Fractumbra 1

Epílogo

El Trono Vacío

El silencio en el nuevo Marte era profundo, pero no estaba vacío. Resonaba con el eco de las posibilidades. Ava y Alex estaban de pie junto a Kahel, observando el panorama. El cielo ya no era una cúpula sólida, sino un tapiz de grietas sanadas por donde se asomaban destellos de otros mundos.

—¿Se terminó? —preguntó Alex, su voz apenas un susurro.

Kahel negó lentamente con la cabeza, su mirada fija en el horizonte. —No. No de la forma que crees. El Patrón no fue destruido, fue... destronado. Su estructura se hizo añicos, pero sus fragmentos, sus ideas, aún flotan en el multiverso. —Hizo una pausa, y su tono se volvió más grave—. El trono del orden está vacío, y un trono vacío siempre es una tentación.

En ese momento, la figura de Luna se materializó entre ellos. No era física, sino una proyección de luz y energía que emanaba del propio Flujo. Su forma era más estable, más serena.

—He de irme —dijo, su voz resonando no en sus oídos, sino en sus mentes—. El sacrificio de Marcus no destruyó el ciclo, lo abrió. El Flujo está creciendo, conectando las realidades rotas, pero es joven y vulnerable. Necesita una guía.

Ava la miró, comprendiendo. —¿Ya no te veremos?

—Me sentirán —corrigió Luna—. Ya no seré un eco del pasado, sino una presencia en la corriente. Los guiaré a través del Flujo cuando sea necesario.

Miró a Kahel, un entendimiento silencioso pasando entre ellos. —Iré contigo —dijo él, asintiendo. Se giró hacia Ava y Alex—. Pero mantendré un ojo sobre ustedes. Por si necesitan ayuda.

Con una última sonrisa, la proyección de Luna se disolvió, y Kahel, tras un gesto de despedida, se desvaneció en una estela de luz azul, siguiendo su rastro hacia el corazón del Flujo.

📍Umbral del Flujo

Luna y Kahel flotaban en un océano de hebras luminosas. Cada hebra era una línea temporal, cada nudo una convergencia. Vieron cómo el Flujo, como una red neuronal cósmica, comenzaba a tejer las dimensiones heridas, dándoles un nuevo cauce.

Pero también vieron las manchas oscuras. Zonas de "ruido", de caos, donde los fragmentos del Patrón se resistían, donde el residuo de la conciencia de Chen intentaba reagruparse.

—Tiene el potencial de convertirse en la nueva fuerza que equilibre el universo —dijo Kahel, observando la inmensa arquitectura de la red—. Pero necesita que los eventos sigan su curso. No podemos forzarlo.

—No —concordó Luna—. Pero podemos entenderlo.

A su alrededor, el Flujo les abrió sus archivos, sus memorias. Vieron imágenes del pasado, no como visiones, sino como datos crudos y reales. La fundación de Arytza en Marte. La primera vez que una joven Chen y una idealista Luna descubrieron los patrones fractales. La traición a los Xyphera. La corrupción de AL-3. La historia que ellos mismos habían vivido y la que habían olvidado, desplegándose ante ellos.

Kahel observó las escenas, su rostro una máscara de concentración. La historia que el Flujo le mostraba se sentía como si fuera el final de los tiempos.

—¿Por qué? —murmuró, más para sí mismo que para Luna—. ¿Cómo llegamos a esto?

Luna lo miró, sus ojos reflejando la infinidad de líneas temporales.

—Quizás esa es la primera pregunta que debemos responder. Entender nuestro propio pasado para poder proteger el futuro.

Y juntos, se sumergieron en las memorias del Flujo, buscando el origen de la primera grieta, sin saber que ellos mismos eran una parte fundamental de esa historia. Al terminar de leer lo que habían olvidado sentían qué aún algo faltaba, que habían ciertos detalles que no estaban claros, fue cuando se dieron cuenta de que el ciclo no había terminado. Solo había revelado una nueva y más profunda espiral.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.