucho tiempo, y desde las sombras la maldad los observaba y en sus entrañas el odio crecía aún más.

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Al día siguiente, Bible caminaba hacia la casa de Jes, con el paso lento y pesado, como si una fuerza invisible tratará de retenerlo, impidiéndole avanzar. Sabía que debía continuar su conversación con Fuaiz; el chico tenía que estar allí por una razón que aún no lograba descifrar. El asunto con Yongsin seguía oculto, fuera del alcance de los noticieros, silenciado por el poder y el dinero de su padre, pero estaba seguro de que había llegado ya a oídos de fuaiz y de los demás en la empresa. La inquietud le pesaba en el pecho, llenando cada respiro de un mal presentimiento.

Bible y Fuaiz se sentaron en la pequeña sala de la casa de Jes, el ambiente impregnado de una tensión casi palpable. Los ojos de Bible, opacos, se posaron en las sombras del lugar antes de que, con voz temblorosa, comenzara a hablar.




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