Fragancia de Crímen

II

Anderson ya se encontraba en el avión rumbo a Toronto, miraba desde la ventana como aquel mar turquesa era disfrutado, por todos allá abajo mientras que él se dirigía a trabajar, no le frustraba pues  sin ser obligado por  nadie aceptó por voluntad pues era una ganancia que obtendría si llegara a cerrar el caso que todos les a dado dolor de cabeza en Canadá, pero realmente la razón de aceptarlo era la intriga de saber quien era ese asesino por eso su primer objetivo al llegar será buscar evidencias claras para determinar y hallar al criminal.

—Gracias papá por haberme traído a Isla mujeres para conocer la playa.

Oyó Einar cómo aquel niño del asiento de enfrente le agradecía a su padre por aquel viaje, recordando su pasado cuando sería igual padre y tal vez también él fuese agradecido por su pequeño o pequeña por traerlo a la playa en la actualidad, pero no pudo ser real ese sueño cuando su esposa embarazada falleció por un atentado que hubo en miam tras haber visitado a sus padres, se sentía culpable de haber discutido con ella antes de que los dos partieran a diferentes estados, su cuñada le recriminó que puso su trabajo primero que a su esposa y culpandolo por un hecho que obviamente no era, esta vez había puesto en marcha lo que tando le decía y era enfocarse en el trabajo pues no había nada que hacer en ese hecho, en su mente no tiene el objetivo de volverse a enamorarse por temor que sufra nuevamente, no sólo era el único trauma que tenía el detective sino también le recordaba los pocos momentos en que su padre estuvo para él antes de que muriera en un enfrentamiento en el oriente, la vida de este hombre no era fácil tras las desgracias que a tenido a lo largo de todo este tiempo.

 

Toronto, Canadá | Tres horas después.

 

El avión por fin aterrizó sin complicaciones al Aeropuerto internacional Toronto pearson y todos los pasajeros bajaron hasta pasar por migración, Einar era de los primero que salió de aquel lugar para caminar en busca del transporte que lo llevaría hasta la jefatura donde se encontraría con el comandante Williams para hablar sobre el tema del asesino serial.

«¡Señor Anderson, por aquí! »

Gritaba una voz femenina que se percató de inmediato el detective al deslizar su mirada a la dirección donde provenía, y ver que era una mujer de estatura promedio con tez morena saludándolo con la mano alzada para que notará su presencia.

—Tú debes ser la persona que me llevará hasta la jefatura, ¿verdad? — dijo acercándose a la chica.

—Así es señor Anderson, me presento, soy Coraline París y seré su asistente en este transcurso de la investigación.

—Nunca he trabajado con asistentes a mi lado por lo que esta será la primera vez que lo haga.

—Por favor señor, vayamos al auto antes de que se haga más tarde para su encuentro con el comandante.

Entraron al automóvil y empezó el recorrido hacia su destino en la jefatura, para Einar estar por primera vez en Canadá era impresionante por todo lo que veía desde adentro del carro y más por ser el primer trabajo fuera de los estados unidos que haría.

—No lo veo emocionado con este caso señor Anderson.

—Lo estoy. pero no soy tan abierto para demostrarlo, de hecho, mi mente está entretenido pensando los motivos del por qué ellos no pueden dar con el asesino.

—El encargado que llevaba el caso se frustró por el hecho que las pistas eran muy "débiles" para resolver el rompecabezas y más que las cámaras de seguridad no funcionaban en el momento que este agresor atacaba.

—¿Y no buscó en las otras cámaras que había en la escena del crimen?

—No lo hizo.

—Ahora entiendo el por qué me mandaron a llamar, espero que me tengan los reportes escritos para analizarlo y poder armar el desastre.

—Le aseguro que si lo va tener señor Anderson.

—Solo dime Anderson o Einar, después de todo vas a trabajar para mí y me gustaría seamos informales entre nosotros.

—Entendido Einar.

El tramo del aeropuerto hasta la jefatura había terminado, el detective y coraline ya estaban adentro caminando hacia donde estaba el comandante, él miraba el entorno como varias personas se enfocaban en sus trabajos, llamadas telefónicas sonaban a cada segundo, policías conversando entre ellos con cafés en mano, después de minutis de subís escaleras llegaron hasta la oficina donde fue recibido con una estrechamiento de mano por Williams.

—Bienvenido Detective Einar Anderson, espero que logre algo con el caso.

—Por eso estoy aquí señor Williams, pero antes de que comience quiero poner pautas a esto. Yo haré el trabajo a mi manera, investigaré a mi manera, y lo resolveré a mi manera. Yo les daré toda la información para que lo atrapen, no quiero que intervengan en lo que haré y si veo un solo comentario negativo o inconformidad a mi modo de trabajo, me voy de inmediato.

—Así va a hacer.

—Ahora hablemos de mi estancia, como voy a firmar un contrato con ustedes necesito que me den el viático laboral para poder hospedarme en el transcurso del tiempo en que me lleve con el caso , porque no creo que vaya a dormir aquí.

—No será necesario, hablé con el presidente  y me a dicho que él se hará cargo de todo con su estancia.

—Bueno ya que está resuelto esto, quiero empezar con la investigación en estos momentos, ponme al tanto de lo que tienen al momento.

Williams sacó del cajón de su escritorio los expedientes con todo los detalles que sea a llevado hasta el momento sobre cada víctima y de pocas evidencias que conseguieron para entregárselo en sus manos, Einar miraba las fotos detalladamente.

—Durante estos meses que han pasado se a reportado por lo menos diez muertos en diferentes puntos de Toronto, cada uno con la misma firma del asesino.

—Es primera vez que veo una firma tan elegante — expresó al mirar la forma de los frascos de perfume y las notas en latín— esto puede llevar a su modus operandi del asesino y así recrear las escenas del crimen de cada uno, voy a necesitar uno de esos envases para analizarlo.




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