Fragil

Lunares

Ella amaba mis lunares.
Los observaba siempre con determinación y admiración. Los acariciaba, casi no se sentía, era un roze, como si fuera una mariposa aterrizando en mis lunares, no entendía en su momento que hacía, hasta ahora 5 años después tampoco lo entiendo, pero amaba verla obsesionada con saber donde están todos.
Inclusive encontró uno que yo jamás podría verlo, uno con forma de Mickey mouse o de corazón como decía ella. Se encuentra en mi espalda baja, un día cualquiera ella lo encontró y jamás se cansó de mirarlo. Ya sea en público o privado, decía que era todo suyo y no podría mentirles queridos lectores era todo de ella.
Nadie más ha observado mis lunares después de ella, tampoco permito hacerlo, no tengo ese tiempo, no tengo esa paciencia, no tengo ese amor.
Y ahí están, tengo un lunar al lado de uno de mis tatuajes, me recuerda como ella lo acariciaba, pero ningún roce se compara. Todos admiran el tatuaje pero estoy seguro que ella se hubiera quedado con el lunar pensando que queda perfecto a un lado de ese tatuaje.
Muchas podrían decir que me aman, que admiran a la persona que soy ahora, que no hay nadie más. Sin embargo, no puedo comparar su poco amor con el que me dio alguien que aún infinitamente rota decidió quedarse conmigo en su momento.
Lamentablemente por esa misma razón no me nace conocer a alguien, siempre mal mirado, gruñón, egocéntrico y alejado de todos, eso soy ahora y nadie me va a quitar de ese sitio. No, hasta que alguien sea capaz de amar como ella me amaba.




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