La oscuridad va y viene, pequeños fragmentos de lo que sucede se acumulan impidiéndome siquiera estar al tanto de lo que sucede.
Veo a Malek dejar a un pequeño ser en la caja vidriada que contiene la vida de mi abuela, este ser se agita, se retuerce un poco, pero luego flota en medio del líquido vital tranquilamente. Verlo casi me da paz, si tan solo no fuera por el dolor que abrasa mi vientre y el sufrimiento que estruja mi corazón al saber que no veré a Allegra nuevamente, podría dormir tranquilamente.
—Detengan la hemorragia, cada gota de sangre que pueda alimentar a Malia es valiosa —ordena Malek y pronto las manos hábiles de Usaym se hacen cargo de mí.
Caigo en el olvido nuevamente y cuando regreso veo cómo Nicolás se acerca a Malek y susurra algo señalando a Belén, quiero gritar, decirles que se alejen de ella, que no le hagan daño, pero mis ojos se cierran nuevamente.
Siento cómo se agitan las cosas a mi alrededor, intento abrir los ojos pero me rindo, nada puede ser peor que lo que ya he visto. ¿Realmente quiero ver cómo también se llevan la vida de Belén? No, definitivamente no quiero.
Ella grita, alguien ruge furioso, las cosas se estrellan en el suelo.
—¡Pon a Malia a salvo! —grita Malek y la desesperación en su voz me obliga a observar.
Allí está ella, cuchillo en mano, mientras con la otra tira una de las botellas de vodka que sobraron del Baby Shower al suelo mientras el fuego se extiende hacia la pecera donde aquella criatura descansa.
Nicolás abandona la lucha contra Usaym y corre a seguir las instrucciones de su amo, entre los dos logran levantar el contenedor y salen de la casa mientras las llamas avanzan.
Belén viene hacia mí corriendo, posa su mano en mi vientre vacío mientras las lágrimas corre por sus mejillas.
—Emma, dime qué hacer, por favor, dime cómo ayudarte —suplica presa del pánico.
—La valija de mi abuela, dentro debe haber algo capaz de ayudarme.
Belén no se da tiempo a preguntarme si estoy loca, en vez de eso corre y rápidamente vuelve a mi lado con lo que le pedí.
—Ábrela, dentro debe haber un líquido rojo, pónmelo poco a poco en la herida.
Ella abre la valija, su rostro muta en cuanto nota que lo que le pedí es un perfume.
—¿Estás loca? ¡Esto es un perfume! Ni siquiera sirve como alcohol para esterilizar la...
—¡Haz lo que te pido, por favor! —grito desesperada, ya no soporto el dolor y la amenaza de desvanecerme nuevamente es cada vez más grande.
Luchando enormemente contra su buen juicio, cede y deja caer un chorro del líquido sobre mí. La mejoría es instantánea, la lucidez vuelve segundo a segundo. Usaym desata mis ataduras a la mesa y Belén corta las cintas que me mantienen los tobillos y las muñecas unidas.
Me incorporo, el dolor aún no cede, esperar que el perfume rojo actue a la perfección era una locura, pero al menos me permite moverme y, en caso de necesitarlo, luchar por mi vida.
—¿Por qué nos ayudas? —espeto en cuanto veo a Usaym en un rincón—. ¿Acaso es porque no te ha dejado beber de la sangre de mi abuela? ¡Eres un maldito! —exclamo antes de comenzar a darle puñetazos en el pecho.
—Él prometer no hacer daño Bulén, decir que ser comida, Bulén no ser comida —dice mientras soporta con entereza mis golpes.
Belén me sujeta e intenta apartarme de él, pero logro zafarme y volver al ataque.
—¡Emma, basta! ¡La maldita casa se incendia, debemos largarnos de aquí! —grita desesperada.
Miro alrededor, mi vida nuevamente se consume entre las llamas y otra vez pierdo un pedazo de mi alma.
Tomo la valija y a punto estoy de salir cuando lo recuerdo: el diario, necesito el diario si es que quiero luchar contra ellos.
—Ten, por favor mantenla a salvo —digo entregándole la maleta a Belén y corriendo escaleras arriba.
El dolor vuelve a ser insoportable, la herida sangra. Me doblo un minuto, abrazada a mi vientre, e inspiro hondamente antes de proseguir. Lo encuentro bajo mi almohada, esperándome tal como lo dejé. Bajo nuevamente aferrada al diario y escapo de las llamas una vez más.
—¿Qué es tan importante como para que vuelvas a ese maldito infierno? —inquiere Belén, al borde de la locura.
—Tenemos que hablar, lo sé, pero luego —le digo intentando calmarla—. ¿Qué diablos pretenden hacer Nicolás y Malek con mi bebé? —inquiero mirando a Usaym fijamente.
—Usama, él llamar Usama, no Nicolás, nunca haber Nicolás —contesta como si me importara una mierda cómo se llaman—. Malek y Usama llevar demonio para apropiarse de poder en sangre de ti, mujer no poder, pero robar corazón de Malek. Malek hechizado por Lamia, por eso quererla de vuelta.
—Pero, no lo entiendo, ¿acaso no sabe que al sacarla de mí antes de tiempo el ciclo solo volverá a comenzar?
—Solo iniciar nuevamente si lamia morir, no morir mientras esté en sangre mágica, seguir nutriendo y creciendo su poder.
Un escalofrío recorre mi cuerpo, la sangre de mi abuela ahora es el alimento de esa criatura.
#7434 en Novela romántica
#1759 en Chick lit
#2897 en Fantasía
secretos y traiciones, corazones rotos y perdidas, mujer fuerte y empoderada
Editado: 30.06.2025