Fractures

Capítulo 6: Escudo

 

El menor despertó a diferencia de lo usual una hora antes de lo debido, había dejado su alarma puesta y cerca de él para no tener que causarles molestias.

 

Agarró la ropa que había dejado lista y corrió directo al baño. Si quería que todo saliera bien debía apresurarse.

 

Se dio una ducha rápida e intentó no entretenerse mucho con la cálida agua, esa que le hacía relajarse.

 

Cuando salió de la ducha se aseguró de secarse bien, esforzándose un poco más con su cabello, el cual se negaba a cooperar y seguía goteando.

Sus manos se movían rápidos al picar los olores, se aseguró de la hora viendo de vez en cuando el reloj de pared de la sala. Todavía tenía media hora para terminar la comida.

Quería darles una sorpresa, tener unos buenos panqueques para el desayuno y un asombroso almuerzo tanto para su mamá como para su hyung.

 

Una sonrisa de emoción se posó en sus labios al imaginarse a su madre viéndolo con una sonrisa orgullosa. Realmente deseaba que eso sucediese, daría todo con tal de que pasara.

Cuando la hora de levantarse llego el movía de forma inquieta su pie, dando pequeños golpes en aquella cerámica celeste que poseía pequeñas flores decorándola.

 

Comió su parte sin realmente saborearla, sintiendo los nervios florecer en su estómago.

 

Quería ver sus expresiones, saber qué sentían ante lo que con tanto amor había hecho.

 

El primero en llegar como siempre había sido Seok Jin, traía su cabello bien acomodado, para nada desordenado como el suyo. Volvió a sentir nuevamente una incomodidad. ¿Así era como su madre quería que fuera?

Nunca llegaría a alcanzarlo.

 

Sus ropas estaban pulcramente planchadas, sin ninguna sola arruga, las suyas por el contrario eran un completo desastre, arrugadas a más no poder, seguía sin saber en dónde se metía la plancha justamente cuando él la necesitaba.

 

Dio un suspiro y preparó su mejor sonrisa.

 

- ¿Jungkook? - preguntó de forma indecisa, viéndole como si de un fantasma se tratase. Resultaba cómica su expresión de sorpresa.

 

- ¡Te he preparado el desayuno hyung! -exclamó de forma alegre, rápido se apresuró a llegar hasta él y tomar su brazo para guiarlo a la mesa. - ¡Come mucho!

 

El rubio se sentía casi volar al ver los panqueques frente a él, junto a un jugo de naranja, unas rebanadas de pan y huevo frito con tocino. Tuvo que hacer un esfuerzo para que las lágrimas no se le saltarán.

 

Su lindo hermanito, su niño le había hecho el desayuno.

 

- ¿Sabe bien? -le escuchó al castaño preguntar con un tanto de temor, y él no vio mejor respuesta que asentir frenéticamente -arriesgándose a terminar con un buen dolor en este- mientras le veía con la boca llena, sus mejillas delatando el hecho de que había llevado a su boca más de la cuenta.

 

El menor le sonrió, y por un momento le pareció ver algo ser echado en su bolso.

 

La mujer los vio desde la puerta sin expresión alguna.

 

 

- ¡Mamá, te he hecho el desayuno! - le sonrió con calidez, esperando de paso o una sonrisa devuelta pero no recibió nada.

 

Se dijo a sí mismo que no debía desilusionarse.

 

 

Cuando ambos chicos se fueron la mujer vio de forma fija el desayuno que había preparado el castaño, el cuál había dejado al lado del jugo de naranja una pequeña nota.

 

 

<<Disfruta tu desayuno y ten un buen día.

Te quiere. -Jungkook>>

 

 

 

Agarró la nota entre sus manos y la hizo una pequeña bola.

 

 

 

Con una mueca de desagrado tomó el desayuno y el almuerzo que el mayor alegremente había hecho y se dirigió a una bolsa, en la cual lo hecho para luego tirarla en el basurero.

 

Luego tendría que decirle a su esposo que trajese más provisiones.

 

Eso, estaba sucio.

 

El menor no podía estar más contento, había preparado la comida de sus dos seres más queridos. Observó con una pequeña sonrisa al tercer ser más querido en su vida, ese que veía todo con aburrimiento.

 

Realmente lo quería, y de ser necesario también daría su vida por él.

 

***

 

 

 

La ansiada hora de almuerzo finalmente había llegado para la alegría del rubio. Sin pensarlo mucho, abrió su mochila y sacó la taza del almuerzo, la cual, estaba cuidadosamente envuelta en un paño azul.

 

Sonrió al ver el contenido. Sopa de pescado para comenzar. De fondo, un poco de kimchi -el cual estaba a base del col cocida- acompañado de arroz y tofu. Y unos cuantos diferentes vegetales para terminar.




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