19/08 Madre finalmente permitió que saliera de mi cuarto, pero pronto noté que no lo hizo porque me hubiese perdonado, sino porque sus manos ya no pueden recibir corte alguno y necesita sangre. Entrego gustosa lo que me solicita, al menos así puedo ver la luz del sol. No he podido acercarme a ninguno de los diarios que guardan el conocimiento que necesito, aún no sé qué fue lo que estuvo a punto de acabar con mi vida.
01/09 Madre ya no está tan enojada conmigo, ya no se ensaña al momento de cortar mis manos... los cortes vuelven a ser superficiales. Todo estará bien, me ha perdonado.
Abandono la lectura, me resulta totalmente repulsiva la forma en la que Allegra estaba sometida a su madre. Ahora entiendo porqué nunca me habló de ella.
Suspiro, no creo que yo hubiese sido más fuerte que ella. Acaricio mi vientre, según yo, como cualquier embarazada, ya comienza a notarse la curva delatora en mi barriga. Posiblemente sea solo mi deseo de que ya se termine todo, apenas llevo 3 meses de embarazo y, siendo sincera, siempre tuve el vientre abultado. Opté por deshacer mi desaparición, fui a la policía, inicié los trámites para reponer mi identificación y recuperar mi cuenta bancaria. Por supuesto que tuve que usar un litro de perfume verde para que no me metan a un calabozo, pero creo que es lo mejor.
Compré también un celular y volví a entablar relación con mi amado grupo de Ratones Literarios. El alivio en sus voces y sus mensajes de bienvenida a la vida me hicieron sentir tan amada. Nunca creí que realmente perteneciera a ningún lugar, hasta ese momento.
Necesito ocupar los espacios en los que no estoy estudiando, mi abuela dice que debo descansar, que no puedo encerrarme en el taller y entregar mi tiempo de esa manera porque esas fragancias me arrebatarán la vitalidad del cuerpo, que debo vivir.
Así fue como me uní nuevamente a las lecturas conjuntas, a las charlas nocturnas sobre el último personaje sexy destinado a alocar las hormonas de tan respetables señoras como nosotras.
Últimamente me cuesta dormir, no puedo usar cada noche el perfume azul para obtener una paz que se evapora con la llegada del nuevo día, quiero aprender a dominar mis pesadillas sin magia alguna. Me levanto de la cama intentando hacer el menor ruido posible, un té debería ayudarme a dormir.
El piso cruje bajo mi peso y contraigo la cara con desagrado al permitir que la voz de Matías retumbe en mi cabeza: «Creo que te haría bien darte un baño para dejar de oler a mierda y empezar con alguna de las dietas que te envié por correo...». ¿Cómo pude ser tan ciega? Un hombre capaz de lastimarme de esa forma, tanto con palabras como con sus puños, no merecía nada de mi tiempo, de mi sufrimiento.
El recuerdo de Usaym irrumpe en mi mente, su puño atrapando el de Matías, su voz enojada, su mirada preocupada... Su cabeza ladeada y sus frases mal hiladas.
Busco la pequeña tarjeta y registro el número de Nicolás. Debería por lo menos invitarles una pizza de agradecimiento.
√√ Hola, Nicolás, soy Emma. Lo siento, olvidé que tenía tu número. Quisiera invitarlo a ti y a tu amigo a cenar. ¿Qué te parece este finde?
Pronto veo el «escribiendo...» debajo de su nombre.
√√ ¡Qué bueno saber de ti! Ya estaba perdiendo las esperanzas, ¿cómo estás?
Y poco a poco, nos volvemos más amigos.
҉
Los golpes en la puerta se vuelven más y más insistentes, pero ella se niega a pasar. Abro los ojos pesarosamente y gimo una respuesta antes de limpiar la baba de mi mejilla.
No entiendo cómo puede respetar tanto mi espacio, pero no mi bienestar auditivo.
—¡¿Emma?! ¡Emma, abre!
—Weee, ya... —digo con una voz extraña, áspera.
Mi teléfono yace sin batería bajo mi almohada, me desperezo, lo pongo a cargar y recién ahí es cuando abro la puerta dejándole paso libre al torbellino matutino. Me recuesto nuevamente y me cubro la cabeza con las sábanas. Debo tener un aspecto horrible, anoche me quedé hablando con Nicolás hasta casi las 4 A.M. No sabía que podría ser tan agradable.
—Dios, me habías preocupado, ¿sabes qué hora es?
—De momento no tengo un reloj a mano, pero si me dejas asomarme por la ventana calcularé la hora con el sol —respondo cooriendo un poco las sábanas y mirándola lo más seria posible.
—Muy graciosa —replica exasperada—. Tu amiga está allí afuera, quiere verte.
—¡¿Belén?! —inquiero despertando completamente.
—La misma, pensé que mantendrías la distancia hasta que sea medianamente seguro.
—Creo que habías dicho que no serías igual a tu madre —contesto y en el momento en el que esas palabras escapan de mis labios, me arrepiento—. Lo siento, abuela. Creo que ya estoy lo suficientemente segura, la mujer que intentó secuestrarme ahora está apresada dentro de mi cuerpo y los hombres que la ayudaron están muertos. Creo que es suficiente seguro.
—No puedes afirmar que todos están muertos, quizá ella tenía a alguien más, quizá hay un cómplice esperando su regreso.
—Abuela, estás siendo paranoica. Solo es Belén, ¿qué tan malo puede ser tomar un té con mi amiga? —inquiero comenzando a vestirme.
#5568 en Novela romántica
#1521 en Chick lit
#1710 en Fantasía
secretos y traiciones, corazones rotos y perdidas, mujer fuerte y empoderada
Editado: 06.06.2025