Fragance

Tic... Tac...

Las agujas del reloj marcaron las 12 antes de que el primero de incontables intentos rindiera fruto, semanas de experimentación y múltiples fracasos me han alejado de tomar malas decisiones este tiempo, pero no podía ser así por siempre ¿verdad?

Las horas se vuelven flexibles cuando comienzo a trabajar y noche y día se entremezclan en un todo, mi abuela tenía razón cuando decidió dejarme sola, claro que pude estar cerca de la muerte un par de veces, pero nada que no pudiese resolver.

—Y solo tardaste dos meses... —dice mi abuela tomando el frasco.

—¡¿Dos meses?! —exclamo en cuanto caigo en la cuenta de que mi desconexión de la realidad fue total.

—Sí, el momento cada vez está más cerca —replica leyendo mis temores.

—Pero si he tardado dos meses en darle nueva forma a un perfume que ya estaba hecho, ¿cómo lograré hacerlo con el de ella? —Froto mi vientre que ya posee una pequeña curvatura delatora.

—Ahora todo será más fácil, ya conseguiste la técnica y el dominio de las proporciones, el resto es solo creatividad y tú tienes más que nadie, mi niña.

Pone el frasco del nuevo perfume a contraluz y vemos cómo los colores bailan en su interior, no solo son chispas de colores conocidos, sino que se entremezclan a la perfección y cuando chocan se convierten en destellos color miel. Estos, ahora sé que meses, he estado usando dosis industriales del perfume azul e incluso con ellas no he podido frenar totalmente los constantes avances de la fantasía diabólica del ser que crece dentro mío.

He tenido sexo mental con Nicolás en cada rincón del planeta, en cada posición, en cada puta estación que tiene la tierra. Al parecer ya llevamos dos años de relación, porque mis sueños han vuelto a situarnos en invierno. La última vez que estuvimos juntos, fue tomando vino frente a una chimenea en una cabaña vaya Dios a saber en qué montaña.

A veces mi fuerza de voluntad flaquea, quisiera seguir en el sueño, porque en esos momentos no existe el dolor de la pérdida, mi único amor sigue vivo y me ama de igual forma. Y los juegos de rol, Dios, ¡los juegos de rol! Ya fui su esclava, su sirvienta, su jefa, su secretaria, una moza, una diabla... Mi abuela no se equivoca cuando dice que mi imaginación no tiene límites.

Por supuesto que he tenido que prender el teléfono y me llegaron mensajes de él, que me niego a contestar por miedo a que mi cordura me falle, pidiéndome visitarme o encontrarnos en algún lado para tomar un café. Pero tengo miedo, las líneas entre la realidad y la ficción están borrosas, cuando leo lo que me escribe no puedo evitar pensar automáticamente en si realmente será tan apasionado a la hora de amarme, en si el dolor de no tener a Dante desaparecerá entre sus brazos.

Y nuevamente vuelvo a sentirme sucia, como si escupiera en la tumba que ni sé si tiene.

—Pruébalo —incita mi abuela sobresaltándome y ante mi mirada interrogativa añade—: El perfume, pruébalo.

Así lo hago, el efecto no es instantáneo, pero poco a poco me siento yo misma. Mi espíritu vuelve a estar en calma, ya no veo las fantasías con Nicolás como algo más que eso: fantasías. No he traicionado el recuerdo de Dante en ninguna forma, solo era mi mente liberando el estrés de forma muy rara. Dante me amó de una manera hermosa, pero debo tener presente que es parte del pasado, no puedo aferrarme a su fantasma el resto de mi vida, de nuestras vidas, y olvidarme de todo. Debo dejarlo ir, pero eso no significa que haga como que nunca existió, siempre marcará un antes y un después, siempre será quien condicionará el mínimo de lo que estoy dispuesta a aceptar en un hombre.

Rehacer mi vida no tiene por qué significar atarme al primero que me dé una migaja de amor, rehacer mi vida es sentirme plena conmigo misma y con mi hija antes que nada y eso es justamente lo que pienso hacer.

—Funciona —susurro ante la mirada expectante de Allegra—. ¡Funciona!

—¡Eso es una gran noticia! Ya podemos empezar con el resto de los preparativos, tendremos que hacer un viaje.

—¿Qué? ¿A dónde?

—A mi viejo hogar, necesitamos un ingrediente que solo allí crece.

Solo puedo mirarla y asentir en respuesta, si me lo hubiese dicho hace unos momentos hubiese estallado en cólera por el hecho de que desde un principio me ocultó que no tenía todo lo que lleva mi salvación, pero ahora, bajo los efectos de una fragancia que me permite el uso de la razón veo este viaje como algo totalmente necesario, pienso en mi futuro y el de mi bebé y no puedo negarme.

҉

Los dolores llegaron primero como leves molestias, luego como difíciles de ignorar pero soportables, hasta que la humedad de la sangre que manchó mis pantalones me dijo que las cosas no iban nada bien. El grito atroz de mi abuela al verme fue lo que acabó de quebrarme, verdaderamente era muy pronto para esto.

Como pudimos llegamos a emergencias, enfermeras y doctores estaban preocupados, un sangrado tan abundante no era buena señal.

El diagnóstico fue desprendimiento de útero, según los doctores no era recomendable una cesárea de emergencia porque ya estaba todo controlado, pero era indispensable el reposo casi absoluto.

Comprendimos que bajo ninguna circunstancia Malia iba a permitir ese viaje y la única forma de truncarlo era comenzar nuevamente el ciclo de gestación, o al menos asustarme lo suficiente como para que abandone toda intención de hacerlo.




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