Mi abuela recorre la habitación, muchas veces se detiene, me mira y luego se muerde el labio inferior antes de que alguna palabra ponga fin a este aterrador silencio.
—¡Bueno, basta! —exclamo sobresaltándola—. Si tienes algo que decir, simplemente dilo. No puedo más, ya no —confieso envolviendo mis brazos al rededor de mi vientre y comenzando a llorar nuevamente.
—Es que no quiero hacerte más daño...
La miro a través de las lágrimas, inspiro hondamente y digo:
—Como si eso fuese posible.
—Querida, créeme cuando te digo que las cosas siempre pueden empeorar. —Se sienta a mi lado, acaricia mis mejillas borrando con sus dedos el camino dejado por las lágrimas y añade—: Esa esperanza a la que ahora te aferras puede ser también una maldición.
La observo aterrada a través de un vidrio acuoso, me niego a aceptar que esta luz que siento dentro de mí es solo oscuridad pretendiendo engañarme.
—¿Cómo es eso posible? —pregunto con un hilo de voz, como si decirlo bajito lo hiciera menos real.
—¿Cómo es posible que una simple fragancia transforme todo lo que te rodea? —replica con ojos tristes.
—No lo sé, nunca me explicaste —contesto un tanto enojada—, ¿por qué no me hablaste claro sobre esto? ¿Por qué mi madre no me alertó?
—Tu madre no tenía esta magia en sus venas, no podría ni siquiera imaginar el poder que se encuentra dentro de ti.
—¿Esto se salta una generación?
—Por supuesto que no —responde golpeándome el muslo cariñosamente como si acabara de decir la cosa más disparatada que ha oído en su vida.
—Pero dijiste que mamá no lo tenía... —insisto.
—¿Quieres un té? —inquiere de golpe—. Toda desgracia es más llevadera con una buena taza de té —asegura levantándose y huyendo de mí.
Pronto los sonidos del abrir y cerrar de cajones y puertas llegan a mis oídos, ella siempre se pone así cuando indago sobre mi madre, es por esto que ya no hablamos. Siempre creí que quería olvidarse de su existencia, fingir que jamás tuvo una hija y que mis constantes preguntas acerca de cómo era de niña, cómo conoció a mi padre y sobre su repentina muerte la obligaban a ver una realidad demasiado dolorosa. Su constante negativa me apartó poco a poco, ella logró su tan anhelada «normalidad» y yo seguí sin respuestas.
—Mi niña, desafortunadamente no tengo de esas galletitas que tanto te gustan, pero si me tienes un poquito de paciencia puedo hacer algunas —sugiere sonriendo.
—Abuela, no quiero galletitas, solo quiero respuestas... Por favor dime qué diablos sucede.
Alisa nerviosamente su falda y vuelve a la cocina, pronto reaparece con una bandeja con dos tazas humeantes, la deposita en la mesa y se sienta a esperar a que decida acompañarla al té.
Así lo hago, me levanto del sofá y me siento a su derecha. Tomo una taza, la posiciono frente a mí y espero pacientemente a que acabe de dar forma a sus pensamientos. Acerca su taza a la nariz e inspira hondamente el aroma del té antes de iniciar el relato:
—Esto que te está sucediendo, me sucedió a mí... Hace muchos años recibí casi el mismo regalo que tú, pero siendo mucho más joven y sin advertencia. Fui imprudentemente estúpida y no tuve el debido cuidado, tenté a criaturas ajenas a mi comprensión, mi vida estuvo en riesgo en más de una ocasión y aun así no podía dejar de crear y utilizar los perfumes... Tanto poder en una sola gota, esa sensación que produce finalmente tener todo el control de tu existencia y cada posibilidad a tu disposición es embriagante, te nubla el juicio. Era demasiado joven e ingenua para ver las consecuencias, para notar que poco a poco las sombras me rodeaban buscando consumirme. Pero si hay algo que nubla el juicio tanto como el poder, es el amor. Cuando conocí a tu abuelo todas las piezas encajaron, la soledad desapareció y finalmente sentí que ya no era necesario seguir mezclando, combinando y abusando de ese poder. Estúpida de mí, soñando con un «felices por siempre» mientras una muerte segura me respiraba en la nuca —se recrimina con los puños apretados—. Esa tarde todo era perfecto, tu abuelo me había propuesto matrimonio hacía unos días, definitivamente éramos el uno para el otro —asegura jugueteando con el anillo que se encuentra en su dedo anular mientras su rostro se suaviza—. Él dio su vida para salvarme de una de esas bestias, de una lamia, pero la que dio el golpe de gracia fui yo, y fue un terrible error. Volví a casa llorando y con el alma destruida como tú, pero mi madre me recibió con una bofetada reprochándome lo estúpida que fui e informándome que eso que maté ahora crecía dentro de mí. —Por reflejo abrazo a mi vientre, no puede ser cierto—. Mi madre dijo que debía tener a la criatura, cualquier intento de acabar con el embarazo antes de tiempo solo haría que el ciclo volviese a comenzar, y asesinarla con la daga de mis antepasados antes de que siquiera diera su primer grito. No debía bajo ningún concepto mirarla a los ojos, de hacerlo estaría perdida. Pasé noches enteras llorando, abrazada a lo que en un principio creí que era el último pedacito del amor de mi vida en esta tierra, simplemente no podía... ¿Qué tan helado debes tener el corazón para asesinar a un bebé? A mis tres meses de embarazo me sumergí en libros antiguos, en magia poderosa, y para el octavo mes de gestación ya tenía una solución: solo debía dejar a la niña sin poderes. No representaría un riesgo ni para mí, ni para nadie, y podría seguir con vida. Mi madre se negó a oír, solo veía como única salida acabar con la existencia del bebé. Huí de casa con todo lo necesario para realizar aquella fragancia, tu madre nació en medio del bosque días más tarde, en cuanto salió de mí vertí sobre ella el líquido y rogué a Dios que fuese suficiente para frenar el mal que habitaba en ella. Felizmente todo salió bien, creció ignorando la magia, conoció al amor de su vida y viniste tú al mundo, la magia siguió su rumbo a pesar de que intenté cortar su camino. Afortunadamente la maldad con la que nació tu madre murió aquel día y tú naciste libre de mancha. Has matado a una de ellas, ¿verdad? A una lamia.
#5911 en Novela romántica
#1543 en Chick lit
#1936 en Fantasía
secretos y traiciones, corazones rotos y perdidas, mujer fuerte y empoderada
Editado: 25.06.2025