Fragance

Trazos del pasado en un amargo despertar

Lo primero que siento es el gusto agrio en la boca, luego, despacio primero e impetuoso después, siento el dolor. Malia se retuerce en mi vientre, pelea con mi cuerpo haciendo que el dolor viaje hacia mi espalda baja.

Pasos suenan a mi alrededor y una voz desconocida grita cosas que no entiendo hasta que abro los ojos y veo cómo señala a mi abuela y a un gancho que cuelga del techo. Belén está inconsciente a mi lado.

Nicolás y Usaym escuchan a un tercer hombre, por sus posturas sé que es alguien de temer. En cuanto levanta un gran cuchillo, una exclamación involuntaria escapa de mi boca, reclamando su atención.

—Veo que has despertado, eres fuerte, ese somnífero tendría que haberte mantenido en una especie de coma hasta que todo hubiese pasado... Bueno, tanto peor para ti —dice el extraño.

—¿Quién diablos eres tú y por qué nos haces esto? —pregunto sintiendo la lengua pesada—. ¿Por qué me traicionas de esta manera? —inquiero mirando a Nicolás.

—Los hijos de Sekhmet no traicionan, es solo que su lealtad no sirve a tu causa ni a ti. Desde tiempos inmemoriales, la sangre, además de su importancia fisiológica, tiene un significado mitológico y simbólico muy profundo. Por supuesto que se ha asociado con la vida y el alma, con los cultos solares y la recolección de cosechas, con la juventud y el deseo de inmortalidad. Su historia forma parte de otro millar de historias, tanto en la ciencia como en la simbología, la mitología y el arte, por nombrar algunas, ha desempeñado un papel relevante.

—¡Dejame ir! —grito interrumpiendo su discurso de maniático.

Como respuesta él se agacha, toma mi rostro por las mejillas y lo aprieta con fuerza. Mirándome a los ojos masculla:

—Niña estúpida, te estoy dando la posibilidad de entender tu muerte, posibilidad que muchos otros no tienen ni tendrán jamás. Así que cállate y presta atención. —Suelta mi rostro con desprecio y vuelve a erguirse completamente antes de continuar—: Lejos de un acto de desprecio, una costumbre bárbara, ingerir la carne de los enemigos caídos así como su sangre, es una muestra de respeto, de veneración, hacia las personas que es devorada. ¿Quién no quiso ser devorado durante el éxtasis amoroso? ¿Hay algo más hermoso que ser carne de la carne de tu ser amado? ¿Cuántas veces durante el éxtasis religioso no siente uno que es consumido por la deidad adorada? ¿Acaso no es otra cosa que nuestra propia naturaleza gritando, suplicando, ser escuchada? Nos han llamado monstruos, puede que para la gente común lo seamos, pues estos no son más que alimentos. Pero tu especie nos ha denigrado por años, cuando somos dos componentes diferentes utilizados por el mundo para formar una misma cosa: destrucción, calamidad, fuego griego.

—¡Estás demente! —grito intentando zafarme de mis ataduras.

—No te he dicho ¡qué te calles! —Una patada llega a mi boca, la sangre fluye de mis labios y el dolor resulta insoportable—. No me hagas perder los estribos, querida, no quieres conocer a la bestia a la que tanto temen las de tu tipo —susurra acercando su rostro al mío y lamiendo mis labios cerrados.

—No poder lastimarla, no antes de... —protesta Usaym y veo cómo Nicolás tironea de su brazo como advertencia.

—Pequeño cachorro, ¿qué te hace suponer que puedes decidir lo que puedo o no hacer con la hija de Asclepio? —La calma fingida de su voz no cubre la amenaza de peligro que emana de él, sino que la incrementa terriblemente. Usaym se queda en su lugar, quieto y con la cabeza gacha, consciente de su error.

Su atención en vez de fijarse nuevamente en mí, viaja al cuerpo de mi abuela, el cual ha comenzado a hacer pequeños movimientos.

—Veo que vuelves a mí, ha pasado mucho tiempo, ¿no te parece, Allegra? —pregunta dejando escapar un pequeño gruñido al final.

—¿Luis? —escapa de sus labios antes de que su rostro delate el pánico que siente al volver a verlo.

—Así me conociste, sí, pero en realidad mi nombre es otro: Malek. Jamás te perdoné que jugaras de esa forma conmigo; aunque debo admitir que era joven y estúpido, no hubiese sabido valorar la calidad de lo que tú puedes ofrecer, ni sabido aprovechar el poder de cada gota de vida que emanara de tu cuerpo. ¡Incluso estaba a punto de compartirte con otros dos granujas! Pero he aprendido, he entendido, que este poder no es algo que se pueda compartir a la ligera.

—¡Déjalas ir y no me opondré a nada de lo que desees! —propone mi abuela, desesperada.

—¡No! —grito escupiendo sangre.

—Por muy tentadora que pueda ser tu propuesta, no puedo más que descartarla, tu carne es vieja, tu sangre, aunque sigue siendo fuerte, ya no tiene el mismo poder que en aquellos días. Aunque no te preocupes, eres parte de nuestros planes.

Con un leve asentimiento con la cabeza, Nicolás y Usaym toman a mi abuela y la cuelgan por los pies del gancho que hay en el techo. Forcejeo contra mis ataduras, quiero ayudarla. Ella se sacude, pero cuando una gran caja de cristal es puesta bajo su cabeza deja de luchar. Inspira hondamente y luego dice:

—Por favor, Emma, llévate mi valija cuando emprendas el viaje, dentro está todo lo que necesitas. Te amo tanto, mi niña, siempre estaré orgullosa de ti.

—¡Oh, qué ternura! Pero tu nieta correrá la misma suerte, así que ese viaje lo realizarán juntas —asegura acercando el filo de un cuchillo demasiado adornado al cuello desprotegido de mi abuela.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.